La Alta Edad Media se caracterizó por una economía agrícola de subsistencia, una sociedad estamental dominada por la nobleza y la Iglesia, y una cultura centrada en los monasterios, mientras que la Baja Edad Media vio el surgimiento de ciudades y un comercio a larga distancia que impulsaron la economía, la aparición de la burguesía alteró la estructura social, y las universidades ayudaron a difundir la cultura.