Un cuadro de mando integral (CMI) permite establecer y monitorear los objetivos de una empresa y sus áreas a través de indicadores. Existen dos tipos de cuadros de mando: operativo para áreas específicas y integral para la dirección general. Los beneficios de un CMI incluyen facilitar el consenso, clarificar el impacto a corto y largo plazo, y detectar desviaciones; pero requiere un modelo bien elaborado y colaboración.