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DESARROLLO PERSONAL
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DIANA ORTIZ LUIS FLORES ALEJANDRO CARDONA
DESARROLLO PERSONAL
El hombre, además de relacionarse cognoscitivamente con el mundo, interactúa con
él de forma muy activa. No es un mero receptáculo de formas externas, sino de un
organismo que tiene sus necesidades y aspiraciones, sus deseos y proyectos.
La actividad humana es multiforme y se irá estudiando progresivamente. Ahora se
comenzara con el aspecto más elemental o primario que tiene su propia
correspondencia con la dimensión también elemental de conocimiento que se acaba
de estudiar.
Nuestro organismo necesita alimentos, siente impulsos sexuales, tiende a protegerse
de los peligros que parecen amenazarle, responde con agresividad a determinados
males, etc. ¿Cuáles son las características de estos impulsos? ¿Son similares o se
distinguen de los instintos animales? ¿Qué papel juegan en ellos las dimensiones
cognitivo-volitivas de la persona? ¿Cuáles son las tendencias principales? Estas son
las preguntas que debemos desentrañar a continuación.
Instintos animales y tendencias humanas
En principio, y a un análisis poco atento, podría parecer que las tendencias
humanas son similares a os instintos animales debido a que si, el hombre
tiene hambre, busca saciarse dicha hambre, al igual como lo hacen los
animales, pero es suficiente un análisis no muy profundo para desechar
dicha posibilidad. <<Los rasgos diferenciales de la conducta instintiva,
explica Beltrán, son: conducta innata (por tanto no derivada del
aprendizaje), estereotipada (expresada por medio de pautas fijas e
invariables), específica (compartida por los miembros de una especie) e
indeliberada (desencadenada necesariamente ante la presencia de
estímulos adecuados, de manera que, una vez iniciada, continuará
indefectiblemente hasta su consumación). Por otra parte, el instinto tiene
un claro valor de supervivencia y es fácilmente saciable; por eso, cuando
la tendencia instintiva es satisfecha es aun más difícil volver a estimularla.
Este autor, concluye que eso es evidente, que en el hombre no existen
apenas pautas fijas de acción, como ocurre en el animal.
En el hombre, en efecto, prácticamente todas las conductas de él
dependen del aprendizaje; el niño debe aprenderlo casi todo incluso cosas
tan elementales como, comer o caminar. Además, y por efecto del
aprendizaje, el modo concreto en el que se hace efectiva una conducta
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varía enormemente de persona a persona y de cultura en cultura. En los
leones de todas las épocas y de todas las zonas cazan de forma similar,
es decir, que poseen una conducta estereotipada. En el hombre es todo lo
contrario: la técnica de caza varía de persona a persona, de cultura en
cultura y de época en época, de hecho, los hombres de hoy ya no cazan,
sino que consiguen su alimento de maneras altamente sofisticadas y de
maneras inimaginables del hombre de hace 2,000 o 5,000 años. Por último
el comportamiento humano, aun en los casos en los que se trata de
necesidades materiales, no pude renunciar a la voluntad, ni de la
inteligencia, excepto quizás, en momentos altamente excepcionales.
Tener Hambre es una necesidad esencialmente biológica pero la
satisfacción humana de esa necesidad, la actualización y concreción
humana de la tendencia a satisfacerla es siempre voluntaria, lo que separa
una vez más el hombre del animal. Un animal siempre comerá sin importar
que a excepción que si este tiene un problema físico es poco probable que
lo haga. El instinto es el mecanismo último que determina si actividad. En
el hombre, la situación es distinta, si tiene hambre tendera a satisfacerla
pero pasando previamente un control, la decisión del sujeto, que puede ser
favorable o contraria en dependencia de distintos criterios por ejemplo:
Morales, estéticos, etc. Todo este conjunto de reflexiones definitivamente
nos llevara, a la conclusión de que el dinamismo tendencial sensible del
hombre no es instintivo y por eso se suelen emplear otros nombres para
designarlo los cuales son: tendencias, impulsos, apetitos, etc.
Características de las tendencias.
Una vez descartado lo que no son las tendencias, debemos describir sus
características de modo positivo. Los rasgos principales, apuntados ya en las
consideraciones anteriores, son las siguientes:
Plasticidad: Las tendencias humanas, a diferencia de los instintos, son
flexibles y variadas. Si consideramos, por ejemplo, la alimentación
vemos que el hombre ingiere alimentos muy distintos según las
culturas y siguiendo reglas sociales que varían con el tiempo y el lugar;
además, elabora sus propios alimentos, es decir, cocina, inventa
nuevos platos, etc., es decir, satisface su necesidad de manera flexible.
Variabilidad: Las tendencias no son flexibles, también son variables.
Esto significa, por un lado, que pueden crecer en intensidad o
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debilitarse pero, sobre todo, que el hombre puede, en cierta medida,
crearse o eliminar necesidades. Un león saciado es un león satisfecho,
reposara hasta que vuelva a tener hambre. Pero el hombre la situación
es mucho más compleja: La satisfacción depende de una buena
medida de las expectativas y las costumbres. Un pobre se satisface
mucho antes que un rico y una persona de un paladar exquisito solo se
sentirá satisfecha con determinados majares.
Esquema abierto: ya hemos aludido a esta característica que diferencia
a los hombres de los animales. Ya que si un animal tiene hambre o
está en celo buscará e intentará de modo automático la satisfacción de
esta necesidad. Pero en cambio el hombre este proceso no se le activa
automáticamente porque la satisfacción de la tendencia implica un
aspecto más el cual es: La dimensión cognitivo-volitiva que es la que
tiene la última palabra y la que irá a decidir cómo se satisface el
impulso o, lo que es más importante aún, si se satisface o no.
Necesidad del aprendizaje y formación de hábitos y pautas de
conducta: Podría pensarse que una ventaja del instinto es que libera
del aprendizaje. Los patos no tienen que aprender a nadar ni los topos
a excavar, ya que están genéticamente programados para hacerlo y lo
hacen. El hombre, por lo contrario, no está genéticamente programado
para cadi nada y por eso tiene que aprenderlo prácticamente todo,
incluido como satisfacer sus impulsos más elementales. Está, es una
tarea compleja que se va realizando a lo largo de los años y, a través
de la cual las personas van elaborando pautas estables de
comportamiento que se automatizan y se van facilitando enormemente
en la vida. Podrimos pensar en cosas tan elementales como por
ejemplo, caminar, comer o las acciones que ejecutamos todas las
mañanas al levantarnos. Si tuviéramos que pensar cada día en cada
momento todo lo que estamos haciendo, nuestra vida fuera muy
agotadora y elemental siempre estaríamos partiendo de cero, el
aprendizaje y la formación de hábitos y pautas de conducta nos libera
de esta penosa tarea.