Este documento discute los desafíos que enfrentan los docentes en las escuelas actuales. Argumenta que el currículo y las prácticas escolares tienden a reproducir las desigualdades sociales en lugar de abordar las necesidades de los estudiantes. Señala que los problemas económicos y sociales que enfrentan los estudiantes no pueden ignorarse en la escuela. Propone que los currículos deben ser más flexibles para adaptarse a las características y necesidades de cada comunidad escolar.