2. Ricoeur intenta poner en relación dos interpretaciones
opuestas sobre el fenómeno nacionalsocialista:
a) la vía del “mal absoluto” y
b) la vía de la “explicación histórica”.
3. “Mal absoluto”: singularidad sin
comparación alguna
1. La vía del “mal absoluto”:
el totalitarismo totalizaría las
relaciones humanas disolviendo
cualquier vínculo social,
creando una humanidad-masa
que obedezca a la figura del
Líder. Como consecuencia de la
ruptura del vínculo social es
que la humanidad se
convertiría en esa una massa
perdita de moribundos y
muertos casi indiferenciables,
es decir, en esa massa perdita
que vimos diferenciaba al
régimen autoritario del
totalitario.
4. “Explicación histórica”:
progreso paulatino del mal
2. La vía de la “explicación
histórica”: es la ejemplificada
por Friedländer para el caso de
la Alemania de Hitler. En 1932
los alemanes habría votado un
régimen autoritario que devino
totalitario cuando Hitler
asumió como canciller. La
“solución final” se habría
impuesto progresivamente
cuando proyectos como los de
trasladar a los judíos al Este y
después a Madagascar fueron
juzgados impracticables o
insuficientes.
5. El debate entre los/as historiadores/as “intencionalistas” y
“funcionalistas” y gira en torno a dos temas básicos:
1. Respecto al rol central, defendido por los “intencionalistas”, o más bien
marginal, conforme los “funcionalistas”, que habría desempeñado Hitler en el
régimen nacionalsocialista y, en particular, en la “Solución Final”.
2. Respecto a la determinación a priori del exterminio masivo de los judíos
ejecutado a posteriori en la “Solución Final” como sostienen los
“intencionalistas”. O bien, la determinación a posteriori del exterminio masivo o
“Solución Final” sin que haya habido ninguna intención a priori de aniquilación
masiva de los judíos, como defienden los “funcionalistas”.