Este documento resume un libro que analiza los "entresijos" ocultos de los centros escolares que es necesario desentrañar para mejorar la educación. El libro explora tres dimensiones ocultas clave: 1) las relaciones y comunicación entre los miembros de la escuela, 2) la cultura organizativa incluyendo valores y creencias, y 3) el liderazgo y toma de decisiones. El autor argumenta que para optimizar la enseñanza es fundamental comprender estos aspectos invisibles de cada escuela.
1. Entresijos de los centros escolares. Desvelarlos para mejorarlos.
Calatayud Salom, M.A. (2009).
Entresijos de los centros escolares. Desvelarlos para mejorarlos.
Málaga: Aljibe.
Recensión realizada por Sergio García Cabezas
La idea fundamental que nos quiere dar la autora María Amparo Calatayud en su libro es que la
escuela presenta dos caras fundamentales. Una visible y evidente, que es la que conocemos y que
se contrapone a la escuela oculta, una escuela llena de entresijos, secretos y misterios que hay que
desentrañar, no sólo para conocerlos, sino también para intentar opNmizarlos. Para ello conviene
acercarse a ellos desde diferentes prismas relacionados con la parte relacional, la cultura o el
liderazgo educaNvo. Todo esto que forma “lo no explícito” (los entresijos) del colegio es la base
fundamental de las tesis centrales del libro. De eso y de la necesidad de comprenderlos ya que
sólo con lo visto desde el paNo de butacas no podemos mejorar la escuela. Hace falta saber,
conocer, idenNficar y comprender la parte invisible para que ese proceso de mejora y
transformación se produzca. Esas dimensiones a estudiar son las siguientes:
El sistema relacional: las relaciones micropolíNcas, interpersonales, sistemas de comunicación y
procesos parNcipaNvos que Nenen lugar entre los miembros que conforman el centro escolar.
Estos miembros mediaNzarán lo que ocurre en la organización.
Cultura organiza3va: los valores y las diferentes culturas profesionales que encontramos en el
centro incluyendo normas, creencias, valores, símbolos y rituales como factores que influyen
predominantemente sobre todas las demás dimensiones.
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2. Entresijos de los centros escolares. Desvelarlos para mejorarlos.
Liderazgo: en esta dimensión la autora posiciona todos los mecanismos y procedimientos que
cada día se ponen en marcha en los centros para que todo funcione correctamente. Desde la
planificación hasta la dirección pasando por coordinaciones, toma de decisiones, gesNón, etc.
Así pues, de estos entresijos la escuela no puede huir por lo que comprenderlos y afrontarlos
estratégicamente son claves para que la labor docente que en ellas se desarrolla llegue a buen fin y
mejore.
Tras un prólogo en el cual la autora nos explica la razón principal del libro, el libro se divide en
cuatro capítulos donde va desgranando uno por uno esos “entresijos” cuya necesidad de
descubrimiento e invesNgación es esencial para poder mejorar la prácNca educaNva en ellos.
En el primer capítulo nos habla sobre el centro escolar como una organización (o realidad) viva y
compleja. No se centra en ninguna dimensión oculta de la escuela sino que la autora nos da una
visión de la escuela como una realidad viva, compleja y sobre todo única llena de significados y
procesos donde los profesores y equipos direcNvos construyen su cultura. Cada centro posee una
cultura propia (y subculturas), diversidad de metas, poder encarnado en personas y grupos, red de
relaciones, costumbres y ruNnas y confrontaciones ideológicas. Viene a definir la escuela de una
forma especialmente interesante. Dice que es la ins4tución educa4va por excelencia, que 4ene
claramente explicitada la intención de educar en y para la igualdad de oportunidades y la equidad
y que, a su vez, está organizada cumpliendo las funciones forma4vas, sociales, instruc4vas e
integradoras, es decir, ayudando al alumno a aprender a convivir y a ser un ciudadano libre,
emancipado y crí4co en una sociedad democrá4ca (p. 21).
En el segundo capítulo, la autora escribe sobre la comunicación, el clima y, sobre todo, el conflicto
en los centros escolares. El clima, que son las relaciones que se producen entre los disNntos
agentes que conforman la comunidad escolar, Nene diferentes visiones que van desde la visión
objeNva (caracterísNcas objeNvas, perdurables y medibles que disNnguen una enNdad de otra),
hasta la visión subjeNva pero colecNva (percepción colecNva de la organización en su conjunto)
pasando por la visión subjeNva e individual (la propia visión de cada persona que pertenece a la
organización). En este clima inciden factores como las interacciones colecNvas, el liderazgo (tanto
el formal como el informal) y las estructuras de parNcipación y toma de decisiones. Sobre este
clima y las relaciones interpersonales que en él se producen, es donde aparecen los conflictos.
Conflictos que son elementos naturales y propios de la escuela, y también básicos para entender lo
que ocurre en ella. Ante diferentes Npos de conflicto, hay que tender a uNlizar estrategias para la
gesNón posiNva de los mismos. La autora nos ofrece un interesante esquema indicaNvo de
actuación determinado por cinco fases:
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3. Entresijos de los centros escolares. Desvelarlos para mejorarlos.
Clarificar el origen, la estructura y la magnitud del conflicto.
Facilitar y mejorar la comunicación.
Trabajar sobre los problemas concretos que Nenen las personas o grupos en oposición.
Concretar y centrarse en las alternaNvas de resolución.
Evaluar las estrategias, procesos y resultados.
El tercer capítulo está centrado en la cultura organizaNva del centro y en la posibilidad de que en
lugar de una sola cultura, en la escuela convivan muchas culturas a la vez. Cultura que es la clave y
el foco para tratar de entender los entresijos de la escuela y de propiciar cambios en ella. Para la
autora la cultura es un componente que permanece a lo largo del Nempo, siendo di^cil cambiarla
pero no imposible. También es importante destacar que en las organizaciones escolares no existe
sólo una cultura sino que existen varias subculturas ligadas a concretas personas o a unidades
organizaNvas de la escuela. Nos da una serie de definiciones de cultura de otros autores (Marchesi,
Fernández, Pérez Gómez, Armengol, Lewis o Yáñez entre otros) para concluir que la cultura
presenta una conceptualización u otra dependiendo del enfoque teórico en el que se sitúe:
Visión técnica: cultura como variable organizaNva que desempeña un papel clave en la
moNvación de los agentes.
Visión interpreta3va: No como variable organizaNva sino como el producto de significados y
símbolos que se negocian y comparten por los miembros de la escuela.
Visión crí3ca: la cultura supone asumir las políNcas internas culturales de la organización.
Esta cultura Nene una serie de elementos y caracterísNcas como que es aprendida, que es
conservadora (de ahí su dificultad al cambio), se construye y consNtuye una dimensión estable en
el Nempo. También Nene una serie de funciones importantes de citar como que es integradora,
epistemológica, adaptaNva, legiNmadora, instrumental, reguladora, moNvadora y simbólica.
La cultura, según la autora, es la mayor barrera del cambio pero también el puente a la mejora. Es
por esto que el equipo direcNvo debería propiciar en el centro una serie de circunstancias para que
se de el cambio cultural. Cambio que puede ser dirigido o no dirigido y que sea cual sea debe ir
acompañado por una serie de estrategias:
Fomentar y apoyar la innovación.
Cambiar patrones de liderazgo.
Actuar simbólicamente (por ejemplo un cambio de logoNpo).
Formar al equipo de profesores.
Crear islas culturales.
El cuarto capítulo trata sobre la acción direcNva como parte fundamental para acercarse a los
entresijos escolares. De entre todos los procesos de liderazgo la autora se centra en dos aspectos
principales, la acción direcNva y los esNlos de liderazgo por una parte y por la otra los
planteamientos insNtucionales como referentes de un modelo de escuela.
En cuanto a la acción direcNva, plantea un cambio de liderazgo que debería llevar de un gestor y
jefe, a un líder, preparador y facilitador; de un controlador de personas, a un moNvador; de un
centralizador de autoridad a un distribuidor de liderazgo. Es decir, que de una perspecNva clásica
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4. Entresijos de los centros escolares. Desvelarlos para mejorarlos.
de liderazgo a una nueva imagen de director líder, capaz de orientar el cambio en la escuela
asumiendo retos, moNvador, que resuelva conflictos, que transforme la cultura de la organizador.
En resumen, que sea un arbfice social que cambie la cultura y que cree comunidad.
En cuanto a los planteamientos insNtucionales, nos habla de ciertos mecanismos que posibilitan y
facilitan a los miembros de una escuela expresas sus intereses, valores, creencias, principios,
modelos de enseñanza, etc. y converNrlos en modelos específicos y propios del centro. Estos
planteamientos insNtucionales:
Nos permiten organizar y clarificar las propuestas educaNvas de la escuela.
Posibilitan que las acciones educaNvas sean coordinadas y coherentes.
Permiten que la comunidad educaNva revise y ponga en común los planteamientos educaNvos
del centro.
Potencian una acción profesionalizadora entre el equipo de docentes.
Racionalizan y rentabilizan esfuerzos personales.
Permiten procesos de evaluación y de innovación.
Informan a los padres acerca de la oferta formaNva.
Explicitan la cultura de la insNtución.
Los planteamientos insNtucionales a los que se refiere la autora son el Proyecto EducaNvo de
Centro, el Proyecto de GesNón del Centro, la Programación General de Anual y la Programación de
Aula. Son descritos brevemente de lo más amplio a lo más específico.
Ya, para finalizar, la autora escribe un epílogo en el que nos vuelve a explicar su objeNvo de
desvelar los entresijos de las escuelas como factor clave para poder así cambiar a mejor las
insNtuciones escolares. Mejora que viene condicionada como dice por como se afronten,
invesNgen y conozcan estos entresijos. Un reto complejo pero no imposible de lograr.
Sin duda creo que es un libro interesante por la claridad con la que la autora presenta sus tesis
desde la experiencia y el conocimiento. Desde al punto de vista de la lectura, es un libro agradable,
con un lenguaje sencillo y muy bien estructurado.
Todo esto hace que sea una obra totalmente recomendable no sólo para profesionales del sector
sino también para estudiantes de Magisterio, Educación Social y Pedagogía que quieran darse
cuenta de lo que hay detrás de lo visible en la escuela. Dentro del ramo profesional, es un libro
más que para profesores, para directores, coordinadores y jefes de estudio por la importancia que
se da al liderazgo y a la acción direcNva como medio esencial y más importante para acercarse al
entendimiento de los entresijos de la escuela.
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5. Entresijos de los centros escolares. Desvelarlos para mejorarlos.
La escuela, como organización, presenta un lado evidente y otro oculto, un tanto misterioso que la
hacer ser única e irrepe4ble (p. 11).
En las escuelas, tanto los aspectos organiza4vos como los pedagógicos son inseparables en la
prác4ca educa4va (p.19).
Todo el proceso de enseñanza y aprendizaje se realiza de forma imprecisa si lo comparamos con la
exac4tud tecnológica que domina el mundo de la empresa (p. 38).
Es la condición conflic4va de la organización escolar lo que hace que la escuela avance y posibilite
una educación más democrá4ca (p. 71).
El centro escolar ha de ser el espacio por excelencia en el que se desarrolle y potencia una
verdadera cultura par4cipa4va (p. 79).
La cultura hay que entenderla como aquello que hace que la organización se mantenga unida o
todo lo contrario (p. 88).
La función de liderazgo la pueden ejercer varias personas, miembros de la organización, y hacerlo
con diferentes niveles de implicación y de incidencia y no necesariamente los cargos direc4vos. Así,
en un centro escolar, puede ejercer un mayor liderazgo un profesor‐tutor del centro que el propio
director (p. 135).
Cada día más la escuela se ve impregnada por un ambiente de complejidad, de ambigüedad e
incer4dumbre que exigen del profesional de la educación, un ejercicio de su profesión de forma
crea4va y apasionada con la mejora de la ins4tución escolar (p. 159).
Sergio García Cabezas
2 de mayo de 2010
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