El arte Románico se originó en Francia durante los siglos XI y XII y se difundió por los reinos cristianos occidentales a través de las rutas de peregrinación y los monjes benedictinos. La planta más común era en forma de cruz latina con naves longitudinales y ábsides. Las iglesias románicas narraban la Biblia a través de imágenes esculpidas en los pórticos y capiteles, y las paredes y bóvedas estaban decoradas con pinturas de escenas religiosas.