1. Simple, gratis y disponible
para todo el mundo
Por Javier Villalba | Publicado 10.09.12 en Con tu negocio: http://bit.ly/Nkyd9j
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La visión que cada uno tenemos sobre las realidades condiciona nuestras actitudes; éstas
explican nuestros comportamientos.
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Antes de las vacaciones me llegó una recomendación para que consultara el
artículo, publicado a finales de julio en la Agenda Digital Nº 226 de la Cámara de
Comercio e Industria de Zaragoza, titulado “ Así se transforma una empresa en una
organización saludable” una nota de Javier Ansorena en referencia al nuevo libro
;
de Patrick Lencioni “ Ventaja*” publicado en marzo de este año. Que todavía no
La ,
lo haya leído no me impide compartir algunas reflexiones que me suscitó la reseña.
En este que pronostico nuevo superventas, según Ansorena, Lencioni eleva la salud
organizacional a la categoría de ventaja empresarial con mayúsculas y añade que
es ésta una cuestión en la que no se suele reparar, a pesar de tratarse de una
estrategia al alcance de la mano: simple, gratis y disponible para todo el mundo.
En efecto, está disponible, pero ni es gratis ni es simple; exige renuncias y hay que
desmontar intereses personalistas para reconstruir ventajas compartidas.
De hecho, el autor –siguiendo los comentarios de Ansorena- sostiene que gestionar
la salud organizativa requiere tiempo, implica crear las bases de la confianza,
significa asumir un firme compromiso y supone transparencia (crear claridad).
Como digo, hay un coste en términos de tiempo, el bien más preciado y costoso; en
numerosos supuestos impagable. Requiere invertir en la generación de confianza,
cuyas bases se cementan en la ejemplaridad. Representa una apuesta por el
compromiso, guste o no guste; pues hay servidumbres que pagar… o errores que
afrontar. Exige pujar por la transparencia, lo que también pasa por interrogarse
sobre las motivaciones de los propios actos y los fundamentos de las decisiones
tomadas y por adoptar; lo que requiere ser capaz de ponerse en cuestión sin
pestañear y superar la prueba pública.
Ya digo que ni es simple ni está al alcance de todos los dirigentes que es en
quienes, en suma, recae la primera y la última responsabilidad de crear las bases
para conformar organizaciones saludables.
Más bien se asemeja a un trabajo de titanes que empieza tomando decisiones
comprometidas y, las más de las veces, contrarias a los intereses cortoplacistas de
los más destacados dirigentes y a su cohorte de satélites, quienes tendrían que
renunciar a prebendas y dejar su particular estado del bienestar para trabajarse día
a día una reputación de integridad; por lo que tampoco comparto la visión del
consejero delegado que le respondió a Lencioni que sinceramente creía que los
directivos de sus competidores se sentían por encima de ello, pues no se me
escapa que los directivos son muy conscientes de que gestionar la lealtad obliga.
Crear un equipo cohesionado no es fácil y hacerlo desde cero no suele ser lo
habitual, salvo cuando se crea una empresa y es posible partir de una tabla rasa.
Sin excepción las empresas preexisten desde su fundación y es en el transcurso de
su actividad cuando nuevas necesidades, o las crisis, demandan medidas
correctoras, impulso, adaptarse a nuevas realidades o abordar urgentemente
procesos de cambio; es entonces cuando los gestores de las organizaciones, con
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