Este documento presenta los objetivos y metodología de un estudio realizado por Genera en 2008 sobre el respeto y la cultura democrática en Chile. El estudio buscó determinar empíricamente los significados y valoraciones que los chilenos asignan al concepto de respeto, y su relación con la cultura política. Se supone que las nociones de respeto indican el grado en que la sociedad se orienta hacia relaciones jerárquicas o igualitarias, y que esto está vinculado con una cultura más o menos democrática. El estudio utilizó grup
Este documento discute la importancia de la ética y la moral en las universidades. Explica que la ética se refiere al estudio de los valores morales que guían la conducta humana, mientras que la moral son las normas establecidas por cada sociedad. Señala que existe una falta de valores éticos entre los estudiantes universitarios, quienes a menudo se dedican a la diversión en lugar de prestar atención a clases. Propone que los padres y universidades deben implementar más apoyo psicológico y comprensión para abordar este problema
Este artículo se enfoca en comprender la ética y moral debido a la pérdida de valores en individuos de la sociedad. Explora la relación entre el sujeto y su entorno, y busca describir e interpretar la comunicación simbólica de la ética y moral para que las personas puedan comprender estos conceptos y demostrar una actitud adecuada ante la falta de valores. También analiza la evolución histórica de la moral y actitudes, la formación de la moral actitudinal, el uso actual de la ética, la importancia de la tolerancia y los valores
Este artículo se enfoca en comprender la ética y moral debido a la pérdida de valores en individuos de la sociedad. Explora la relación entre el sujeto y su entorno, y busca describir e interpretar la comunicación simbólica de la ética y moral para que las personas puedan comprender estos conceptos y demostrar una actitud adecuada ante la falta de valores. También analiza la evolución histórica de la moral y actitudes, la formación de la moral actitudinal, el uso actual de la ética, la importancia de la tolerancia y los valores
Este documento trata sobre lineamientos curriculares, estándares y competencias en ética y valores. Explica las raíces de la discusión ética en la antigüedad clásica y la modernidad, y cómo estas tradiciones influyen en el debate ético actual. También analiza el proceso de formación de la persona moral a través de la socialización y el desarrollo desde una perspectiva psicológica.
Influencia de la gestión del cambio social en la dinámica de gruposAl Cougar
Con el objeto de facilitar la comprensión sobre la influencia de la gestión del cambio social en la dinámica de grupos, es de vital importancia para la presente investigación el definir los conceptos siguientes:
Como primer punto, ¿Que es el cambio?,
Se refiere al concepto que denota la transición que ocurre de un estado a otro. Así, para la filosofía, significa lo contrario a la permanencia, mientras que para la Sociología se refiere a los cambios culturales y a los cambios sociales.
Es decir, sociológicamente hablando ¿Qué es el cambio cultural?, y ¿Qué es el cambio social?:
El cambio cultural, se refiere a una evolución o transformación cultural de una sociedad, la cual va ligada a los cambios de los usos, costumbres, religiones, valores, organización social, tecnología, leyes, lenguajes, artefactos, herramientas, transportes, entre otros. Por lo tanto, estas transformaciones se desarrollan por la acumulación y transmisión de conocimientos entre los integrantes de una sociedad para una mejor adaptación al entorno.
Este documento presenta el plan de estudios para el área de Ética y Valores Humanos de un colegio en Colombia. Explica que la enseñanza de valores debe reconocer los contextos sociales, económicos y culturales de América Latina. También destaca la importancia de fomentar la reflexión ética y moral en los estudiantes para que se conviertan en ciudadanos responsables que buscan el bien común. El plan propone desarrollar valores a través de cuatro ejes conductores y tres enfoques para formar personas autónomas, respet
Este documento presenta el plan de estudios del área de ética de las instituciones educativas del municipio de Sabaneta. Incluye la justificación, propósitos, marco legal, contextos, metodología, evaluación y mallas curriculares para cada grado desde preescolar hasta once. El objetivo principal es formar a los estudiantes en valores como el respeto, la solidaridad y la participación ciudadana para contribuir a una sociedad democrática.
Campo de formaciã“n desarrollo personal y para la convivenciaClaudia Luc
El documento presenta información sobre la asignatura de Formación Cívica y Ética en la educación básica en México. Explica los principios y competencias que orientan esta asignatura, así como las tareas encomendadas a los maestros y los ejes y dimensiones que la integran. Se describen tres ejes formativos clave: formación de la persona, formación ética y formación ciudadana. El documento también incluye preguntas para relacionar estos conceptos.
Este documento discute la importancia de la ética y la moral en las universidades. Explica que la ética se refiere al estudio de los valores morales que guían la conducta humana, mientras que la moral son las normas establecidas por cada sociedad. Señala que existe una falta de valores éticos entre los estudiantes universitarios, quienes a menudo se dedican a la diversión en lugar de prestar atención a clases. Propone que los padres y universidades deben implementar más apoyo psicológico y comprensión para abordar este problema
Este artículo se enfoca en comprender la ética y moral debido a la pérdida de valores en individuos de la sociedad. Explora la relación entre el sujeto y su entorno, y busca describir e interpretar la comunicación simbólica de la ética y moral para que las personas puedan comprender estos conceptos y demostrar una actitud adecuada ante la falta de valores. También analiza la evolución histórica de la moral y actitudes, la formación de la moral actitudinal, el uso actual de la ética, la importancia de la tolerancia y los valores
Este artículo se enfoca en comprender la ética y moral debido a la pérdida de valores en individuos de la sociedad. Explora la relación entre el sujeto y su entorno, y busca describir e interpretar la comunicación simbólica de la ética y moral para que las personas puedan comprender estos conceptos y demostrar una actitud adecuada ante la falta de valores. También analiza la evolución histórica de la moral y actitudes, la formación de la moral actitudinal, el uso actual de la ética, la importancia de la tolerancia y los valores
Este documento trata sobre lineamientos curriculares, estándares y competencias en ética y valores. Explica las raíces de la discusión ética en la antigüedad clásica y la modernidad, y cómo estas tradiciones influyen en el debate ético actual. También analiza el proceso de formación de la persona moral a través de la socialización y el desarrollo desde una perspectiva psicológica.
Influencia de la gestión del cambio social en la dinámica de gruposAl Cougar
Con el objeto de facilitar la comprensión sobre la influencia de la gestión del cambio social en la dinámica de grupos, es de vital importancia para la presente investigación el definir los conceptos siguientes:
Como primer punto, ¿Que es el cambio?,
Se refiere al concepto que denota la transición que ocurre de un estado a otro. Así, para la filosofía, significa lo contrario a la permanencia, mientras que para la Sociología se refiere a los cambios culturales y a los cambios sociales.
Es decir, sociológicamente hablando ¿Qué es el cambio cultural?, y ¿Qué es el cambio social?:
El cambio cultural, se refiere a una evolución o transformación cultural de una sociedad, la cual va ligada a los cambios de los usos, costumbres, religiones, valores, organización social, tecnología, leyes, lenguajes, artefactos, herramientas, transportes, entre otros. Por lo tanto, estas transformaciones se desarrollan por la acumulación y transmisión de conocimientos entre los integrantes de una sociedad para una mejor adaptación al entorno.
Este documento presenta el plan de estudios para el área de Ética y Valores Humanos de un colegio en Colombia. Explica que la enseñanza de valores debe reconocer los contextos sociales, económicos y culturales de América Latina. También destaca la importancia de fomentar la reflexión ética y moral en los estudiantes para que se conviertan en ciudadanos responsables que buscan el bien común. El plan propone desarrollar valores a través de cuatro ejes conductores y tres enfoques para formar personas autónomas, respet
Este documento presenta el plan de estudios del área de ética de las instituciones educativas del municipio de Sabaneta. Incluye la justificación, propósitos, marco legal, contextos, metodología, evaluación y mallas curriculares para cada grado desde preescolar hasta once. El objetivo principal es formar a los estudiantes en valores como el respeto, la solidaridad y la participación ciudadana para contribuir a una sociedad democrática.
Campo de formaciã“n desarrollo personal y para la convivenciaClaudia Luc
El documento presenta información sobre la asignatura de Formación Cívica y Ética en la educación básica en México. Explica los principios y competencias que orientan esta asignatura, así como las tareas encomendadas a los maestros y los ejes y dimensiones que la integran. Se describen tres ejes formativos clave: formación de la persona, formación ética y formación ciudadana. El documento también incluye preguntas para relacionar estos conceptos.
El documento habla sobre la importancia del valor del respeto. Explica que el respeto implica entender, comprender y amar al prójimo, reconociendo sus derechos y cualidades. También menciona que el respeto debe darse no solo entre personas, sino también hacia la autoridad, grupos y países. Finalmente, señala que el respeto permite una convivencia pacífica en la sociedad.
el irrespeto entre profesores y alumnoseidiskelly97
El documento resume una investigación sobre el irrespeto entre estudiantes y profesores en la Institución Educativa Arzobispo Tulio Botero Salazar. Los estudiantes realizaron encuestas y encontraron que el irrespeto se debe principalmente a la falta de autoridad de los profesores y a que los estudiantes buscan llamar la atención. El documento recomienda que los profesores impongan más autoridad, den el ejemplo de respeto, y corrijan a los estudiantes con respeto para reducir los problemas de irrespeto.
El respeto implica aceptar y comprender a otras personas y su forma de pensar, incluso cuando no está de acuerdo. También se debe respetar todo lo que nos rodea como plantas, animales, ríos y mares. El respeto se basa en la ética y la moral, sin los cuales no habría respeto por nadie ni nada. El respeto comienza con cada persona y requiere considerar el valor intrínseco de los demás y establecer reciprocidad en las relaciones interpersonales.
El documento presenta instrucciones para realizar diferentes actividades manuales y de trazado. Incluye indicaciones para trazar líneas rectas, formar figuras siguiendo modelos, completar dibujos, realizar delineado, recortar y pegar. También presenta actividades relacionadas con conceptos como dentro-fuera, encima-debajo, grande-mediano-pequeño, y sonidos iniciales y finales.
Este documento describe diferentes formas de respeto, incluyendo el respeto a uno mismo, a la vida, a los profesores, padres, medio ambiente, bienes públicos, criterio personal y la sociedad. Enfatiza la importancia de reconocer los intereses propios y de los demás, y de tomar decisiones que beneficien el bienestar propio y de la sociedad.
Este documento presenta un estudio realizado por dos licenciados sobre la comunicación asertiva en docentes para minimizar las conductas disruptivas en estudiantes. El estudio se llevó a cabo en el Liceo Nacional Táchira en San Cristóbal, Venezuela. El documento incluye la introducción, marco teórico, metodología, análisis de resultados y conclusiones. El marco teórico analiza conceptos como comunicación familiar, estilos de comunicación, comunicación asertiva y conductas disruptivas. La investigación utilizó encuestas para docentes
El bullying es el maltrato físico y/o psicológico deliberado y continuado que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objetivo de someterlo y asustarlo, con vistas a obtener algún resultado favorable para los acosadores o simplemente a satisfacer la necesidad de agredir y destruir lo que otros mas débiles representan.
Este documento presenta los conceptos clave de la disciplina laboral, incluyendo su definición, propósitos e importancia. Explica los factores relacionados con la disciplina, las líneas rectoras, las clases de faltas, causas de problemas disciplinarios, acciones preventivas y correctivas, y los elementos clave de un subprograma de disciplina laboral.
Este documento presenta un cuaderno de matemáticas para niños de 5 años de edad. Incluye ejercicios de geometría donde los estudiantes trazan y colorean figuras geométricas comunes. También incluye actividades sobre conceptos espaciales como posición, tamaño y comparación. El objetivo es desarrollar las habilidades básicas de razonamiento y resolución de problemas matemáticos en los estudiantes.
Este documento resume un artículo de Henry A. Giroux sobre la necesidad de una educación ética que fomente el
pensamiento crítico y democrático en los estudiantes, más allá de simplemente enseñar valores tradicionales. Giroux
argumenta que la educación moral debe cuestionar todos los aspectos de la experiencia escolar y dar a los estudiantes las
herramientas para comprender y participar en la lucha por una sociedad más justa y humana.
El documento trata sobre los cambios socioculturales y las profesiones. Explora conceptos como cultura, cambio cultural, crisis de valores, globalización, sociedad del conocimiento y el papel de la educación y las profesiones en este contexto. Define cultura y analiza cómo las culturas cambian a través del tiempo debido a factores sociales. También examina los desafíos planteados por la globalización y la necesidad de educar para una sociedad basada en el conocimiento.
Este documento presenta una discusión sobre ética y valores desde las perspectivas de la antigüedad clásica y la modernidad. Explora las raíces filosóficas del debate ético actual y analiza cómo estas tradiciones influyen en la conceptualización de la ética y la moralidad. También examina el contexto sociocultural colombiano actual y los desafíos éticos que plantea, así como los enfoques sobre la formación de la persona moral a través de la socialización.
Este documento examina la problemática entre los derechos humanos y la diversidad cultural causada por la falta de tolerancia hacia las diferentes religiones. El autor busca resolver este problema mediante una investigación que analiza cómo la pérdida de la ética y la moral en la sociedad ha llevado a la discriminación y violación de los derechos humanos. La investigación utiliza una metodología cuantitativa y encuestas a 50 personas de diferentes religiones en la Ciudad de México.
El documento presenta el plan de estudios para un curso académico de cultura política en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia de Colombia. El curso se divide en dos unidades que cubren aproximaciones conceptuales y paradigmas políticos en la primera unidad, y actores, símbolos políticos, realidades y retos en la segunda unidad. El objetivo general es analizar el concepto y alcance de la cultura política desde una perspectiva que promueva la inclusión.
Este documento presenta un curso académico de Cultura Política dirigido a estudiantes de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia. En la introducción, se describe que el curso está compuesto por dos unidades didácticas que abordan aspectos conceptuales de la cultura política y los paradigmas políticos, así como los actores, símbolos y realidades de la cultura política. La primera unidad incluye precisiones conceptuales sobre términos como cultura, política, Estado y ciudadanía, así como una revisión de los primeros trabajos en el tema
act 1 revisión de presaberes cultura politica,cultura politica,curso de cultura politica,unad, Preguntas resueltas Revisiion de presaberes cultura politica
El documento describe las diez dimensiones éticas clave que deben considerarse en la investigación social: 1) derechos de autor, 2) pertinencia social, 3) transferibilidad, 4) axiológica, 5) credibilidad, 6) confidencialidad, 7) teleológica, 8) interacción, 9) filosófica y 10) epistemológica. Cada dimensión presenta conceptos éticos importantes como el consentimiento informado, la devolución de resultados y el respeto por los participantes de la investigación. El propósito general es real
Proceso y desarrollo de la ética a través de la historia en nuestro paíspeifer007
El documento analiza el proceso y desarrollo de la ética a través de la historia en el país y cómo esto ha contribuido a problemas sociales actuales como la corrupción y la violencia. Explica que la falta de valores éticos ha llevado a una justicia por mano propia y genocidio. Propone crear conciencia en los líderes para fomentar valores en instituciones y así reducir la corrupción y violencia.
ENJ-100 Introducción a la Ética: Aproximación conceptual a la ÉticaENJ
Este documento presenta una introducción a la ética desde una perspectiva conceptual. Explica los objetivos y contenidos del curso, incluyendo las bases filosóficas de la conducta ética, los diferentes discursos de la razón práctica, y la distinción entre ética, moral y derecho. También analiza la relación entre ética y educación, así como los desafíos planteados por las sociedades multiculturales.
Este documento aborda la aplicación de la ética en diferentes ámbitos y propone un nuevo modelo. Señala que cada actividad tiene sus propias exigencias morales y valores. También discute dos modelos tradicionales (deducción e inducción) y sus limitaciones. Finalmente, propone un modelo basado en el diálogo y la hermenéutica crítica, tomando en cuenta los principios procedimentales, el contexto de cada actividad y un proceso de toma de decisiones.
Este documento presenta la asignatura de Ética Profesional de la Escuela de Educación de la Universidad del Caribe. La asignatura tiene una carga de 2 créditos y se imparte de forma semipresencial. Cubre temas como la ética, la moral, los valores y los deberes profesionales a través de 5 unidades. Se evalúa a los estudiantes de forma continua durante las sesiones presenciales y las tareas independientes mediante autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación.
El documento habla sobre la importancia del valor del respeto. Explica que el respeto implica entender, comprender y amar al prójimo, reconociendo sus derechos y cualidades. También menciona que el respeto debe darse no solo entre personas, sino también hacia la autoridad, grupos y países. Finalmente, señala que el respeto permite una convivencia pacífica en la sociedad.
el irrespeto entre profesores y alumnoseidiskelly97
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El respeto implica aceptar y comprender a otras personas y su forma de pensar, incluso cuando no está de acuerdo. También se debe respetar todo lo que nos rodea como plantas, animales, ríos y mares. El respeto se basa en la ética y la moral, sin los cuales no habría respeto por nadie ni nada. El respeto comienza con cada persona y requiere considerar el valor intrínseco de los demás y establecer reciprocidad en las relaciones interpersonales.
El documento presenta instrucciones para realizar diferentes actividades manuales y de trazado. Incluye indicaciones para trazar líneas rectas, formar figuras siguiendo modelos, completar dibujos, realizar delineado, recortar y pegar. También presenta actividades relacionadas con conceptos como dentro-fuera, encima-debajo, grande-mediano-pequeño, y sonidos iniciales y finales.
Este documento describe diferentes formas de respeto, incluyendo el respeto a uno mismo, a la vida, a los profesores, padres, medio ambiente, bienes públicos, criterio personal y la sociedad. Enfatiza la importancia de reconocer los intereses propios y de los demás, y de tomar decisiones que beneficien el bienestar propio y de la sociedad.
Este documento presenta un estudio realizado por dos licenciados sobre la comunicación asertiva en docentes para minimizar las conductas disruptivas en estudiantes. El estudio se llevó a cabo en el Liceo Nacional Táchira en San Cristóbal, Venezuela. El documento incluye la introducción, marco teórico, metodología, análisis de resultados y conclusiones. El marco teórico analiza conceptos como comunicación familiar, estilos de comunicación, comunicación asertiva y conductas disruptivas. La investigación utilizó encuestas para docentes
El bullying es el maltrato físico y/o psicológico deliberado y continuado que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objetivo de someterlo y asustarlo, con vistas a obtener algún resultado favorable para los acosadores o simplemente a satisfacer la necesidad de agredir y destruir lo que otros mas débiles representan.
Este documento presenta los conceptos clave de la disciplina laboral, incluyendo su definición, propósitos e importancia. Explica los factores relacionados con la disciplina, las líneas rectoras, las clases de faltas, causas de problemas disciplinarios, acciones preventivas y correctivas, y los elementos clave de un subprograma de disciplina laboral.
Este documento presenta un cuaderno de matemáticas para niños de 5 años de edad. Incluye ejercicios de geometría donde los estudiantes trazan y colorean figuras geométricas comunes. También incluye actividades sobre conceptos espaciales como posición, tamaño y comparación. El objetivo es desarrollar las habilidades básicas de razonamiento y resolución de problemas matemáticos en los estudiantes.
Este documento resume un artículo de Henry A. Giroux sobre la necesidad de una educación ética que fomente el
pensamiento crítico y democrático en los estudiantes, más allá de simplemente enseñar valores tradicionales. Giroux
argumenta que la educación moral debe cuestionar todos los aspectos de la experiencia escolar y dar a los estudiantes las
herramientas para comprender y participar en la lucha por una sociedad más justa y humana.
El documento trata sobre los cambios socioculturales y las profesiones. Explora conceptos como cultura, cambio cultural, crisis de valores, globalización, sociedad del conocimiento y el papel de la educación y las profesiones en este contexto. Define cultura y analiza cómo las culturas cambian a través del tiempo debido a factores sociales. También examina los desafíos planteados por la globalización y la necesidad de educar para una sociedad basada en el conocimiento.
Este documento presenta una discusión sobre ética y valores desde las perspectivas de la antigüedad clásica y la modernidad. Explora las raíces filosóficas del debate ético actual y analiza cómo estas tradiciones influyen en la conceptualización de la ética y la moralidad. También examina el contexto sociocultural colombiano actual y los desafíos éticos que plantea, así como los enfoques sobre la formación de la persona moral a través de la socialización.
Este documento examina la problemática entre los derechos humanos y la diversidad cultural causada por la falta de tolerancia hacia las diferentes religiones. El autor busca resolver este problema mediante una investigación que analiza cómo la pérdida de la ética y la moral en la sociedad ha llevado a la discriminación y violación de los derechos humanos. La investigación utiliza una metodología cuantitativa y encuestas a 50 personas de diferentes religiones en la Ciudad de México.
El documento presenta el plan de estudios para un curso académico de cultura política en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia de Colombia. El curso se divide en dos unidades que cubren aproximaciones conceptuales y paradigmas políticos en la primera unidad, y actores, símbolos políticos, realidades y retos en la segunda unidad. El objetivo general es analizar el concepto y alcance de la cultura política desde una perspectiva que promueva la inclusión.
Este documento presenta un curso académico de Cultura Política dirigido a estudiantes de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia. En la introducción, se describe que el curso está compuesto por dos unidades didácticas que abordan aspectos conceptuales de la cultura política y los paradigmas políticos, así como los actores, símbolos y realidades de la cultura política. La primera unidad incluye precisiones conceptuales sobre términos como cultura, política, Estado y ciudadanía, así como una revisión de los primeros trabajos en el tema
act 1 revisión de presaberes cultura politica,cultura politica,curso de cultura politica,unad, Preguntas resueltas Revisiion de presaberes cultura politica
El documento describe las diez dimensiones éticas clave que deben considerarse en la investigación social: 1) derechos de autor, 2) pertinencia social, 3) transferibilidad, 4) axiológica, 5) credibilidad, 6) confidencialidad, 7) teleológica, 8) interacción, 9) filosófica y 10) epistemológica. Cada dimensión presenta conceptos éticos importantes como el consentimiento informado, la devolución de resultados y el respeto por los participantes de la investigación. El propósito general es real
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ENJ-100 Introducción a la Ética: Aproximación conceptual a la ÉticaENJ
Este documento presenta una introducción a la ética desde una perspectiva conceptual. Explica los objetivos y contenidos del curso, incluyendo las bases filosóficas de la conducta ética, los diferentes discursos de la razón práctica, y la distinción entre ética, moral y derecho. También analiza la relación entre ética y educación, así como los desafíos planteados por las sociedades multiculturales.
Este documento aborda la aplicación de la ética en diferentes ámbitos y propone un nuevo modelo. Señala que cada actividad tiene sus propias exigencias morales y valores. También discute dos modelos tradicionales (deducción e inducción) y sus limitaciones. Finalmente, propone un modelo basado en el diálogo y la hermenéutica crítica, tomando en cuenta los principios procedimentales, el contexto de cada actividad y un proceso de toma de decisiones.
Este documento presenta la asignatura de Ética Profesional de la Escuela de Educación de la Universidad del Caribe. La asignatura tiene una carga de 2 créditos y se imparte de forma semipresencial. Cubre temas como la ética, la moral, los valores y los deberes profesionales a través de 5 unidades. Se evalúa a los estudiantes de forma continua durante las sesiones presenciales y las tareas independientes mediante autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación.
Este documento presenta un análisis sobre la importancia de la ética en la construcción de la ciudadanía. Se plantea que existe una crisis de valores en Colombia que ha dado lugar a problemas de convivencia. Se analizan conceptos como la definición teórica de la ética, las causas de la crisis ética como el individualismo y la pérdida de valores, y cómo esto afecta negativamente la construcción de una ciudadanía responsable. Finalmente, se concluye que la ética es fundamental para establecer referentes morales que permitan a los ciudadanos asumir sus
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ENJ-2-100-Ética Judicial Video Conferencia Apertura.ENJ
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Este trabajo trata como la ética abarca en cada situación que nosotros estemos ya sea en cualquier rama que nos especifiquemos ya que la ética es un estudio universal
EXPOSICION SOBRE LA ÉTICA Y LA MORAL EN EL AMBITO DE LA EDUCACIÓNJairVargas48
Este documento presenta un resumen de las raíces y ramas de la discusión ética. Explora las tradiciones éticas de la antigüedad clásica y la modernidad, así como la ética como un proyecto político y individual. También examina conceptos como la universalidad kantiana, las diferencias entre ética y moral, y propone un proyecto educativo ético para enseñar valores universales y desarrollar el pensamiento crítico.
Este documento describe diferentes diseños de investigación cualitativa como la teoría fundamentada, diseños etnográficos y narrativos. Explica la teoría fundamentada como un proceso de generar teoría a partir de datos empíricos mediante codificación abierta, axial y selectiva. También describe diseños etnográficos que buscan entender sistemas sociales desde la perspectiva de los participantes. Incluye un ejemplo de estudio usando teoría fundamentada para definir los atributos de un candidato a presidente municipal.
Este documento trata sobre la investigación social. Explora el contexto de la investigación social, incluyendo desafíos como avances científicos, violencia y desequilibrio ecológico. También discute la realidad social, la investigación social, el investigador social, y los métodos cualitativos y cuantitativos. Explica que la investigación social describe, clasifica y explica fenómenos sociales para ampliar el conocimiento a través de respuestas creativas a problemas sociales.
(113) La autonomía y la responsabilidad en la educación escolar hoy: una apro...CITE 2011
El objetivo de nuestro trabajo es presentar algunas de las cuestiones controvertidas que, de una forma o de otra y tras el debate entre liberales y comunitaristas en relación a moralidad, tenemos encima de la mesa a la hora de plantear la autonomía y la responsabilidad en la educación de hoy, cuestiones que, dicho sea de paso, están ubicadas en la raíz del asunto porque pertenecen a la axiología. Las principales cuestiones a las que prestaremos atención son: la consideración de ser humano y sus valores fundamentales, la relevancia de la comunidad en la configuración y desarrollo de estos valores, el horizonte de la educación en valores y la neutralidad de las instituciones y los estados en la configuración de los proyectos morales individuales y comunitarios. A partir de este planteamiento, la intención de nuestro trabajo es analizar algunas de las políticas europeas escolares actuales, para describir la perspectiva teórica real que subyace, aunque sea de forma implícita, en el desarrollo de la educación de la autonomía y la responsabilidad, y poder situar estas políticas en una u otra de las perspectivas enunciadas.
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La semana del muestreo fue una de las más críticas para el Gobierno, después de un cierre de mayo tormentoso por la incertidumbre económica y la crisis política representada en el escándalo del Ministerio de Capital Humano.
Narendra Modi obtuvo un tercer mandato, aunque su partido, Bharatiya Janata Party (BJP), perdió la mayoría absoluta que tenía en Cámara Baja del Parlamente, Lok Sabha. De los 543curules solo consiguió 240 (perdió 63 comparado con los asientos que obtuvo en las últimas elecciones del 2019) y gobernara en alianza con dos partidos para una coalición con 292 votos curules. Modi era visto como invencible pues su partido gano dos veces antes, el 2014 y 2019, con mayoría absoluta, y quería en estas elecciones tener unos 400 asientos para su partido. Y muchas encuestadoras aseguraban que iba a tener mayoría por lo menos.
No ha sido así, no es invencible. Sigue siendo el líder más popular, el otro partido con más votos, el Partido del Congreso, de la familia Gandhi, con Rahul Gandhi solo consiguió 99 votos (aunque esto es un gran avance respecto a la última elección que solo consiguió 52 votos).
Modi gobernara por tercera vez, algo que antes solo lo hizo Jawaharlal Nehru.
Narendra Modi es uno de los lideres más populares en la historia de la India (y en el mundo en la actualidad), que consolido su poder desde que fue gobernador de Guyarat donde fue jefe de ese estado del 2001 al 2014. Es miembro también del Rastriya Swayamsevak Sangh, abreviada RSS (en español Asociación de Voluntarios Nacionales o Asociación Patriótica Nacional), una organización paramilitar india de externa derecha y nacionalista hindú, conformada por voluntarios.
2. Directora Ejecutiva
María Eugenia Díaz M.
Investigadores responsables del Estudio:
Álvaro García M., Martín Tironi R. (Directores Área de Estudios Genera)
Investigador a cargo de la elaboración del Informe:
Matías Fernández
Profesionales participantes del desarrollo del Estudio:
Martín Tironi R, Álvaro García M, Matías Fernández, Ana María de la Jara G., Ma.
Eugenia Díaz M., Javier Martínez.
Empresa Consultora
Quanta, Sociología Aplicada
2008 Genera, Ideas y Acciones Colectivas
Bustamante 34, Piso 3, Providencia
Teléfono: (56 – 2) 2234153 / 2236438
www.generaenlinea.cl
2
3. Resumen ejecutivo
El respeto, pese a ser una pieza fundamental de nuestra vida social, ha
sido constantemente olvidado por los estudios de sociología y ciencia política. Y
sin embargo, el respeto constituye un elemento básico de nuestra sociabilidad y
reconocimiento mutuo, razón por la cual Genera se ha interesado en su estudio
empírico: sus significados, valoraciones y su relación con la cultura política en
nuestro país.
La idea de base es que la amplitud del concepto de respeto da lugar a
múltiples posibles actualizaciones histórico-sociales, y éstas se vinculan, a su
vez, a distintas estructuras sociales y regímenes de respeto que favorecen o
impiden el desarrollo y fortalecimiento de una auténtica cultura democrática.
La información empírica corrobora esta hipótesis, señalando que en
Chile el respeto opera por una doble diferencia: como derecho básico y
diferencial de valor, y como concepto tradicional-autoritario y democrático-
igualitario. En este último sentido, se constata que en nuestro país el ámbito del
respeto constituye un terreno en disputa, una disputa altamente equiparada
entre una validación social unívoca y autoritaria v/s otra plural e igualitaria. No
se constata en esta investigación un predominio claro del respeto ni en una ni
otra acepción.
Sin embargo, tanto el análisis del concepto de respeto como de
‘irrespeto’ muestran diferencias notables para los distintos grupos sociales,
destacando en este sentido la edad. Las diferencias intergeneracionales,
particularmente entre jóvenes y no jóvenes, muestran que entre los primeros la
idea de respeto como valor democrático y como práctica recíproca y evaluativa
está mucho más extendida que entre las personas mayores. Esto permite
pronosticar una extensión del respeto en su dimensión igualitaria asociada al
recambio generacional, lo cual resulta especialmente alentador al considerar el
fuerte vínculo entre respeto y cultura política.
En este sentido, el estudio señala que el concepto de respeto está
altamente asociado a la cultura política, y quienes presentan una noción más
igualitaria de respeto, presentan a su vez una adhesión mucho más alta a la
democracia y a los valores que ésta representa, razón por la cual cabe esperar
que una extensión del respeto igualitario pueda ayudar significativamente a
fortalecer la débil cultura democrática que existe en nuestro país.
Por esto, y pese a la baja adhesión a los valores democráticos y a la
amplia presencia del respeto en su dimensión autoritaria, cabe suponer que la
instalación pública de una noción de respeto como valor universal y como
práctica igualitaria pueda tener un impacto favorable en nuestra predisposición
al desarrollo de prácticas crecientemente democráticas, que nos ayuden a
reconocernos y validarnos positivamente como sujetos diferentes e igualmente
dignos.
3
4. ÍNDICE
Capítulo 1: Presentación
1. La presente investigación 5
2. Genera y el respeto 5
3. Objetivos del estudio 6
Capítulo 2: Fundamentos teórico conceptuales 9
1. Sobre el concepto de respeto 9
a. Respeto: Itinerario de un concepto 9
b. Hacia una definición del respeto 11
2. Respeto y cultura política 14
a. Interés por una cultura democrática auténtica 14
b. Regímenes de respeto y cultura política 16
b.1 Régimen jerárquico del respeto. 16
b.2. Régimen democrático de respeto 17
3. Tradición y modernidad del respeto en Chile: hipótesis generales. 20
a. Tradición y modernidad del respeto; entre síntesis y cambio. 20
b. Hipótesis. 22
Capítulo 3: Resultados del estudio 24
1. Ficha metodológica 26
2. Concepto de respeto 27
2.1 Polisemia del concepto de respeto: mínimo civilizatorio y diferencial de
valor 27
2.2 Conceptos de respeto en Chile 29
2.3 Respeto: cómo se merece, se gana y se pierde 33
3. Respeto e irrespeto 37
3.1 Irrespeto y concepto de respeto 37
3.2 Dimensiones del ‘Irrespeto’ en Chile y valoraciones específicas. 40
3.2.1. Faltas a la urbanidad 40
3.2.2. “Orden y Patria” 41
3.2.3. Desautorización generacional 44
4. Respeto y falta de respeto en Chile: Brecha intergeneracional y abuso de
poder 48
4.1 Falta de respeto y disputa intergeneracional. 48
4.2 Falta de respeto, juventud y ‘decadencia social’. La visión de los/as mayores.
48
4.3 Extensión parcial del respeto como tolerancia y como reciprocidad. La visión
de los jóvenes y las jóvenes. 50
4.4 Falta de respeto, clasismo y abuso de poder. 54
5. Respeto y cultura democrática 57
Capítulo 4: Conclusiones perspectivas y reflexiones finales 65
Bibliografía 72
ANEXOS
1. Pauta grupos focales
2. Encuesta ‘Respeto y cultura política’
4
5. Capítulo 1
Presentación
1. La presente investigación
Resulta sorprendente que en una sociedad en la cual la noción de respeto
se encuentra tan generalizada, no se cuenten con indagaciones al respecto. Y el
respeto, sin embargo —no dudamos en afirmarlo—, es un valor fundante de
nuestra sociabilidad, un principio básico por el cual nos relacionamos con otros. Es
quizá por esto, por su presencia inmediata, que las ciencias sociales no han fijado
su atención sobre este aspecto tan básico en la convivencia social, quedando
como un ámbito poco cuestionado y presupuesto. La noción de respeto parece tan
común entre nosotros que ha pasado inadvertida en el análisis social y político. Y
son, no obstante, esta clase de nociones las más indicativas respecto de un
determinado modo de ser social, de co-estar con nuestros semejantes.
Por estos motivos, Genera se ha interesado en esta ocasión en
determinar empíricamente los significados y las valoraciones que las
personas asignan a la noción de respeto en nuestro país como indicativas
de una cultura política que predispone (o no) al ejercicio de prácticas
democráticas.
Detrás de este objetivo general, se esconde un doble presupuesto. En
primer lugar, se supone que, si por una parte el respeto es un valor
universalmente presente en nuestra sociedad, esa misma generalidad permite que
sus actualizaciones puedan ser muy variadas. Es decir, justamente por tratarse
de un valor muy general es que su significado no viene establecido de antemano,
sino que se especifica social e históricamente de modo variable. En razón de esto,
no se trata aquí de estimar cuánto se respeta en nuestro país, sino, antes que eso,
de conocer qué significa el respeto para los chilenos y chilenas, para luego, en
una fase sucesiva, conocer sus percepciones sobre ámbitos específicos.
En segundo lugar, se supone que los significados socialmente definidos del
valor y de la práctica del respeto se vinculan a una determinada cultura política.
Justamente porque el respeto define el modo que tenemos de relacionarnos con
nuestros pares de manera civilizada, es que su observación y análisis permite
indagar en nuestra predisposición cultural a establecer relaciones simétricas o
jerárquicas, vale decir, de manera democrática e igualitaria, o bien de modo
autoritario y tradicional. Por esto el esquema de análisis utilizado en la presente
investigación toma como referencia dos tipos (teóricos) de sociedad que se
asociarían a una noción específica de respeto para cada caso.
La idea de trasfondo es que las modalidades de ‘respeto’ constituyen un
buen indicador de nuestra cultura política, más o menos cercana a la cultura
5
6. democrática que debería estar en la base de las instituciones políticas
consolidadas en nuestro país desde el fin de la dictadura.
Existen múltiples razones para suponer que ambos planos no se
correlacionan directamente ni en nuestro país ni en América Latina. El desarrollo
político reciente –más allá de sus innegables éxitos–, siguiendo una lógica formal
e institucional, ha dado lugar a una brecha entre la modernidad de las instituciones
y una cultura política con fuertes sesgos tradicionales y autoritarios. Para el caso
de América Latina, por ejemplo, el informe del PNUD 2004 reveló que el 54,7% de
los encuestados apoyaría un gobierno autoritario si este le solucionara sus
problemas económicos, mientras que en Chile, según reveló el estudio Genera de
2006, más de un cuarto de las personas (26%) se identifica con la afirmación
“pienso que da lo mismo vivir o no en democracia”. Más impactante aún resulta el
dato levantado por el estudio que aquí se introduce, según el cual un 46% de los
chilenos y chilenas piensan que la democracia es principalmente “Una manera que
tienen los políticos de ganarse la vida” y un 53 % expresa su acuerdo acerca de
que “participar en política no sirve de nada”.
Si se considera que la democracia es algo más que una suma de normas,
instituciones y procedimientos, se necesita pasar del plano institucional al plano
cultural, del plano de la formalidad de las normas a la cotidianidad de los
ciudadanos y su experiencia de comunidad. Se requiere entonces concebir la
democracia como algo más que un método de gobierno, para estudiarla y vivirla
como una propuesta sustantiva que sienta sus bases en la valoración del ser
humano y su existencia en el marco de de una comunidad plural (reconociendo
así que todos somos distintos) e igualitaria (valorando del mismo modo la dignidad
de lo diverso).
Sin estos aspectos, la consolidación de la democracia está aún trunca. La
existencia de derechos formalmente universales requiere una ciudadanía
informada y comprometida, capaz de exigir su cumplimiento efectivo en el marco
de un debate democrático. Se requiere de una ciudadanía con voz, donde cada
uno pueda exigir democráticamente que se le trate con respeto, del mismo modo
que, solidariamente, pueda exigir que se trate con respeto a sus pares. Y para
esto, es necesario un empoderamiento ciudadano, de modo tal que la sociedad
civil posea la capacidad de incidir en el destino de su sociedad, actualizando así la
democracia como ‘gobierno de todos’ y como principio de autodeterminación
social, y no tan sólo como la estabilización de procedimientos, siempre necesarios
pero nunca suficientes.
2. Genera y el respeto
La cultura democrática y los derechos ciudadanos son aspectos que han guiado
buena parte del desarrollo de la ciencia y la sociología política, y sobre los cuales
Genera ha expresado una constante atención. Esto se ha traducido en el
desarrollo de investigaciones y campañas orientadas al conocimiento y al incentivo
6
7. de las distintas prácticas democráticas, en tanto prácticas actualizadas desde la
sociedad civil, más allá del plano institucional. La idea de base es que una
democracia plena ha de vivirse en la experiencia de comunidad, una experiencia
de igualdad y diferencia –una experiencia de respeto– que trasciende indicadores
macro políticos y económicos. El objetivo de estos esfuerzos ha sido la promoción
del respeto a los derechos y el fomento de una ciudadanía políticamente activa.
Así, en 2005 lanzamos nuestra primera campaña “Genera poder contra el abuso
Ya!” que logró instalar en la opinión pública los problemas relacionados a los
abusos de poder. Dicha campaña se basó en los resultados de nuestra
investigación “Percepción de la ciudadanía sobre los abusos de poder en Chile” e
incluyo distintas estrategias de intervención y posicionamiento del tema, las que
derivaron en acciones de calle, permanentes apariciones en medios comunicación
y el apoyo de mas de 10 mil personas que firmaron como adherentes de Genera y
con los cuales aún se mantiene una constante comunicación.
Siguiendo esta línea, el estudio sobre el respeto y cultura democrática
pareció en Genera una necesidad ‘lógica’. La desigualdad en el ejercicio efectivo
de los derechos, el recurrente abuso de poder en distintos ámbitos de nuestra
sociedad, así como la desafección por la política y la democracia de una buena
parte de las ciudadanas y ciudadanos de nuestro país, han encendido luces de
alarma, y han motivado inquietudes que parecen ineludibles. Inicialmente, ¿existe
en chile un trato respetuoso entre las personas? ¿Qué entienden los chilenos y
chilenas por respeto? ¿Cómo lo viven? ¿Cómo y dónde les falta? Y a
continuación, ¿existen diferencias entre los distintos grupos sociales en sus
respuestas a las preguntas anteriores? ¿Existe un vínculo entre el modo de
valorar y practicar el respeto y un comportamiento social más o menos
democrático? Y finalmente, ¿es plausible la idea de que, lentamente, cambia la
noción de respeto en nuestro país, desde una noción autoritaria a una igualitaria,
que predispone al ejercicio de prácticas democráticas en el marco de una
sociedad de iguales?
Para responder a estas interrogantes fue necesario el desarrollo de distintas
líneas de investigación. En primer lugar, se realizó una elaboración teórica acerca
del concepto del respeto, la cual fue ineludible al no contarse con investigaciones
previas al respecto. Esta elaboración, implicó tanto un análisis semántico como el
esfuerzo por circunscribir las distintas actualizaciones del respeto –o regímenes de
respeto– en un marco conceptual amplio que permita vincularlas a distintas
estructuras de sociabilidad que se encuentran más o menos próximas a las bases
socioculturales de la democracia, tan necesarias como olvidadas, y sin las cuales
la democracia sigue siendo un mundo lejano a la vida cotidiana de las ciudadanas
y ciudadanos. Si el respeto, como práctica social, es variable, crece, decrece, y
modifica su sentido, Genera ha pensado que éste puede verse positivamente
estimulado –es decir: promovido en su dimensión pluralista y democrática–
mediante la realización de una campaña de bien público basada en los resultados
de la investigación empírica que aquí se presenta.
7
8. Esta investigación empírica cuenta con dos fases, una cualitativa y otra
cuantitativa, las cuales no se presentarán como apartados separados en el
presente informe, con el fin de mantener un estilo narrativo en la presentación de
la información recabada.
La fase cualitativa utiliza grupos focales, y su objetivo es doble: 1) observar
cómo viene socialmente comprendido el respeto, cómo es subjetivamente
valorado, cómo se habla de él, qué se considera una falta de respeto, etc., y 2)
obtener la información necesaria para la elaboración del cuestionario “Respeto y
Cultura Política”.
La fase cuantitativa resulta del análisis de la información arrojada tras la
aplicación de dicho cuestionario, el cual fue elaborado por Genera y aplicado por
Quanta, Sociología Aplicada.
3. Objetivos del estudio
El Objetivo General de la presente investigación es:
Determinar empíricamente los significados y las valoraciones que las
personas asignan a la noción de respeto en nuestro país, como indicativas
de una cultura política
que predispone (o no) al ejercicio de prácticas democráticas.
Para esto, se ha considerado necesario (Objetivos específicos):
Explorar los ‘conceptos’ de respeto presentes actualmente en nuestro país.
Observar si dichos ‘conceptos’ se diferencian por grupos etáreos.
Conocer las percepciones de las personas acerca de qué tan extendido es
el respeto en Chile:
o En las relaciones interpersonales
o En relación a grupos sociales específicos
o Y a normas, instituciones o símbolos comunes
Asociar las nociones de respeto presentes en nuestro país a una determinada
‘cultura política’, que se acerca o distancia a una cultura democrática que
permite la buena convivencia.
Evaluar la hipótesis de un cambio de ‘cultura política’ a partir de los cambios en
las nociones de respeto.
8
9. Capítulo 2
Fundamentos teórico conceptuales
1. Sobre el concepto de respeto
a. Respeto: Itinerario de un concepto
Como la mayoría, el respeto no es un concepto cuyo significado haya
quedado definido de una vez para siempre desde sus orígenes. Antes bien, éste
se ha ido redefiniendo históricamente, y su sentido parece haber estado
íntimamente asociado a los principios de estructuración social correspondientes.
Consecuentemente, el sentido etimológico de éste se encuentra fuertemente
vinculado a la sociedad en la que nació como concepto. Respeto viene del término
latino respectare, que es el intensivo de respicere, término que se descompone en
re y especere, literalmente: volver1 a mirar, y de ahí adquiere el sentido de ‘volver
la mirada’ o ‘mirar con atención’. De este modo, el respeto puede considerarse
como una mirada atenta hacia quien aparece como relevante en un determinado
contexto.
Más allá de las múltiples variaciones de sentido, correlativas a las múltiples
variaciones históricas, desde un punto de vista analítico pueden éstas
circunscribirse a dos estructuras: una estructura social jerárquica, con
concentración del poder en las manos de unos pocos (e incluso de uno: el
Leviathán) que se presentan y representan como personalidades públicamente
visibles, o bien a una estructura social funcionalmente diferenciada y políticamente
igualitaria, con la consecuente disgregación del poder, su circunscripción a
ámbitos parciales diferenciados (Luhmann), y la eventual invisibilidad de su
ejercicio (Foucault).
De manera aún más general, puede sostenerse que lo que se respeta es
esencialmente un determinado orden, asociado a particulares regímenes de
legitimidad, definidos en buena medida por circuitos de reciprocidad que fundan
una determinada estructura de relaciones y especifican qué es objeto de respeto y
bajo qué condiciones.
El respeto tradicionalmente era empleado para exigir una determinada
deferencia, hacia ámbitos o personas que aparecían socialmente como
incuestionables. Por excelencia, el respeto se vinculaba a una relación de
autoridad estricta, e implicaba una determinada obediencia. ¿Quién se respeta?
Se respeta fundamentalmente la autoridad: el rey, el padre, el profesor, etc.,
1
Re es volver, insistir en algo, prefijo que se usa con bastante libertad todavía en lenguas como el italiano y
que permanece todavía en español aunque su uso haya tendido a quedar fijado (re‐presentar, re‐bajar, etc.)
9
10. quienes detentan, por excelencia, las posiciones de mayor visibilidad –de acuerdo
al origen etimológico del término–, en regímenes donde el poder se sustenta en la
representación. En su acepción clásica, “el respeto es un reconocimiento de los
poderes y las leyes así como una disposición habitual a obedecerlos de buen
grado rindiendo incluso al poder un cierto tributo de estimación, deferencia y
honor” (Hude 1998). Así, el respeto implicaría falta de autonomía, de libertad, y por
ello, una sumisión. El respeto en este contexto puede asociarse incluso al miedo,
a la vergüenza de quien nada tiene y se somete a aquél que lo es todo.
Sin embargo, con el devenir histórico, aparece la posibilidad de dejar de
concebir el respeto como una mera sumisión, para pasar a responder, idealmente,
a la autonomía de una razón libre. En este sentido, el respeto no se opone más a
la libertad, que siempre aparece como irrespetuosa en los órdenes tradicionales,
sino que justamente se subordina a ésta. Este vínculo entre respeto y libertad es
justamente aquel que ha enfatizado Kant, y representa para la reflexión
sociológica un aporte significativo en la medida que logra vincular igualdad y
autoridad en el concepto mismo, sin que éste se disuelva.
Esto es posible en la medida que el concepto de respeto se antropologiza, y
con ello la fuente de respeto se sitúa, para el filósofo alemán, en la ‘sublimidad’
humana presente en cada persona, como fruto de su condición de ser libre, capaz
de criticar y de marginar sus juicios de las relaciones de dominio. Es en este
sentido que todo ser humano se vuelve digno de respeto en su pura condición de
ser humano. Este reconocimiento generalizado del respeto, por contracara,
además de universalizar el deber, conserva el carácter de mandato asociado a la
noción tradicional de respeto, sólo que ahora la sumisión refiere al carácter
‘intocable’ de cada persona y sus derechos inalienables.
De esta manera, lo que acontece históricamente es una extensión del
valor del respeto, como un deber para con todas las personas, en un
proceso íntimamente vinculado a la constitución de regímenes
democráticos. En este sentido, la instauración política de dichos regímenes
conllevaría una democratización del respeto. “Todo hombre, al convertirse o
tender a convertirse en ciudadano, es decir, en co-soberano temporal, llegaba a
ser objeto primordial del respeto a la autoridad. La democratización política (...)
tendría por respuesta lógica una democratización del respeto” (Hude 1998).
En este sentido, con el paso a una sociedad democrática y crecientemente
plural tendría lugar tanto una ampliación como una restricción del valor del
respeto. Tiene lugar una ampliación en la medida que toda persona se vuelve
digna de respeto; tiene lugar una restricción en la medida que el poder vinculante,
y la fuerza afectiva asociada a su práctica, disminuye. El respeto tiende a perder
esa fuerza propia de la veneración o de la sumisión, que se tiene a unos pocos, y
asume un carácter más moderado, más cercano a la tolerancia –aunque sin
confundirse aún con ella– y a la validación del otro en su diferencia, que se puede
tener con todos.
10
11. Esta disminución y aumento relativos del respeto serían coesenciales a un
sistema democrático, en la medida que aumenta las posibilidades de diferenciarse
y de volver legítima esa diferencia. El reconocimiento social de la diferencia,
justamente, parte de la base que no es posible ni deseable un consenso
generalizado, una voluntad general o unitaria, puesto que las distintas
perspectivas mediante las cuales se constituye el mundo en común son
irreductibles, contra lo que se sostendría en un ordenamiento jerárquico y
autoritario tradicional. Y puesto que las perspectivas son irreductibles es que se
requiere el respeto como modo de mediar, de civilizar, la diferencia.
Paradójicamente, si este nuevo respeto es un valor consensuado, las personas
pueden discrepar eventualmente en todo el resto, sin que esa diferencia se vuelva
crítica, sin que esa diferencia se transforme en violencia, puesto que se reconoce
esa dignidad absoluta de todos los hombres y mujeres.
En términos de cultura política democrática esto es fundamental, pues una
democracia estable, como sostiene Lipset, requiere tanto del consenso como de la
división: debe haber un juego legítimo que medie dichas diferencias, y esas
diferencias, si son legítimas, contribuyen a integrar las sociedades (Lipset 1988;
21). Porque, como dice Sartori, la democracia “no es sólo consenso, sino muy
frecuentemente disenso que se manifiesta de múltiples formas en un clima plural”
(Sartori 2001; 27). El pluralismo, base de una democracia auténtica, se constituiría
justamente mediante una trayectoria “que va desde la intolerancia, al respeto por
el disenso y después, mediante este respeto, a creer en el valor de la diversidad”
(Ibíd., cursivas nuestras)
Lo que conviene estudiar empíricamente, entonces, son los órdenes que se
respetan y la fuente de legitimidad de los mismos. En contextos democráticos y
plurales, puede sostenerse que el respeto como sumisión absoluta no es
respetable. Sin embargo, se conservan en nuestros usos lingüísticos numerosas
referencias al respeto asociados a esa noción jerárquica, donde la legitimidad del
mismo parece venir dada por la tradición, donde ésta no es sólo fuente sino
también objeto de respeto, como una herencia incuestionable que exige un trato
especial sin presentar motivos para ello. En este sentido, según se observó más
arriba, la autoridad a las que se somete mediante el respeto es distinta, y puede
simplificarse como una distinción entre una autoridad institucional y jerárquica –
una autoridad en sentido estricto– que poseen unos pocos, y otra ‘autoridad’
individual, filosófica antes que social, asociada a la humanidad misma de toda
persona, que es siempre inalienable. La convivencia de estas dos nociones es la
que se propone indagar en la presente investigación, para ver si se trata de una
convivencia sintética y aproblemática o bien de nociones contrapuestas que
tienden a sustituirse de manera progresiva.
b. Hacia una definición del respeto
El respeto es un concepto socialmente polisémico e históricamente variable.
Difícil resulta entonces dar una definición concreta del mismo, puesto que antes
11
12. que un ‘respeto’, en nuestra sociedad nos encontramos con distintos ‘respetos’.
Por este motivo, se propone aquí una definición amplia, capaz de incluir, como
manifestaciones suyas, la diversidad de sus expresiones. Esto es necesario si
queremos captar los sentidos sociales del respeto, sin que la experiencia misma
nos demuestre la insuficiencia o parcialidad de nuestras prenociones, más allá del
hecho de que Genera busque sentar su campaña en una determinada modalidad
del respeto, como valor universalista y como práctica democrática, justamente
bajo la idea de que en nuestro país, ad portas del bicentenario, sigue
comprendiéndoselo de modo autoritario, dificultando el diálogo horizontal, el
disenso no violento, la interlocución de diferencias; aspectos básicos para el
desarrollo de una buena convivencia social.
El respeto se puede entonces entender como un particular
reconocimiento de la dignidad de otra persona bajo la modalidad de un
deber.
Este reconocimiento, para expresarlo en términos de la sociología clásica,
tiene un carácter moral, en la medida que viene considerada como un deber, que
bien puede venir dado por una autoridad tradicional en estructuras sociales
jerárquicas, pudiendo incluso vincularse al mandato expreso, por un
reconocimiento de desempeño, o bien por un reconocimiento universal (o
universalista), mínimo civilizatorio, mediante el cual se reconoce la dignidad –y
en este sentido: la autoridad– de todo sujeto en el marco de relaciones que parten
de la diferencia irreductible entre las partes.
Estos tres aspectos no operarían, siguiendo las indicaciones del análisis
cualitativo del respeto, en el mismo plano. Antes bien, nuestra sociedad parece
haber consensuado el respeto como valor, como principio general que se
establece que toda persona conserva siempre su dignidad. Esta noción operaría
como una suerte de ‘mínimo civilizatorio’, y muestra una ‘mínima modernidad’ ya
generalizada en nuestro país, cuya causa bien pudiese hallarse en el proceso de
democratización que siempre ha tenido como recuerdo sombrío e inolvidable, las
experiencias de opresión e irrespeto constante al que estuvimos sometidos por
tantos años. Por este motivo, en el cuadro 1 la fila inferior no se subdivide en dos,
pues cabría incluir a priori la posibilidad de que el respeto fuese comprendido
como un mínimo debido sólo a unos pocos, como una dignidad mínima que sólo
poseería un fragmento de la sociedad. Sin embargo, la ausencia de una noción
semejante en la ciudadanía nos ha llevado a eliminar esta posible categoría, por
estar afortunadamente ausente en nuestra realidad social.
Más allá de esto, el respeto operaría en un segundo nivel, ya no como valor
que reconoce la dignidad del otro, como un valor universal e igualitario, sino como
una atribución desigual de estima, la cual puede venir dada de acuerdo a
principios modernos, abstractos y pluralistas, o bien en base a criterios
tradicionales, predefinidos y particularistas. Sobre este punto se insistirá más
adelante. Es en este sentido que el valor se transforma en valoración.
12
13. Cuadro 1: distinciones semánticas en torno al respeto
Criterios Jerárquicos Universalistas ≈ Valoración
diferenciales (o tradicionales) (o pluralistas)
Mínimo civilizatorio Dignidad universal ≈ Valor
Para aclarar los conceptos, cabe destacar que la dignidad básica, o ‘mínimo
civilizatorio’, es la que está en la base de la Carta de los Derechos Humanos, la
cual permite dotar a las relaciones sociales entre partes diversas de un piso
común, de una unidad básica para una interlocución respetuosa de perspectivas
diversas. En contraste, la universalidad de este valor en contextos democráticos
permite, sin transgredirlo, re-especificarlo de manera crecientemente crítica y
evaluativa, en la medida que los motivos por los cuales alguien es especialmente
respetado no obedecen a criterios tradicionales o autoritarios, sino que están
sujetos a crítica, se redefinen y quedan sujetos a una reciprocidad de deberes. Por
ello, por ejemplo, el respeto a las autoridades puede perderse, bajo el entendido
que el respeto a la autoridad pasa necesariamente por el respeto de las
autoridades hacia los distintos actores sociales.
Analíticamente, el criterio demarcatorio del respeto como diferencial de
estima puede darse:
- en base a la tradición y su autoridad tradicional, de modo tal que aquello que es
respetado venga predefinido de acuerdo a criterios particularistas, propios de las
relaciones jerárquicas, que son principalmente unidireccionales y altamente
incuestionables, o bien
- de acuerdo a pautas universales más laxas que hacen de toda persona, en
principio, un sujeto digno de respeto, aunque esta misma laxitud permita reevaluar
constantemente los criterios, que no se presentan como dados de una vez para
siempre. De esta manera, el respeto puede idealmente considerarse como un
reconocimiento de la dignidad de todo ser humano como algo susceptible de ser
exigido –siendo por esto un deber respeto que alcanzaría a toda persona–,
aunque, en contraste, permite, en virtud del carácter evaluativo del mismo, discutir,
negar o quitar el respeto.
Así, en el primer sentido, cabe considerar el respeto como un deber con
carácter imperativo para con unos pocos, mientras que en el segundo los motivos
de dicho imperativo particularista pueden ser sometidos a las exigencias de
‘reciprocidad de deberes’ propios de sociedades democráticas y universalistas.
13
14. Apéndice: Respeto no es tolerancia
Para comprender mejor el sentido del respeto, cabe distinguirlo de tolerancia, un
concepto con el cual puede ser equivocadamente confundido.
La tolerancia puede estar íntimamente asociada con el de respeto en contextos
relativamente igualitarios. Desde un punto de vista social, la tolerancia refiere a aquello con lo
cual moral o valóricamente no concordamos o compartimos. Es una reacción frente a algo que
nos parece incorrecto, pero que sin embargo se acepta. Por esto, Voltaire, en su Diccionario
Filosófico, afirma “¿Qué es la tolerancia? Es la panacea de la humanidad. Todos los hombres
estamos llenos de debilidad y de errores, y debemos perdonarnos recíprocamente, que ésta
es la primera ley de la Naturaleza”1. Así la tolerancia puede comprenderse como una virtud
que tiende a evitar conflictos, resaltando principalmente el lado negativo, ya que refiere a una
reprobación a una “agresión”, en la medida que sólo se es tolerante con aquello que
desaprueba, con aquello que va en contra de ciertas creencias y valores, y que, sin embargo,
se acepta. No hay una afirmación positiva del otro, sino una mera aceptación, que podría
denominarse cuasi fatalista.
En el respeto, en cambio, se juzga al otro favorablemente, lo que es bien distinto a la
mera aceptación que tiene lugar con la tolerancia. Ésta implica una disposición mental o una
virtud, la cual debiese poseerse para convivir en armonía unos con otros dentro de una
sociedad democrática y libre. Sin embargo, no implica reciprocidad ni reconocimiento de la
legitimidad del otro como algo contenido en sí mismo, no se reconoce la autoridad de la
alteridad, sino que únicamente tiene lugar una aceptación del otro de modo tal que la
convivencia sea posible. El tolerar a aquellos con quienes no concordamos tiende a estar
teñido de indiferencia, mientras que el respeto, aunque pueda desarrollarse en relaciones
asimétricas de poder, el uno nunca es indiferente al otro.
2. Respeto y cultura política
a. Interés por una cultura democrática auténtica
Como se insistió en un comienzo, Genera ha adoptado en sus distintos
estudios y campañas un punto de vista, cada vez más validado en el análisis
político, según el cuál el análisis de la democracia no se agota en el análisis de un
método de gobierno, que precisa de elecciones transparentes, de acuerdo a
normas formalmente establecidas. Sin desmerecer este plano, central para el
desarrollo político de las naciones, se constata la necesidad de una visión más
sustantiva de la misma, que ancle la institucionalidad en una ciudadanía activa,
organizada y capaz de gozar efectivamente de los derechos instituidos por los
mecanismos formales. Vale decir, se requiere cambiar el modo de evaluar la
democracia, colocando a la ciudadanía como el fundamento de la misma (PNUD
2004; 48), de acuerdo al principio de soberanía popular presente en nuestras
cartas constitucionales, según el cual toda disposición política es legítima tan sólo
si sienta sus bases en un debate públicamente abierto, mediante el cual se
establecen las normas y, más allá de esto, se exige su cumplimiento (aquel control
14
15. social tan necesario para el adecuado funcionamiento de las disposiciones de
gobierno). Si esto tiene lugar, la democracia puede evaluarse de acuerdo a “la
capacidad de todo ciudadano de reclamar sus derechos y del apego de las
acciones de gobierno –no sólo de omisión, sino también de comisión– a la efectiva
realización de sus derechos de ciudadanía” (Canto 2007).
El interés creciente por los aspectos cotidianos de la democracia parece
tener sus raíces justamente en la constatación de la concomitante igualdad de
derechos (en base a una noción universalista de ciudadanía) y de una radical
desigualdad en su goce (Velásquez 2004; 150). Por esto, el informe del PNUD de
2002 parte del reconocimiento, central, de que “El hecho de conceder a todas las
personas una igualdad política oficial no basta para crear en la misma medida la
voluntad o capacidad de participar en los procesos políticos ni una capacidad igual
en todos de influir en los resultados” (PNUD 2002; 14). Es en este sentido que,
parafraseando el informe del PNUD de 2004, lo que se requiere es pasar ‘de una
democracia de electores/as a una democracia de ciudadanos/as’.
La diferencia, hasta ahora insalvable, entre la formalidad de los derechos y
la efectividad de su goce es homologable a la diferencia entre la estabilidad
política y macroeconómica de nuestro país y la baja valoración de nuestra
democracia. Pensamos que, más que una analogía, se establece entre ambas
diferencias una relación parcial de causalidad. El énfasis en los aspectos
institucionales, predominante desde el retorno a la democracia, y la relegación de
los movimientos sociales que hicieron posible dicha restauración a un segundo
plano2, habría generado que la sociedad civil viese la democracia como un mundo
lejano, inalcanzable e implausible, explicando, en parte al menos, la baja adhesión
a la democracia por parte de nuestras ciudadanas y ciudadanos. Así se observa
en el paradojal contraste de un país como el nuestro, que expande la semántica
de los derechos civiles y las expectativas igualitarias, y al mismo tiempo conserva,
e incluso aumenta las desigualdades sociales. “Cuando los individuos no se
perciben como reales titulares de derechos, se desempodera la ciudadanía y en
general disminuye su posibilidad de comportarse como ‘actor social’ activo en el
proceso de autodeterminación y realización de intereses individuales y colectivos”
(Genera 2006; 14), aspectos centrales a una democracia efectiva.
En razón de esto, los estudios y campañas de Genera han buscado analizar
las dimensiones simbólicas, cotidianas y valóricas de la democracia. La
democracia, más que una técnica, una receta ingenieril, se basa en determinadas
condiciones culturales que deben ser estudiadas y promovidas, puesto que “Una
débil cultura democrática puede convertirse en el mejor aliado para la arremetida
de gobiernos autoritarios y populistas” (Genera 2006; 14).
2
Al respecto, ver Garcés, Mario y Valdés, Alejandra (1999), Estado del arte de la participación ciudadana en
Chile, Documento de trabajo para Oxfam‐GB, Santiago (esp. pp.24‐25), y Espinoza, Vicente (2004), “De la
política social a la participación ciudadana en un nuevo contrato de ciudadanía”, en Política, No. 43, pp. 149‐
183 (esp. pp. 154).
15
16. Es en este contexto que el respeto se presenta como un excelente
indicador de cultura política. Si el respeto es un valor y una práctica que varía
social e históricamente, y que define a la vez un modo de relacionarnos en
sociedad, la manera en que este se presente indicaría de modo significativo el
modo como se valora socialmente al otro3 –si es que se valora– y se establece el
mundo en común que define la actividad política. Como se señaló brevemente, se
analizan a continuación las distintas manifestaciones posibles del respeto, sus
notas comunes y generales que lo definen y distinguen, y se les asocian,
posteriormente, aspectos vinculados a estructuras sociales y regímenes de
respeto más o menos proclives al desarrollo de las actitudes, intereses y
facultades que fundamentan culturalmente el desarrollo de una sociedad
auténticamente democrática.
b. Regímenes de respeto y cultura política
En el apartado anterior se hizo énfasis en el respeto como concepto, y si
bien se adelantó su relación con los regímenes socioculturales del respeto,
conviene ahora aclarar dicha relación en un marco sociológico más global. Esto es
justamente lo que a continuación se esboza: un marco que distingue principios de
diferenciación y los vincula a particulares principios de reconocimiento que
determinan socialmente las actualizaciones del valor del respeto. A partir de esto,
se esbozan hipótesis de trabajo sobre el respeto en nuestro país.
El estudio del respeto se situará en el marco de la distinción entre una
sociedad jerárquica y una sociedad igualitaria, bajo el entendido que la nuestra
está en el medio de ambas y el estudio del respeto puede ayudar a discernir cómo
se conjugan dos principios de estructuración y cuál es nuestra predisposición
cultural a la democracia.
b.1 Régimen jerárquico del respeto.
Las sociedades jerárquicas son sociedades estratificadas, asimétricamente
constituidas y estructuradas en torno al principio de la desigualdad (Rodríguez &
Arnold 1999). Estas sociedades tienden a la centralización de los recursos y el
control político y se legitiman primordialmente en base a la tradición. La inclusión y
reconocimiento social de las personas tiende a estar anclada en diferencias de
clases o estamentos y a status adscritos, a los que se vincula un determinado
honor restringido a las capas superiores. Este honor lo poseen las personas
visibles, en virtud del cual son depositarias de un determinado respeto. En estas
sociedades, cada cual tiene perfecta “conciencia de posición social” (DaMatta
2002; 192), conciencia que viene dada por una estructuración social basada en
segmentos jerarquizados a los que se pertenece de manera principalmente
adscriptiva y que se aceptan en base a la tradición.
3
Según se verá en el análisis del concepto de respeto en el apartado siguiente.
16
17. En estos contextos el respeto es debido sólo a quien tiene un nombre, a
quien aparece visiblemente como representante social de una determinada clase.
Ellos son los respetados. Desde una perspectiva general, puede considerarse que
las diferentes sociedades han exigido respeto para quienes aparecen como
social y políticamente relevantes. Así, en regímenes políticamente excluyentes
sólo se debe respeto a quienes tienen acceso a la corte, a los cargos políticos
(todavía no públicos en sentido estricto), o a la polis, y que pueden aparecer
notoriamente en el espacio público restrictivo –vaya paradoja–, y suscitar de esta
manera la mirada atenta4 de quienes deambulan anónimamente.
Si lo que se respeta es por excelencia una determinada autoridad, acá la
autoridad proviene del estatus desigual legitimado en base a la tradición, lo que
dificulta el reconocimiento de los individuos como iguales, aquel reconocimiento
universal que se halla en la base de las democracias y que posibilita una esfera
pública abierta. Es por esto que en las sociedades políticamente jerarquizadas5 y
tradicionalmente legitimadas, usualmente se carece de los motivos necesarios
para el debate abierto, puesto que las partes no se reconocen como iguales y esa
desigualdad es considerada socialmente válida.
Estos regímenes son personalistas y se orientan en base a criterios
particularistas. El “carisma de la tradición”, la capacidad de las “personas”, de los
poseedores de un nombre, para dirigir un sistema que se autorepresenta como
inclusivo y sintético, capaz de incluir a todos sin preguntarles, inhibe la posibilidad
del disenso, base de toda cultura plenamente democrática, en la medida que a las
personas de las capas superiores –a las ‘personas’ propiamente tales–, ‘se las
respeta’, y esto quiere decir en contextos tradicionales: no se las cuestiona. Así, el
respeto opera como un diferencial de prestigio entre quienes pueden o no
exigirlo. Es por esto que este diferencial puede especificarse al interior de las
sociedades, y dentro de la familia, por ejemplo, los padres exigen respeto y no los
hijos –y la extensión del respeto a éstos últimos es cosa actual, deducida de
criterios primordialmente universalistas–.
En este tipo de sociedades, serían fundamentales las nociones de
“respetabilidad” y “veneración” como determinantes del respeto. Y lo que se
respeta, por excelencia, es la autoridad –en su acepción corriente–, y junto a ella,
la tradición que la funda, y que dota de una determinada honra que vuelve a
alguien ‘respetable’.
b.2. Régimen democrático de respeto
4
De acuerdo al sentido etimológico del concepto de respeto, según se vio anteriormente.
5
En distinción a una sociedad económicamente jerarquizada, como una sociedad industrial de
clases, que reconoce los derechos políticos a toda persona y, en virtud de ello, posibilita el
conflicto, pues las personas que legitiman un determinado ordenamiento –como sucede con la
soberanía popular– no disfrutan de de los beneficios económicos del mismo, y además pierden la
protección personal que poseían en los regímenes de precapitalistas y predemocráticos.
17
18. Las sociedades igualitarias, aunque lo sean formalmente, operan sobre
bases bien distintas. Inicialmente cabe destacar el paso desde el particularismo al
universalismo como criterio de orientación. Esquemáticamente, esto puede
describirse como el paso de la primacía de la noción de honor, que es siempre
parcial y diferenciado, al de “la dignidad igual de todos los ciudadanos”, proceso
cuyo contenido “fue la igualación de los derechos y los títulos” (Taylor 1993; 60).
Históricamente, esto habría tenido lugar con la conformación de los Estados
nacionales, puesto que la nación configura una totalidad abstracta que “deberá
haber abolido cualquier segmentación” (Mauss 1972, citado por DaMatta 2002;
229). Si bien puede afirmarse que los segmentos nunca dejan de existir, lo
primordial es que las sociedades no se estructuran en su conjunto con base a
éstos, sino universalistamente en base a principios crecientemente abstractos. Es
entonces que tiene lugar la “política de la dignidad igualitaria” o “universal” (Taylor
1993).
Filosóficamente, tal como se sostuvo inicialmente, los presupuestos de la
dignidad igualitaria individual bien pueden ser deducidos de la filosofía moral de
Kant y de su antropología filosófica, donde se sostiene que el hombre “ha de ser
tratado como un fin y no como un medio”. Con esto, el respeto se vuelve
moralmente exigible para y por todas las personas6.
Socialmente, el correlato de la filosofía lo encontramos en la tradición
liberal, en una sociedad que “no adopta ninguna opinión sustantiva acerca de los
fines de la vida”, comprometiéndose a “tratar a las personas con igual respeto”
(Taylor 1993; 85, cursivas nuestras). Puesto que el fundamento es la libertad, la
sociedad no puede determinar ninguna meta sustantiva a priori. Este es el
“politeísmo de los valores” de Weber, que parte del reconocimiento de que las
partes son irreductibles, y el respeto, justamente, es debido igualmente a
todas ellas. Es por eso que en sociedades igualitarias el respeto se
democratiza, se universaliza, y de esta manera, deja de operar como
diferencial de prestigio preestablecido entre quienes pueden o no exigirlo,
puesto que todos, en principio, pueden hacerlo, merecerlo, y, en contraste,
perderlo.
Dado que las constituciones son democráticas, el presupuesto es que el
poder reside en la sociedad civil, en el conjunto del pueblo, y es por esto que ante
todo es éste el que ha de ser respetado. El que todos sean política y socialmente
reconocidos en los regímenes democráticos contemporáneos está en la base de la
‘democratización del respeto’. Ahora bien, puesto que se ha de respetar a todos, el
fundamento del mismo ha de ser más abstracto, sin que quepa respetar
primordialmente en base a las ‘máscaras’ que portan las ‘personas’ (‘personajes’),
mediante las cuales participan del universo social. Es por esto que, en términos
mínimos, lo que se exige es un respeto del individuo, su libertad y su diferencia, y
6
Integrando, como se sostuvo, autoridad e igualdad, o bien permitiendo postular de la autoridad de la
igualdad y la dignidad universal.
18
19. no un respeto predefinido por la tradición hacia ciertos grupos sociales
específicos.
Por otra parte, los individuos ya no dependen esencialmente de su
pertenencia a clases jerarquizadas para integrarse a la sociedad, sino que tienden
a participar electivamente de la misma, mediante asociaciones voluntarias en el
marco de una sociedad ‘civil’ que, en principio, no ha de jerarquizar estas
organizaciones. Asimismo, puesto que las relaciones sociales se vuelven
altamente electivas, los individuos son autónomos respecto de éstas, lo que los
faculta no sólo para diferenciarse, sino para disentir públicamente con otros, lo
cual sería un elemento básico para el establecimiento de órdenes auténticamente
democráticos7.
La autonomía y la posibilidad de disenso permiten, además, la constitución
de un espacio público formalmente abierto, donde las partes enfrentan puntos de
vista que pueden ser incluso contrarios, sin que esta contraposición de ideas
devenga en violencia si es que ese disenso es legítimo y en él opera una relación
de respeto, de respeto a un orden democrático y pluralista8. Por eso, la violencia y
la ausencia de respeto se desencadenan por parte de aquellos que no respetan el
orden democrático y buscan imponer un determinado punto de vista como
privilegiado en un contexto lo suficientemente complejo y plural como para que ello
sea posible. Es decir, presentan sus puntos de vista como verdad y no como doxa.
Si hay respeto, en cambio, todos pueden integrarse a la sociedad mediante toda
clase de asociaciones, en los distintos espacios públicos, que no han de excluir a
priori a nadie, o a nadie que respete al menos esa dignidad igualitaria de base y
esa diferencia insalvable de perspectivas que son propias de un régimen
democrático.
Por otra parte, dado que todos son en principio dignos de respeto y
portadores de derechos inalienables, el trato respetuoso entre las partes exige un
mínimo de reciprocidad en las relaciones, las que no necesariamente se
vuelven perfectamente simétricas, equitativas, pero hacen posible que en todas
sea posible exigir el debido respeto, esa consideración que, en caso de no
tenerse, amenaza el vínculo por la pérdida del reconocimiento necesario para la
democracia.
La universalidad del principio de ciudadanía, por su parte, junto a la
institucionalización del disenso en base a esta consideración mutua, permite
la formación de una sociedad civil más crítica, puesto que el ‘poder social’
7
Esto es justamente lo que se halla en la base de los sistemas de partidos, que representan el legítimo
disenso en el ámbito político.
8
Es por esto que, si seguimos a Arendt, lo que se presenta en el espacio público son opiniones, doxas, que
son siempre cuestionables al mismo tiempo que defendibles, en contraposición a la verdad, que no se
discute y puede dar origen a la violencia. En este caso concreto, las partes son portadoras de opiniones que
se contraponen pero que reconocen una verdad: la verdad de la dignidad de toda persona. Si no se admite
esta verdad la contraposición puede dar lugar a la violencia.
19
20. (según el título de Habermas) que funda el régimen político está en sus
manos. La ciudadanía puede exigir respeto también al Estado, a sus autoridades
políticas e institucionales.
Las nociones básicas de este régimen son la igualdad, la universalidad, la
tolerancia, y, más allá de ésta, el respeto a los derechos básicos de todo ser
humano como respeto a su dignidad y autoridad absoluta. Así, se exige respeto
también para quien carece de todo poder, para quien posee una baja capacidad
de aparecer socialmente, para aquel que, en las sociedades tradicionales,
prácticamente no existía. Lo que se respeta en este caso son derechos
universales y la persona en que éstos se plasman. Esto no quita, en vivo
contraste, que se puedan redefinir constantemente los mecanismos de respeto
como diferencial de prestigio, permitiendo rejerarquizar las relaciones. Lo
particular de estos nuevos mecanismos diferenciales sería, en contraste a aquel
que caracteriza a las sociedades tradicionales, que su fuente tendría una raíz en el
individuo mismo (por excelencia: el self made man) y no en una determinada
herencia que lo anteceda.
Cuadro 2: Resumen conceptual
Dimensión Aspecto Orden Jerárquico Orden Igualitario
distintivo
Criterio de Particularismo Universalismo
orientación
Principio Desigualdad unitariamente Diferencia igualitariamente
Estructura estructural organizada organizada
social Principio Desigualdad Igualdad
normativo
Estructuración Segmentación adscrita: Asociaciones voluntarias:
en base a Grupo de origen media socialidad mediada por vínculos
relaciones sociales electivos
Respeto como Diferencial de prestigio: Universalmente exigible
exigible por pocos
Respeto Nociones Respetabilidad, veneración. Igualdad, tolerancia
básicas
Objeto de ‘Persona’, autoridad Individuo, derechos, libertad,
respeto jerárquica, tradición, honra, éxito, esfuerzo, mérito, etc.
iglesia, genealogía, patria,
etc.
Esfera pública Restringida a quien tiene Abierta
‘nombre’
Política Cultura política Intolerancia al disenso, Democrática:
respeto servil, primacía de la institucionalización del disenso,
obediencia respeto ‘evaluativo’, primacía de
la crítica
20
21. 3. Tradición y modernidad del respeto en Chile: hipótesis generales.
a. Tradición y modernidad del respeto; entre síntesis y cambio.
El esquema presentado permite vincular los distintos regímenes de respeto
a una determinada estructura y prácticas sociales. Sin embargo, pareciera que en
nuestro país, como en buena parte de América Latina, no nos encontramos
claramente ni en uno ni en otro lado de la clasificación. Los procesos de
modernización introducen normas universalistas que no logran, según parece,
modificar automáticamente nuestro esqueleto tradicional, lo cual va produciendo
tensiones en la interacción de ambos tipos sociales, dificultando la incrustación
social de los principios democráticos institucionalizados. Algunas veces pareciera
que la universalidad de los derechos no es más que ‘letra muerta’, ampliamente
subyugada por nuestra tradición autoritaria; otras, que la cultura democrática,
igualitaria y universalista avanza rápidamente a contrapelo de nuestra tradición; y
otras, que ambos esquemas se sintetizan en pautas sociales relativamente
estables que permiten orientarse en base a estos dos horizontes, en complejos
esquemas que median universalidad y particularismo9, permitiendo, por ejemplo,
orientarse particularistamente (o personalistamente) en ámbitos formalmente
funcionalizados. De acuerdo a DaMatta, nuestra sociedad parece tener abiertos
ambos horizontes de referencia, y si bien usualmente privilegia el horizonte
democrático para autodescribirse, ‘siempre sabemos que hay un conocido capaz
de otorgarnos un trato especial’. Así, cotidianamente sabemos de normas
universales y de regalías potenciales en las distintas esferas sociales; sabemos
que es posible personalizar, temperar, ese trato frío y universal del que es objeto
el individuo para el que se hace la ley (DaMatta 2002; 222).
No obstante, y contrariamente a lo que sostiene DaMatta para el caso
brasileño, este punto intermedio entre individualismo y personalismo, entre
universalismo y particularismo, no puede ser adecuadamente descrito, pensamos,
como una estabilidad sintética. Antes bien, vemos que nuestra sociedad cambia, y
si bien nuestra cultura tradicional, con claras notas autoritarias, no cesa de influir
sobre las prácticas asociadas a las tendencias universalizadoras, ese influjo es
muchas veces decreciente, aun cuando pueda esperarse que no desaparezca
nunca. Este decrecimiento tiene distintos objetivos: la pluralidad social no permite
el trato personalizado de modo generalizado, las ‘personas’ cada vez más logran
un ‘nombre’ en base a méritos propios, y la primacía de la esfera económica en
nuestros proyectos políticos parece entonces hacer sentir sus efectos. Existe, de
hecho, una creciente orientación al éxito, en base al esfuerzo, que probablemente
era harto menor 30 años atrás.
Debe insistirse, sin embargo, que esto no implica que vivamos un cambio
abrupto y radical, sino más bien que es posible observar una cierta tendencia,
9
Al respecto, ver DaMatta, Roberto (2002), “¿Sabe usted con quien está hablando? un ensayo sobre la
diferencia entre individuo y persona en Brasil” en Carnavales, malandros y héroes: hacia una sociología del
dilema brasileño, FCE, México.
21
22. pese a que las prácticas jerárquicas y no democráticas del respeto se conservan
todavía en nuestra sociedad. Muestra de esto es, por ejemplo, que si por una
parte Chile presenta una de las más sólidas tradiciones democráticas de América
Latina, sólo alrededor de un 50% de los chilenos “cree que la democracia es
preferible a cualquier otra forma de gobierno, frente a los guarismos cercanos al
80% observados en los casos de Costa Rica y Uruguay” (Luna y Seligson 2007;
5). Por esto, el Barómetro de las Américas, aplicado en Chile el 2006, se pregunta
“¿Cómo es posible que una de las democracias más consolidadas de la región,
con los mejores indicadores económicos, presente tan bajos niveles de valoración
de la democracia e instituciones de representación?” (Ibíd.).
En este sentido, no sería imprudente esbozar la hipótesis de una creciente
desvinculación entre las instituciones democráticas formales y las prácticas y
valoraciones desarrolladas por estas y la ciudadanía. Así, a pesar de la
modernidad de las instituciones, parece persistir, dentro de ellas y en la
ciudadanía, una sociabilidad tradicional, asociada a relaciones jerárquicamente
establecidas, donde prima la dependencia sobre la libertad, relaciones de poder
donde predomina el abuso a la igualdad, que impedirían que los valores que
fundamentan dichas instituciones democráticas formales tengan su correlato, o se
anclen, en la cotidianidad de nuestros conciudadanos y conciudadanas. Por
cuanto respecta al respeto, puede observarse, por ejemplo –y de manera bastante
significativa– que en Chile “la mitad de la población estaría dispuesta a tolerar que
se infrinja el estado de derecho y se violen las leyes para lograr controlar la
delincuencia” (Luna y Seligson 2007; xxiii). De esta manera, la práctica del respeto
en nuestro medio pareciera hallarse en un punto medio entre aquellas nociones
jerárquicas y poco generalizadas del respeto (que dan lugar a que un 80% de la
población no considere respetables los derechos de los delincuentes) y otras más
universales, fruto de los innegables pero limitados avances que ha experimentado
la sociedad chilena desde el retorno a la democracia.
b. Hipótesis.
En esta dicotomía, sin embargo, existiría una lenta tendencia, postulamos,
hacia el polo universalista, que vuelve a todas las personas dignas de respeto y
capaces de exigirlo. Así, el respeto, como un deber hacia un determinado orden,
cambia sus motivos y objetos con el paso del tiempo. Esto significa,
consecuentemente, que:
i. decrece el respeto al orden dado de la tradición, a la religión, a lo
heredado y a las personas investidas de autoridad (vale decir: a las
‘personalidades’), para dar paso crecientemente a un respeto al
individuo y sus derechos.
Si bien ambos modos de respeto coexistirían, puede suponerse que
22
23. ii. entre las personas mayores predominan los motivos tradicionales,
mientras que entre las generaciones más jóvenes adquieren
relevancia los motivos igualitarios, diferencia que daría cuenta de
un cambio social que se explica históricamente y que no se reduce a
una mera ‘irreverencia’ o ‘conservadurismo’ consustancial a
determinados grupos etáreos. La magnitud de dicha diferencia está
sujeta a determinación.
Este cambio social se asocia a la ampliación de las fronteras sociales, a la
globalidad creciente de la sociedad y al robustecimiento del orden democrático
que se plasma positivamente en una democratización del respeto. Esto implica:
iii. por una parte, y debido a la ampliación de los marcos sociales, una
pérdida de la fuerza del vínculo mediado por el respeto, en
comparación con la veneración y la obediencia propias del respeto en
relaciones jerárquicas y tradicionales, y, junto a esto, un
iv. aumento de la generalidad del respeto entendido como respeto
mutuo. Vale decir, el respeto se entienda cada vez más como valor y
práctica universalista, que opera socialmente de modo crecientemente
abstracto, desapegándose de criterios particularistas (preestablecidos,
‘personificados’, como el apellido, el color de piel, etc.), pudiendo ser
referido y exigido por el conjunto de seres humanos de acuerdo a juicios
variables y diferenciados.
v. Esta nueva valoración y práctica del respeto, por su parte, estaría
asociada a una cultura política más pluralista que permite una
mejor convivencia democrática.
23
24. Capítulo 3:
Resultados del estudio
En este capítulo se presentan los principales hallazgos del estudio. Como
tal, es el capítulo fundamental para comprender los significados y valoraciones
que asignan los chilenos y chilenos al respeto, así como su vínculo con la cultura
política democrática que a Genera le interesa fortalecer.
En primer lugar, se exponen muy sucintamente los aspectos metodológicos
fundamentales (1) a partir de los cuales se desarrolló el levantamiento de la
información empírica que sustenta este estudio. La brevedad de la exposición
refleja la decisión de privilegiar la claridad al detalle en los aspectos formales que
pudiesen complicar indebidamente la lectura.
A continuación (2) se exponen los principales hallazgos en lo referente al
concepto (o los conceptos) de respeto existentes en nuestro país. Se constata la
coexistencia de nociones muy diversas –e incluso contrapuestas– de respeto, con
niveles de adhesión muy semejantes, lo cual nos permite señalar que en nuestro
país el respeto aparece como un terreno en disputa. Luego, se constata que en
Chile existe la idea generalizada de que el respeto se gana, y como contracara, se
puede perder. Esto presenta un carácter ambiguo entre tradición y modernidad, en
la medida que, si por una parte puede aparecer como criterio autoritario y
excluyente, por otra abre muchas veces la posibilidad de negar y ganar el respeto
de modo igualitario, a partir de una exigencia recíproca de respeto.
A partir del análisis del ‘irrespeto’ (3), se verifica que en Chile existe una
gran sensibilidad en torno a las faltas de respeto. Asimismo, se observa que en
general se consideran mayormente faltas de respeto graves situaciones que
vulneran los patrones tradicionales de sociabilidad. Lo cual da cuenta de la
importancia que tiene en nuestro país, todavía, la noción de respeto como pariente
de sumisión.
Acerca de las ‘faltas de respeto’, por su parte, se observa que la mayoría de
los chilenos y chilenas las atribuyen a los jóvenes o al abuso de poder (4). En este
segundo término, se ve que en Chile muchas veces el respeto sigue siendo
exigido de modo unilateral y autoritario. En el primero, en cambio, se constata que
frecuentemente la disputa en torno al respeto tiene un carácter generacional,
donde los distintos grupos etarios se achacan mutuamente las responsabilidades
por las faltas de respeto.
En términos generales, se observa que la noción de respeto y de irrespeto
queda claramente segmentada por religiosidad, nivel de ingresos y edad. Este
estudio enfatiza sin embargo sólo los dos últimos aspectos. De ellos, a su vez,
24
25. destaca particularmente el último, bajo el entendido que las notables diferencias
entre jóvenes y no jóvenes pueden anticipar un cambio de la noción de respeto en
nuestro país.
Esto es de particular importancia al momento de vincular respeto y cultura
política (5), puesto que la magnitud de este vínculo hace pensar que las
diferencias intergeneracionales por grupo etáreo, además de pronosticar un
cambio en la noción de respeto en Chile, modifican su cultura política, haciendo de
éste un país cada vez más predispuesto al desarrollo de prácticas democráticas.
25
26. 1. Ficha metodológica
1.1 Fase cualitativa:
-Grupo Objetivo: Hombres y mujeres, que tuviesen entre 16 y 30 años y 45 y 70 años,
residentes en el Gran Santiago, de todos los niveles socioeconómicos (evitando los
extremos).
• Técnica: grupos focales
• Distribución muestral:
1. 6 hombres, mayores de 45 años y menores de 70 (HM).
2. 6 hombres, menores de 30 años y mayores de 16 (HJ).
3. 6 mujeres, mayores de 45 años y menores de 70 (MM).
4. 6 mujeres, menores de 30 años y mayores de 16 (MJ).
La omisión de las personas mayores de 30 y menores de 45 años se hizo con el objetivo
de captar mejor las diferencias intergeneracionales.
• Período de aplicación: 23 de abril y 6 de mayo de 2008
1.2 Fase cuantitativa:
• Grupo Objetivo: Hombres y mujeres entre 16 y 65 años, residentes en el Gran
Santiago, de todos los niveles socioeconómicos.
• Técnica: Aplicación de encuestas presenciales en hogares.
• Tamaño muestral: 504 casos.
• Tipo de muestreo: trietápico (probabilístico en sus dos primeras etapas –
manzanas y hogares- y por cuotas de edad y sexo en su tercera etapa). La
muestra siguió los parámetros censales para las categorías demográficas de sexo
y edad.
• Período de terreno: entre 9 y 20 junio de 2008.
• Margen de error muestral: 4.45
El cuestionario fue realizado a partir del análisis de los grupos focales, que tuvo
lugar antes de la realización de la encuesta.
26
27. 2. Concepto de respeto
2.1 Polisemia del concepto de respeto: mínimo civilizatorio y
diferencial de valor
Como primera aproximación al respeto en Chile, cabe insistir en los
distintos planos semánticos en que operan los discursos socialmente elaborados
en torno a él. Sobre este aspecto ya se adelantaron previamente algunas ideas,
pero conviene enfatizar en él con mayor profundidad. Para ello nos basamos en el
análisis de los grupos focales, puesto que sólo a través de ellos fue posible, como
cabe suponer, discernir los distintos planos semánticos, los sentidos subjetivos
que la encuesta, como toda aplicación de cuestionarios rígidos, sólo puede
presuponer mas nunca indagar directamente. Por tratarse de un aspecto
conceptualmente anterior a las diferencias indagadas cuantitativamente,
partiremos por él para posteriormente observar con mayor claridad las diferencias
sociales en torno a su valoración.
Se constató ante todo una constante inseguridad y falta de consenso en
torno a la noción de respeto a lo largo de los distintos grupos focales. Su sentido
tendió a ir definiéndose a lo largo de los mismos, aunque nunca de manera
definitiva, y para ello los participantes constantemente redefinieron sus propios
puntos de vista, dando cuenta de esta manera que no sólo desde las ciencias
sociales, sino que también en los discursos cotidianos, el concepto de respeto, a
la vez que usado con holgura, no es objeto preferente para la reflexión conciente.
Si por una parte las personas no tuvieron problemas para utilizar libremente la
palabra respeto, como vocablo totalmente incorporado a su lenguaje, su sentido
no apareció nunca nítidamente cuando éste fue solicitado.
A la hora de definir su significado emergió una tensión en las
conversaciones, una tensión asociada a dos raíces ‘profundas’ del concepto no
perfectamente armónicas entre sí, tensión que puede ser circunscrita mediante la
distinción entre respeto como mínimo y respeto como diferencia (o diferencial).
Esta tensión entre mínimo y diferencia se corresponde con los significados
de respeto como derecho universalmente exigible, asociado a la humanidad de
toda persona, y al respeto como un diferencial socialmente definido –según se
trató en las páginas precedentes. Ahora bien, lo peculiar es que ambas nociones
están, de una u otra manera, presentes en prácticamente el conjunto de los
discursos asociados al respeto, y estas nociones, a medida que los interlocutores
comienzan a reflexionar, aparecen en una convivencia problemática. En este
sentido, tenemos por una parte que “todos somos dignos de respeto” (HM), de
manera que “el respeto es un derecho” (MM), un “respetar los derechos del otro”
(MM), configurándose así como un “mínimo para cualquier tipo de relación o
actuar” (HJ) “por una cuestión propia del ser humano” (HJ); y por otra, en
contraste, que si “somos respetables naturalmente (...), hay cosas que se
distorsionan en el camino” (MJ). Es entonces que el respeto, además de constituir
27
28. ese piso mínimo que permite las relaciones interpersonales, se configura también
como un diferencial, un diferencial, eso sí, desarrollado en base a criterios
disímiles.
En este sentido, el respeto parece especialmente debido a ciertas
personas, en ciertas condiciones, y es también susceptible de ser quitado. Si
como mínimo el respeto se plantea como un límite absoluto, aquella intimidad
intocable de la otra persona, por otra parte “el respeto también es mutuo, se va
construyendo en el tiempo y se puede perder, entonces en ese sentido los límites
realmente no existen” (MJ). De este modo, el respeto viene considerado no sólo
como un ‘límite natural’, sino que “el contexto, el momento histórico y también a
través de los vínculos personales esos límites se van construyendo [...como] una
negociación de cada día” (MJ). Ahora bien, dependiendo de las conversaciones,
estos diferenciales, ‘límites’, se construirían no sólo como una negociación
auténtica, sino que también “el respeto es una conquista” (HM), de carácter más
unilateral que multilateral. Postergando de momento el análisis sobre la
naturaleza diversa de los motivos diferenciales, cabe insistir sobre esta ‘tensión’
entre respeto como igualdad y como diferencia, la que fue evidenciada no sólo en
el análisis, sino por los mismos participantes de las conversaciones:
(...) yo estaba conversando con un cura amigo de la Universidad Católica y
ahí en la Alameda estaba lleno de indigentes y gente pobre, y claro, él me
decía ‘si somos todos iguales llévalo a tu casa, trátalo como tu igual’ y ahí
es donde se tambalea la cosa. [...] O sea, se puede establecer la igualdad
como génesis del ser humano, pero no puedo aceptar que… (HM)
Asimismo, un joven que defendía insistentemente una noción de respeto
liberal y universalista, reconocía que “sería un poco ridículo decir que [se respeta]
simplemente por ser personas porque no es tan fácil” (HJ).
“(…) en la práctica se respeta más a aquel con estudios, al que ha logrado
algo o al que tiene cierta posición social o si no, no hay respeto” (HM)
Con el objeto de evitar esta confusión en la que más o menos patentemente
se enredaron los distintos grupos focales, podría decirse que el respeto marca una
diferencia –marca una deferencia–, en un sentido doble:
- Por una parte marca la diferencia entre lo intocable (lo sacro) y lo
manipulable (lo negociable, lo profano) en el trato con otras personas. Es
en este sentido que todos somos merecedores de un respeto mínimo, por
nuestra pura condición de seres humanos, y esta diferencia, esta
deferencia, parece venir definida, trazada, en virtud de nuestra humanidad
misma.
- Por otra parte, el respeto traza una marca entre lo estimado y lo
desestimado. Vale decir, sobre el lado ‘manipulable’ de la distinción
anterior, se reespecifica una distinción entre lo que social y/o
28
29. subjetivamente se estima y aquello que no, o que incluso se desprecia, sin
amenazar, no obstante, esa condición ‘intocable’ previa. Los criterios sobre
los que se constituye esta valoración son dispares y, sostenemos, no son
meramente subjetivos, sino que dichas expresiones subjetivas dependen de
determinadas valoraciones sociales.
De acuerdo a esta distinción, los significados asociados al respeto podrían
dividirse inicialmente en dos ámbitos, según refieran a ese respeto universal y
básico a todo ser humano, o bien a aquello sobre lo cual se estructuran las
diferencias. Ahora bien, esta segunda dimensión podría ser, a su vez, vuelta a
subdividir, entre aquellos conceptos diferenciales asociados al respeto como
jerarquía o como diversidad universalista.
Cuadro 3: distinciones semánticas en torno al respeto
Criterios Jerárquicos Universalistas ≈ Valoración
diferenciales (o tradicionales) (o pluralistas)
Mínimo Dignidad universal ≈ Valor
civilizatorio
2.2 Conceptos de respeto en Chile
Según se sigue del análisis de los grupos focales, el respeto como ‘mínimo
civilizatorio’ parece se un valor universalmente consensuado –a nivel de
declaraciones, ciertamente–. Ahora bien, entrando en el análisis cuantitativo,
interesados en discernir el sentido de la noción de respeto en nuestro país, se
preguntó en la encuesta por el concepto con el cual se relacionaba principalmente
el concepto de respeto1011:
10
Este gráfico, como todos los que se presentan posteriormente, son de elaboración propia, y se
desarrollaron en base a los resultados de la encuesta ‘Respeto y Cultura Política 2008’, cuyo
cuestionario se presenta en los anexos y cuya ficha metodológica fue presentada en las páginas
precedentes.
11
Los ocho conceptos presentados en el gráfico 1 y agrupados en el cuadro 4 no corresponden a
respuestas abiertas, sino que fueron predeterminados a partir del análisis de los grupos focales,
bajo el entendido de que, con ellos se mapeaba adecuadamente el espectro del respeto en nuestro
país.
29
30. Gráfico 1: Conceptos con que se relaciona el respeto (%)
Consideración
Temor 6% Obediencia
1% 24%
Educación
24%
Igualdad
11% Tolerancia
Jerarquía Libertad 26%
2% 6%
Al analizar los conceptos representados en el gráfico 1, se puede observar
que cada uno de ellos se asocia a una noción jerárquica o a una noción igualitaria
de respeto. El concepto de educación podría en este sentido aparecer como
problemático; no obstante, de acuerdo al análisis cualitativo, así como en los
cruces con otras variables, se estimó que por educación –y al hablar de respeto–
los chilenos y chilenas entienden principalmente los modos y formalidades, las
normas de urbanidad, y que representa un valor esencial en las nociones
tradicionales asociadas al respeto.
“No estoy hablando de educación formal, sino que de modales. Entonces
bajo esa perspectiva yo pienso que la educación es una pieza importante dentro
de lo que significa la conciencia del respeto” (HM)
En este sentido se agrupan los conceptos del siguiente modo:
Cuadro 4
Concepto Concepto
democrático- Conservador-
igualitario autoritario
Tolerancia. Obediencia.
Libertad. Jerarquía.
Igualdad. Educación.
Consideración. Temor.
= 49 % = 51 %
30
31. Así considerados los conceptos de respeto, se observa, de acuerdo a los
datos, que ambas nociones de respeto están igualmente presentes en nuestro
país. Lo primero que sorprende es que las primeras mayorías sean conceptos muy
disímiles entre sí, como lo son ‘tolerancia’, ‘obediencia’ y ‘educación’, que obtienen
un 26% de las preferencias la primera, y un 24% la segunda y la tercera. La cuasi-
oposición de estas nociones y sus iguales niveles de adhesión marcarían los
límites de la variabilidad ‘simbólica’ en torno al respeto. El concepto de respeto
representaría un ‘terreno en disputa’ en términos sociales, existiendo un ‘empate
técnico’ entre el concepto democrático-igualitario (49%, igualitario en los gráficos
sucesivos) y el concepto conservador-autoritario (51%, jerárquico de ahora en
adelante) en nuestro país. Este empate entre nociones tan diversas confirma
justamente la existencia empírica de una segunda distinción en torno al
concepto de respeto: como valor igualitario y como valor tradicional. Vale
decir; confirma la convivencia de una noción de respeto según la cual el otro
puede ser considerado y respetado como un igual, y otra según la cual el respeto
obedece a una relación vertical y basada en la tradición.
Ahora bien, si se siguen las hipótesis de este estudio, se tiene que ambas
nociones no se expresan en una convivencia aproblemática, sino que en buena
media se trata de una disputa intergeneracional, según la cual poco a poco el
concepto de los más jóvenes, los educados en democracia, tendería a asociarse
a nociones democráticas, mientras que el concepto de las personas mayores se
asociaría preferentemente a nociones autoritarias o tradicionales. Así se observa
en el gráfico 2, donde las diferencias intergeneracionales en relación al concepto
de respeto son significativas.
Como se ve, entre los más jóvenes existe un 55,8% que entiende el respeto
en su dimensión igualitaria y democrática, mientras que entre los segmentos
mayores dicho porcentaje disminuye a 41,1 y 46,7 %. Esto permite suponer
entonces que esta noción de respeto se irá imponiendo en el tiempo, con
31
32. consecuencias importantes en términos de convivencia democrática, según se
discutirá más adelante.
Otro criterio que segmenta de manera nítida el concepto de respeto en
Chile es el nivel de ingresos. Así, según se observa en el gráfico 3, la gente de
menores ingresos asocia el respeto preferentemente a una noción jerárquica,
entre la gente de ingresos medios existe un ‘empate técnico’ entre ambos
conceptos, y las personas de mayores ingresos asocian predominantemente el
respeto a nociones de carácter igualitario. Los motivos podrían ser múltiples, y
sobre ello ahondaremos más adelante, pero cabe presuponer que el nivel de
ingresos está fuertemente asociado al nivel educativo alcanzado por las personas,
y que un mayor nivel de educación facilita a una comprensión del respeto como un
valor más democrático que tradicional y autoritario. Otras posibles explicaciones
serán ensayadas posteriormente.
Así se observa en el gráfico 4, donde se presenta una relación inversa
entre los años de educación y el concepto de respeto, siendo ésta perfectamente
lineal salvo para los dos últimos niveles (superior incompleta y superior completa),
que no presentan diferencias significativas. Esto resulta especialmente sugerente
al relacionar el concepto de respeto con adhesión a la democracia, pues permite
promover la idea de que una noción de respeto pluralista y democrática es en
buena medida ‘educable’. Con esto, el respeto como valor que faculta una
interlocución entre iguales puede ser objeto de intervención, como política pública
de educación, para cimentar las bases culturales de una democracia sustantiva.
32
33. 2.3. Respeto: cómo se merece, se gana y se pierde
Ahora bien, otra manera de conocer las nociones de respeto en Chile es
indagar en los criterios por los cuales se piensa que una persona merece respeto.
En este sentido, pareciera que entre los chilenos/as la idea de que el respeto se
gana esta muy asentada, sin que esto necesariamente se asocie a un respeto que
no se quita. Asimismo, los múltiples motivos por los cuales puede ser ganado o
perdido dan cuenta de nociones distintas de respeto por parte de los encuestados
y encuestadas.
Por lo mismo, no es trivial el hecho de que para la mayor parte de las
personas el respeto sea un logro antes que un derecho. Tal parece ser la realidad
de nuestro país, donde un 73% se inclina por la idea de que “la gente no nace
merecedora de respeto: el respeto hay que ganárselo” (gráfico 5)
Gráfico 5: La gente no nace merecedora de respeto: el respeto hay que ganárselo (%)
En desacuerdo
27%
De acuerdo
73%
33
34. Vale decir, los encuestados manifiestan su predilección por una noción de
respeto que opera más como criterio diferencial que como mínimo civilizatorio.
Creer que el respeto se gana no es en sí mismo negativo, mas sí lo es, a juicio
nuestro, el carácter excluyente y discriminador que esconde la asociación de esto
a la idea de que “la gente no nace merecedora de respeto”. Para los chilenos y
chilenas, si bien existirían ciertos grupos sociales que serían poseedores de una
suerte de ‘respeto natural’, como los padres, profesores y los ancianos (ver
dimensión ‘desautorización intergeneracional, gráficos 18 y ss.), en general el
respeto sería un logro antes que un derecho connatural. Esto no significa tan sólo
que el respeto pueda perderse, sino que, más allá de eso, permite suponer que
para muchas personas el respeto no se posee a menos que se gane. Esto da
cuenta de una noción altamente individualista y competitiva de respeto, y se
condice perfectamente con la segunda alternativa más elegida a la hora de decidir
el motivo principal por el cual se falta el respeto en nuestro país: para un 19,2% de
los encuestados el respeto se falta “porque algunas personas no saben hacerse
respetar” (gráfico 26), del mismo modo que se condice con el altísimo nivel de
acuerdo frente a la afirmación “si alguien no es respetado, es por su culpa” (66%,
gráfico 6). Por otra parte, esto es relativamente inconsistente con las
declaraciones analizadas en 2.1, donde se enfatizaba insistentemente sobre la
idea de que todos somos dignos de respeto por nuestra pura condición de seres
humanos. Si bien resolver esta inconsistencia no es fácil, podría señalarse que,
puesto que el respeto opera tanto como mínimo civilizatorio y como un mecanismo
diferencial de valoración social, al momento de escoger los chilenos y chilenas se
inclinarían primordialmente por la idea de que el respeto es principalmente un
criterio de valoración que un mínimo civilizatorio.
Gráfico 6
S i a l g u ie n n o e s r e s p e t a d o , e s p o r s u c u lp a
N s /n r
2%
E n d esa cu erd o
32%
D e acuerdo
66%
También a lo largo de los grupos focales apareció con frecuencia la idea de
que “el respeto es una conquista” (HM). Todos los hombres mayores, salvo uno,
estuvieron de acuerdo con que el respeto era algo que se ganaba. También entre
los jóvenes había un cierto consenso al respecto, aunque la idea tendía a ser
menos importante: “el hecho de que te respeten es una consecuencia” (HJ).
34
35. De modo general, existe entonces la idea del respeto como algo que debe
‘ganarse’, y al respecto es significativo el hecho de que esta concepción del
respeto no sea ni puramente jerárquica ni abiertamente igualitaria. No es
igualitaria por el hecho de que, además de establecer un diferencial entre gente
que es más o menos ‘respetable’, el “hacerse respetar” puede a veces tener un
carácter incluso violento. Sin embargo, y en contraste, todos podemos
eventualmente ‘hacernos respetar’ y de esta manera ‘ganarnos el debido respeto’.
En este sentido, el respeto puede también ser por todos conquistable, puede
quedar potencialmente abierto a todos, pero como una especie de triunfo del que,
eso sí, no todos gozan. Estas relaciones no sólo se establecen respecto de las
personas más ricas o con más poder, sino también respecto de quienes cumplen
con determinados ‘motivos’ de respetabilidad, con determinadas expectativas de
comportamiento, y es por esto que un joven pude sostener que: “o sea, el
cartonero merece todo mi respeto, porque está trabajando” (HJ).
Lo más preocupante, insistimos, es el hecho de que la mayoría de las
personas piensen que las personas no nacen merecedoras de respeto. Vale decir,
no el hecho de que se asocie el respeto a mérito, sino que, al hacerlo, se pierda
de vista que es ante todo un derecho. En cierta medida, esta alternativa da cuenta
de un individualismo llevado a su extremo, donde sólo vale el que triunfa. Así lo
corrobora la opinión de los mismos encuestados, según se ve en el gráfico 7,
donde un 74% piensa que "En este país, el respeto depende primordialmente de la
capacidad de imponerse".
Gráfico 7: "En este país, el respeto depende primordialmente de la
capacidad de imponerse" (%)
Ns/nr
En desacuerdo 0%
26%
De acuerdo
74%
Coherentemente, si el respeto se gana, también se pierde, vale decir, su
dimensión móvil operaría fluidamente en ambos sentidos, según lo confirma el alto
grado de acuerdo acerca de la idea de que la “quien no respeta, no merecer
respeto” (69%, gráfico 8).
35
36. Gráfico 8 : Quien no respeta, no merece respeto (%)
Ns/nr
1%
En desacuerdo
30%
De acuerdo
69%
La idea de que el respeto se gana y se pierde –omitiendo el respeto a
ciertos grupos considerados como autoridades ‘naturales’– es más que una
descripción. Representa también una adhesión. A las chilenas y chilenos pareciera
no molestarles que sea así. En este doble sentido, pensamos, tiene que leerse el
gráfico 9, donde el 90% de los encuestados está de acuerdo ante la idea de que
“En este país, si uno no se hace respetar, todos te pasan a llevar”. Ahora bien, la
adhesión a la idea bien podría ser una reacción plenamente justificada frente a las
frecuentes faltas de respeto originadas a partir del abuso de poder, aspecto sobre
el cual volveremos más adelante. En este sentido, la defensa de la idea de que
‘hay que hacerse respetar’ podría estar fundada en la noción de a ‘uno’ no le
deben faltar el respeto, y para ello en este país la principal forma de lograrlo sería
imponiéndose. Así sostienen, al menos parcialmente, los jóvenes, según se verá
en 4.1.2.
Gráfico 9: "En este país, si uno no se hace respetar,
todos te pasan a llevar"(%)
En desacuerdo Ns/nr
9% 1%
De acuerdo
90%
Sin embargo, los mismos encuestados expresan un acuerdo bastante
consensuado frente a la idea de que “quien respeta, es respetado” (gráfico 10).
Esto permitiría confirmar –al menos parcialmente– la idea de que el respeto como
logro ‘competitivo’ se justifica como una defensa frente a las faltas de respeto,
pero que el respeto lleva aparejada una noción de reciprocidad que, de
extenderse, presumiblemente haría disminuir la idea de que el respeto es un logro.
36
37. “El respeto también es mutuo, se va construyendo en el tiempo y se puede perder”
(MJ)
Esto es así en la medida que bastaría ser respetuoso para ser respetado,
sin necesidad de competir, de imponerse, ni de ganarle a nadie. En este sentido,
el respeto puede ganarse o perderse por conductas de reciprocidad, propias del
juego democrático, en desmedro de una conducta competitiva excluyente.
Gráfico 10: Quien respeta, es respetado (%)
En desacuerdo Ns/nr
10% 1%
De acuerdo
89%
Sin embargo, si bien se ve una alta adhesión a la idea de respeto como
reciprocidad, en general pareciera predominar la idea del respeto como logro. La
reciprocidad podría ser leída como un criterio de logro, particularmente para los
más jóvenes, que someten el imperativo del respeto a una exigencia mutua de
trato respetuoso, según se verá más adelante. Aún así, nos parece que la
asociación del respeto como un logro más que como una reciprocidad, es del todo
comprensible a la luz de nuestros datos, puesto que no hace otra cosa que reflejar
una experiencia cotidiana en donde aún cuando podamos tener conductas
respetuosas, estas no nos aseguran el respeto de los demás, a menos que éste
sea exigido, y en ese sentido, conquistado.
3. Respeto e ‘irrespeto’
3.1 ‘Irrespeto’ y concepto de respeto
Con el objeto de ahondar en la noción –o las nociones– de respeto
presentes en nuestro país, se interrogó sobre el ‘irrespeto’, ejemplificando con
situaciones concretas frente a las cuales los encuestados y encuestadas debían
posicionarse. Los resultados se presentan en el cuadro 5.
CUADRO 5: “A continuación le leeré una serie de situaciones. La idea es que Ud.
me diga, para cada una de ellas, si cree que no es una falta de respeto, que es una
falta de respeto poco grave o bien una falta de respeto grave...”
37