El documento describe cómo la música puede utilizarse en procesos educativos de dos maneras: 1) para desarrollar competencias artísticas como la sensibilidad, apreciación estética y comunicación, y 2) para integrarla en otras áreas académicas como matemáticas y ciencias sociales. La música enriquece el aprendizaje al ayudar a desarrollar habilidades como el análisis, la reflexión y el juicio crítico. Los estudiantes pueden usar la música para actividades como la notación, edición de sonido