La música expresionista buscó crear un nuevo lenguaje musical liberado de la tonalidad y la armonía tradicionales, dejando fluir las notas libremente. Arnold Schönberg desarrolló el dodecafonismo, basado en las doce notas de la escala cromática utilizadas en cualquier orden sin repetición, evitando centros tonales. Junto a Alban Berg y Anton von Webern formó la Segunda Escuela de Viena, desarrollando composiciones totalmente dodecafónicas.