Este documento discute el papel fundamental de los profesionales de la información en el espacio público y la democracia. Argumenta que no hay política ni democracia sin textos, y que archivar no es simplemente guardar información sino comprenderla, relacionarla y contextualizarla para guiar a los ciudadanos. Finalmente, sugiere que la lectura debe evolucionar para incluir diferentes formatos como imágenes, datos y flujos de información a medida que la sociedad se vuelve cada vez más digital.