5. 1. El cristianismo
El cristianismo se presenta como una
doctrina de salvación que defiende la
existencia de un Dios único, personal,
omnipotente, que es, al mismo tiempo, padre
y juez de los seres creados por él. Dios crea
el mundo de la nada, por voluntad propia, y
mantiene una relación de providencia con Él,
protegiéndolo y rigiendo el orden existente.
Expone la teoría de la Revelación: Dios envió
a su hijo, Jesucristo, para salvar y redimir a la
humanidad. Recoge la tradición de las
religiones mistéricas que creen en un Dios
que muere y resucita y promete la felicidad
más allá de la muerte.
Paralelamente al cristianismo, se desarrolla,
en este mismo siglo, la teoría de Filón de
Alejandría (precedente de neoplatonismo)
que defiende la existencia de elementos
intermediarios entre la Unidad (Dios) y la
materia.
6. 2. Razón y fe
A partir del siglo II, el cristianismo entra en contacto con la filosofía helenística y, a raíz de esta
relación, se inicia uno de los problemas centrales del pensamiento medieval: ¿puede servir la
razón como fundamento de la fe?, ¿pueden ser la teología y la filosofía disciplinas
complementarias? La respuesta a esta cuestión varía en función de las tendencias.
Siglos II-IV
Apologetas: defienden la superioridad de la fe sobre la razón, porque ésta es limitada y no puede
acceder a conocer a Dios. Fe y filosofía son independientes porque no hay compatibilidad posible
entre el mundo celestial y el terrenal. Los más destacados son Justino y Tertuliano.
Escuela de Alejandría: representada por Clemente y Orígenes, intenta conciliar el espíritu
religioso con la especulación filosófica de manera que sea posible un sistema teológico-filosófico
cristiano. La filosofía ha de ayudar a entender el cristianismo.
Gnósticos: quieren superar la fe por medio del conocimiento (gnosis), que es una vía de
salvación. Proponen una vía mística que conduce al conocimiento de los misterios divinos.
Defienden una fusión de elementos griegos, cristianos y orientales a partir de los cuales explican la
oposición entre Dios y materia. Su especulación da paso a las herejías.
Neoplatonismo: está representado, en el siglo III, por Plotino, que recoge la herencia de Filón de
Alejandría. Su teoría es una defensa de la filosofía griega y del platonismo, y una síntesis del
racionalismo griego y la religión. Admite la distinción platónica de dos mundos y la trascendencia
de un principio supremo que es la Unidad (Dios). La realidad está constituida por una cadena de
elementos que van de la unidad a la multiplicidad, y que surgen por emanación: el Uno-el nousel
alma universal-las almas particulares-la materia. El proceso de emanación tiene un doble sentido:
descendiente y ascendiente; de ahí que defiendan el panteísmo, porque todo es una parte de Dios
o del Uno.
Padres de la Iglesia: defienden la unidad de la fe contra las herejías. Se ocupan de cuestiones
teológicas y, aunque incorporen aspectos de la tradición platónica y neoplatónica, creen que no se
debe proceder a una racionalización del dogma cristiano. La razón puede ayudar a entender los
dogmas, pero la revelación se acepta por la fe y no por medio de la especulación filosófica. Se
distinguen los griegos (Gregorio de Nisa) y los latinos (San Agustín). Dan nombre a la patrística.
7. 3. Agustín de Hipona
(Tagaste, 354-Hipona, 430). Hijo de padre pagano y de madre cristiana, fue educado en el
cristianismo, pero se mantuvo alejado de él durante una época en la que se dedicó a la
retórica, gramática y literatura latinas. Polemizó con el maniqueísmo. Fue obispo de Hipona.
De sus obras, destacan: Soliloquios, las Confesiones y De Trinitate. Es el principal
representante de la patrística e incorpora el pensamiento platónico que se mantendrá hasta el
siglo XIII.
a) Relación razón-fe. Ambas colaboran en la comprensión de la verdad cristiana. La
razón ayuda a la fe clarificando los contenidos de ésta, y la fe orienta, ilumina y guía a
la razón.
b) La verdad. Siguiendo a Platón, acepta que la verdad es eterna e inmutable y, por tanto,
no puede ser la experiencia la que nos la proporcione, porque el conocimiento sensible
es particular y contingente. La persona la descubre en sí misma, en su alma, en la
conciencia, y el único ser que se la ha podido transmitir es Dios, eterno e inmutable.
Se trata de una verdad irradiada por Dios en un acto de iluminación por el cual
transmite las ideas de su mente a la mente humana.
c) Existencia de Dios. Demuestra la existencia de Dios mediante una prueba noológica:
la persona descubre en los actos espirituales las verdades eternas, las ideas, y se da
cuenta de que el conocimiento de la imperfección lleva al conocimiento de la
perfección, lo que es relativo conduce a lo absoluto, y lo que es humano lleva a pensar
en lo que es divino.
d) El ser humano. Acepta el dualismo de Platón. El ser humano está constituido por dos
sustancias: material (cuerpo) y espiritual (alma). En el alma distingue la razón inferior
(que proporciona un conocimiento científico de las cosas, del mundo físico) y la razón
superior (que conoce las ideas gracias a la iluminación divina).
e) Concepción de la historia. Reflexiona sobre el sentido de la historia desde una
perspectiva cristiana. La describe, metafóricamente, como una lucha entre dos
ciudades, la del Bien y la del Mal, la ciudad de Dios y la ciudad de los hombres, que
expresan el sentido moral de la conducta humana: para unos, la felicidad se encuentra
entre los individuos; para los otros, reside en el amor a Dios.
8. II. ESCOLÁSTICA PRIMITIVA
1. El problema de los universales (siglos X-XII)
2. Anselmo de Canterbury
(siglo XI)
El nombre de Escolástica proviene de las Escuelas
que funcionaban como centros de estudio y que se
desarrollaron desde el siglo IX hasta el XV.
El primer período es el de la Escolástica primitiva,
que se inicia en el siglo IX, coincidiendo con la
cristalización del Imperio carolingio, y se extiende
hasta el siglo XII. Se mantiene la herencia de Platón
y de San Agustín y se analizan textos de la tradición
griega y latina mediante la lectura y el comentario.
Con respecto a la relación entre fe y razón, se
defiende una síntesis que conduce a una
racionalización de la visión del mundo. La filosofía se
convierte en instrumento para entender la verdad
cristiana. El conocimiento lo proporciona la
Revelación, de manera que Revelación y Razón se
mantienen unidas.
9. 1. El problema de los universales
El problema de los universales es uno de los problemas centrales de la filosofía medieval
que se pregunta por el origen y la naturaleza de los conceptos (universales): si la realidad
sensible, que conocemos por medio de la experiencia, es particular, ¿cómo pueden los
conceptos de la mente tener un valor universal? ¿Tienen los conceptos realidad en sí
mismos, independientemente de las cosas? La respuesta a estas preguntas originó
diferentes tendencias.
– Realismo exagerado (San Agustín, Juan Escoto Eriúgena y San Anselmo). Se llama
realismo porque admite la realidad independiente de los universales. Sigue la tradición
platónica y defiende que los universales existen en sí mismos en un mundo distinto del de
las cosas, son previos a ellas (universalia ante rem). Son realidades mentales con las que
los individuos singulares de la realidad mantienen una relación de correspondencia. Hay una
correspondencia entre pensamiento y realidad.
– Realismo moderado (Gilbert de la Porré, Juan de Salisbury y Santo Tomás). Tendencia
que sigue dando realidad a los conceptos, pero no los sitúa en un ámbito diferente al de las
cosas sensibles, sino en las cosas mismas (universalia in re). Recoge la tradición
aristotélica, considerando que los conceptos son producto de un proceso de abstracción que
lleva a cabo el entendimiento cuando separa la forma, que es la parte universal de la
sustancia, de la materia. La captación de la forma o esencia proporciona el concepto.
– Nominalismo (Roscelino, Pedro Abelardo y Guillermo de Ockham). Se inicia en el siglo XI
con Roscelino, que defendía un nominalismo terminista, porque reduce los conceptos a
términos o palabras vacías de contenido (flatus vocis), que por sí mismas no significan nada
y sólo adquieren sentido cuando se refieren a los individuos. El principal representante fue
Ockham (s. XIV), que admite sólo la existencia de los individuos particulares de la realidad y
reduce los universales a simples nombres o términos por medio de los cuales designamos
diferentes individuos de una misma especie. Como tales, no tienen entidad propia, no son
esencias, sino nombres. Si los individuos no existiesen, tampoco existiría el concepto a partir
del cual los definimos (universalia post rem).
10. 2. Anselmo de Canterbury
(Aosta, 1033-Canterbury, 1109). Viajó por Francia y fue
obispo de Canterbury. Entre sus obras destacan Proslogion y
De veritate.
– Relación fe-razón. Sigue la tradición de San Agustín y
defiende que fe y razón son complementarias y se
mantienen en una síntesis. Sitúa la fe como punto de
partida del conocimiento intelectual.
– Existencia de Dios. Para demostrar la existencia de
Dios formula el argumento ontológico. Se trata de
una demostración «a priori». Dios se ha definido como
«el ser mayor que el cual nada puede pensarse». Si
Dios es el ser mayor que existe, tendrá que existir no
sólo como idea de nuestro pensamiento, sino también
en la realidad, ya que, si no existiera en la realidad, ya
no sería el ser mayor. Por tanto, si tenemos la idea de
Dios en el pensamiento hemos de aceptar que Dios
necesariamente existe en la realidad. El argumento fue
criticado posteriormente por Tomás de Aquino y por
Kant en su aspecto lógico-racional, porque confunde el
plano de la esencia con el de la existencia. Fue
aceptado por los racionalistas (Descartes) y por Hegel.
En el siglo XII se intensifica la labor de traducción de obras
griegas y latinas, así como obras de filósofos árabes. Francia
se convierte en el centro cultural del momento y entre los
centros representativos destacan las Escuelas de Chartres y
de San Víctor.
11. III. ESCOLÁSTICA PLENA
1. Averroísmo latino
2. Tomás de Aquino
Se produce un cambio de pensamiento que valora el
conocimiento científico de la realidad, la
experimentación y la observación empírica. La
naturaleza es estudiada desde la ciencia: física,
geometría y matemáticas. Destacan las obras de
Robert Grosseteste, Roger Bacon y Alberto Magno.
Se revaloriza el mundo temporal respecto al mundo
divino y desaparece la creencia en un único sistema
de sabiduría. Fe y Razón se separan y pasan a
considerarse disciplinas autónomas.
Se estructuran las órdenes religiosas y aparecen dos
nuevas: franciscanos (Duns Escoto y Guillermo de
Ockham) y dominicos (Santo Tomás). Se abandona
la tradición platónica y agustiniana y se incorpora el
aristotelismo, que tiene como precedente el
averroísmo latino.
12. 1. Averroísmo latino
El pensamiento cristiano del siglo XIII
recoge la tarea iniciada por el filósofo
árabe Averroes, quien realizó una
síntesis de la filosofía de Aristóteles y de
la religión islámica. La filosofía árabe se
impone en la Universidad de París y
nace una tendencia llamada averroísmo
latino, que incorpora el aristotelismo. Las
tres tesis averroístas son:
– El mundo no ha sido creado por
Dios de la nada, sino que es
eterno. Dios es el primer motor
inmóvil.
– El alma individual no es inmortal,
sólo lo es el entendimiento agente.
– Teoría de la doble verdad: fe y
razón son verdades de naturaleza
diferente.
13. 2. Tomás de Aquino (a)
(Roccaseca, 1225-Fossanuova 1274). Hijo del conde de Aquino, a
la edad de cinco años entró en la abadía benedictina de Monte
Cassino. Estudió en la Universidad de Nápoles y en 1244 ingresó
en la orden dominicana. Continuó sus estudios en París y en
Colonia. Posteriormente, fue profesor de teología en París, donde
mantuvo disputas con los averroístas, y en diferentes ciudades de
Italia. De sus obras destacan: Summa contra gentiles y Summa
theologica.
– Relación fe-razón. Siguiendo la teoría de la doble verdad de
los averroístas, defiende que fe y razón son dos fuentes
diferentes, pero armónicas, del conocimiento humano.
Admite que hay verdades exclusivas de la razón y verdades
exclusivas de la fe, pero también, a diferencia de los
averroístas, que hay verdades comunes a ambas. Filosofía y
teología se distinguen no por el contenido, sino por la forma
de acceder. Fe y razón son fuentes de conocimiento
autónomas e independientes, pero se prestan ayuda para
alcanzar la verdad.
– Existencia de Dios. Demuestra la existencia de Dios por
medio de un argumento llamado «las cinco vías», porque
propone cinco caminos que nos llevan a Dios. Se trata de
una demostración «a posteriori». Fundamentándose en el
principio de causalidad, nos dice que todo lo que existe
proviene de una causa anterior y que ésta, a su vez, de una
causa anterior, de manera que la cadena de causas conduce
a una causa primera, que es Dios. Las enuncia de la manera
siguiente:
14. 2. Tomás de Aquino (b)
Primera vía
(del movimiento):
Todo lo que se mueve es movido por un elemento
anterior; así la cadena de móviles nos eleva a un primer
motor inmóvil, que es Dios.
Segunda vía
(de la causalidad):
Todo lo que existe procede de una causa anterior, de
este modo la cadena de causas que nos lleva a una
causa primera o causa incausada, que es Dios.
Tercera vía
(de la contingencia):
Nos muestra que si los seres de la realidad son
contingentes, ha de existir un Ser Necesario, del cual
depende todo lo demás. Ese ser es Dios.
Cuarta vía
(de los grados de
perfección):
Al observar en los seres creados diferentes grados de
perfección, tendremos que aceptar que existe el grado
máximo de perfección, la Perfección Suma, la
perfección absoluta, que es Dios.
Quinta vía
(de las causas finales):
En la realidad todo tiende a un fin que implica alcanzar
un grado de realización superior, con lo que la cadena
de fines nos lleva a un fin último, a una Causa Final,
que es Dios.
15. IV. CRISIS DE LA ESCOLÁSTICA
1. Juan Duns Escoto
2. Guillermo de Ockham
En el siglo XIV se inicia la crisis
del pensamiento medieval, y fe y
razón se separan
definitivamente. De la orden
franciscana destacan: Duns
Escoto y Guillermo de Ockham.
16. 1. Juan Duns Escoto
(Duns, 1266-Colonia, 1308.)
Relación fe-razón. Establece una
separación de ambas porque las
considera formas de conocimiento
diferentes y disciplinas con objetos de
estudio también diferentes. Defiende que
las verdades de la fe no son
demostrables por medio de la razón y
que la teología no puede considerarse
una ciencia.
Existencia de Dios. Propone la defensa
de un voluntarismo: es la voluntad lo que
nos lleva a Dios y no el entendimiento.
17. 2. Guillermo de Ockham
(Ockham, 1298-Munich, 1349).
A) Relación fe-razón. Coincide con Escoto en
mantener la separación entre ambas.
B) Existencia de Dios. Defiende el voluntarismo,
alegando que Dios no se puede demostrar
racionalmente porque el conocimiento humano se
fundamenta en la observación. Podemos aceptar
que los fenómenos naturales provienen de causas
y que la cadena de causas conduce a una causa
primera, pero no que ésta sea Dios. Tampoco la
inmortalidad del alma es demostrable.
C) «Navaja de Ockham». Se ha llamado así a su
teoría porque afirma que «no se han de multiplicar
los entes sin necesidad» como hacían Platón o
Aristóteles, al admitir una doble realidad. Los
individuos particulares, por un lado, y la esencia
universal que los definía, por otro. Según
Ockham, sólo existen los individuos particulares
observables y el universal (esencia) no tiene
existencia propia, sólo es un nombre que permite
designar a los individuos. No acepta de Aristóteles
que la materia actúe como principio de
individuación de la sustancia.
D) Desarrolla una teoría lógica, en la que
establece una clasificación de los términos con los
cuales nos referimos a los individuos. Éstos se
expresan por medio de proposiciones.
18. RENACIMIENTO
1. Características del
pensamiento renacentista.
2. Tendencias filosóficas.
3. Filosofía de la naturaleza:
Nicolás de Cusa y Giordano
Bruno.
4. Conocimiento experimental
de la naturaleza: Francis
Bacon.
5. Teoría política: Maquiavelo.
6. Revolución científica.
19. 1. Características del
pensamiento renacentista
Humanismo
– Se inicia en Italia y se extiende al norte de Europa. Propugna una difusión y
recuperación de autores y textos clásicos griegos y latinos. Para facilitar el contacto
con el mundo clásico, se estudian disciplinas humanísticas: gramática, retórica,
historia, poesía, filosofía...
– Nace un nuevo modelo de educación liberal que potencia el desarrollo de la
personalidad. Se reivindica el individuo y la creencia en el hombre, en su capacidad y
libertad para señalar su propio camino, prescindiendo de Dios.
Naturalismo
– Comporta una visión terrenal del ser humano y la valoración de la naturaleza frente a
Dios. Desaparece la creencia en un destino sobrenatural.
Antropocentrismo
– Se reconoce la individualidad como valor esencial de la persona humana,
característica que conduce a la defensa de un nuevo modelo de humanidad.
Reforma protestante
– Conlleva la defensa de la religión interior y la búsqueda de la salvación por medio de
una comunicación individual con Dios.
Nueva visión de la naturaleza
– Es estudiada desde una triple perspectiva:
• filosófica: el universo es un sistema autosuficiente, infinito, manifestación
de Dios;
• teosófica: se acepta la existencia de fuerzas ocultas a la naturaleza que
pueden ser descubiertas por la magia, la alquimia y la astrología; y
• científica: el conocimiento científico de la naturaleza destaca su carácter
racional y matemático.
20. 2. Tendencias filosóficas
Platonismo renacentista
– Representado por Marsilio de Ficino y Picco della Mirandola. Defiende la religión natural, no sujeta a
dogmas y estrictamente racional.
– La concepción del ser humano es naturalista: la persona no es sujeto de pecado, sino bueno por
naturaleza. El alma y la conciencia son características diferenciales de los humanos.
Aristotelismo renacentista
– Representado por dos tendencias:
• averroístas de Padua (Agostino Nifo), que admiten, siguiendo a Aristóteles, la existencia de un
entendimiento inmortal; y
• tendencia de Alejandro de Afrodizia (Pietro Pomponazzi), que no acepta la inmortalidad del
entendimiento.
Eclecticismo
– Representado por Juan Luis Vives (Valencia, 1492-Brujas, 1540). Vivió en Inglaterra, Francia y los
Países Bajos.
– Establece una separación entre la metafísica como saber que se ocupa de lo que es real y la lógica
como saber formal. Defiende que se ha de proceder a una crítica del saber en todas las disciplinas,
para establecer su legitimidad y su ámbito de aplicación. Investiga el alma y sus propiedades,
determinando el carácter de los procesos anímicos. El término eclecticismo, en el Renacimiento, era
sinónimo de conciliación del pensamiento de otros autores, tal es la característica que está presente en
Vives, que concilia la ideas de Platón, Aristóteles y el estoicismo.
Escolástica en el Renacimiento
– Representada por Francisco Suárez (Granada, 1548-Lisboa, 1617). Estudió en Salamanca. Ingresó
en la Compañía de Jesús y enseñó en diversos centros de la Orden. En sus últimos años ocupó la
cátedra de la universidad de Coimbra. Su obra más importante es Disputaciones metafísicas, un
sistema de metafísica escolástica que recoge las bases tomistas.
– Describe el carácter de la metafísica o filosofía como ciencia del ser en tanto que ser, tal como había
afirmado Aristóteles. Por ser, entiende tanto el ser finito como el infinito y añade que el metafísico se
ocupa del ser y de los atributos trascendentales de éste. Las cosas materiales interesan en la medida
en que son necesarias para conocer las divisiones del ser y las categorías.
– Su estudio metafísico tiene un carácter teológico porque trata de la existencia de Dios y de la relación
entre esencia y existencia.
21. 3. Filosofía de la naturaleza:
Nicolás de Cusa
(Cusa, 1401-Todi, 1464). Estudió en Heidelberg y en Italia. Se ordenó sacerdote y fue nombrado
cardenal. Su obra más importante es De docta ignorantia.
a) Dios. Recoge la tradición neoplatónica, entendiendo a Dios como unidad, síntesis armónica
de las diferencias. Dios es infinito como el universo, que es una manifestación de Dios. De la
unidad se pasa a la dispersión, y de ésta, por emanación, a la unidad. Dios es coincidencia
de contrarios, identidad de las diferencias. De Dios sabemos más lo que no es que lo que
es, porque la experiencia sólo nos permite conocer la realidad finita, y Dios es infinito. La
persona reconoce los límites de su mente y vive en un estado de ignorancia sabia porque
sabe la limitación que tiene el ser finito para conocer el infinito.
b) Conocimiento. Distingue dos facultades de conocimiento:
1) la razón, que se rige por el principio de no contradicción y admite oposiciones;
2) el entendimiento, gracias al cual podemos intuir que en el infinito los contrarios
coinciden (si el diámetro de un círculo se prolonga hasta el infinito, su circunferencia
coincidirá con la línea recta).
c) Relación Dios-mundo. Defiende un panteísmo al afirmar que Dios es en todas las cosas y
las contiene todas. El universo es una representación o teofanía de Dios. El mundo proviene
de Dios por emanación.
22. 3. Filosofía de la naturaleza:
Giordano Bruno
(Nola, 1548-Roma, 1600). Estudió filosofía,
matemáticas y teología. Ordenado sacerdote,
rompió con la Iglesia y, tras refugiarse en la
Ginebra calvinista, dio clases en París y
Londres. Murió en la hoguera, víctima del
tribunal del Santo Oficio. Obras: Expulsión de la
bestia triunfante, Del infinito, universo y mundo.
Partiendo de la infinitud de Dios y de la
naturaleza, defiende una teoría de carácter
panteísta y neoplatónico.
A) Dios. Es trascendente, principio único e
infinito, fuente de emanación de todo lo
que existe y, como tal, incognoscible. Al
mismo tiempo, es inmanente porque es
causa o principio constitutivo de las
cosas. En este caso, se identifica con la
naturaleza. A Dios, como ser
trascendente, lo estudia la teología y,
como ser inmanente, la filosofía o ciencia.
B) La naturaleza. Es infinita, porque es Dios
realizado en la multiplicidad. El universo,
como un todo, es infinito y finito en cada
una de sus partes.
C) Movimiento. El principio del movimiento
es Dios, como inteligencia formal (nous),
alma universal, energía cósmica que da
orden a las cosas.
23. 4. Conocimiento experimental de la
naturaleza: Francis Bacon
(Londres, 1561-1626). Estudió en Cambridge. Vivió dos años
en Francia y ocupó cargos diplomáticos y políticos. Su obra
más importante es Instauratio Magna, que consta de dos
partes, de las cuales es conocida la segunda, Novum
Organum.
a) Conocimiento. La finalidad del conocimiento humano
es el dominio de la naturaleza. La naturaleza sólo puede
ser conocida obedeciéndola, es decir, partiendo de sus
propias leyes naturales. La ciencia pasa a ser el saber
teórico más importante, pero actúa como un instrumento
para la acción humana, tiene un carácter práctico.
b) Método científico. El método que nos permite conocer
los fenómenos es el inductivo, que parte de la
observación empírica, formula hipótesis y, una vez
verificadas, permite formular una ley de valor universal.
Se fundamenta en las tablas de inducción que señalan
cuál es la relación existente entre un fenómeno y la
causa que lo ha producido. Las tablas son tres: tabla de
presencia (la presencia del fenómeno implica la
presencia de la causa), tabla de ausencia (si el
fenómeno no se da, la causa tampoco) y tabla de grado
(las variaciones de A acompañan a las variaciones de
B).
c) Teoría de los ídolos. Llama ídolos a los impedimentos
contra los cuales ha luchado la ciencia, impedimentos
que provienen de prejuicios humanos y de su
concepción de las cosas. A partir de los distintos tipos
de ídolos, hace una crítica de las teorías anteriores, que
han impedido que la ciencia progresara.
24. 5. Teoría política: Maquiavelo (a)
Teorías utópicas
Algunas teorías del
Renacimiento proponen
modelos utópicos, modelos
ideales de sociedad que
defienden una comunidad
de bienes, la supresión de
las clases sociales o la
supresión de la estructura
jerárquica de la sociedad.
Entre las principales obras
figuran: La ciudad del sol,
de T. Campanella, Utopía,
de T. Moro y La nueva
Atlántida, de F. Bacon.
Teorías iusnaturalistas
La defensa del derecho
natural y del derecho
internacional origina teorías
iusnaturalistas como las de
Francisco de Vitoria y Hugo
Grocio.
25. 5. Teoría política: Maquiavelo (b)
Nicolás Maquiavelo
– (Florencia, 1469-1527). Desempeñó varios cargos diplomáticos al servicio del
gobierno florentino, por lo que sufrió posteriormente una persecución a cargo de los
Medici que le llevó a la cárcel y al retiro, donde escribió la mayor parte de sus obras.
Entre ellas destacan: El Príncipe y los Discursos sobre la primera década de Tito
Livio.
– Figura como uno de los teóricos de la ciencia política por su reflexión sobre la
función del «príncipe nuevo» en la sociedad. Critica la situación política de la Italia
del momento y propone como modelo de Estado una república autoritaria.
– En su obra El Príncipe describe al ser humano como un ser egoísta, que se deja
llevar por los impulsos, de modo que el príncipe ha de saber cómo actuar para
dominarlos. El príncipe debe conocer cuáles son sus intereses e imponerse a los
súbditos para asegurar el orden de una sociedad corrompida. Enumera, como
cualidades del príncipe, la «virtud», o fuerza de carácter y habilidad necesarias para
conseguir el poder y conservarlo. No ha de tener escrúpulos morales para conseguir
sus propósitos. De ahí que el príncipe esté «más allá del bien y del mal». Ha de
saber humillarse si es necesario, ejercer la fuerza y la violencia. Halagar a las
multitudes para manejarlas mejor. Simular integridad para mantener la fidelidad de
sus súbditos. Maquiavelo argumenta que el príncipe tiene poder para todo y puede
permitírselo todo, ya que su finalidad es conseguir el orden y la paz de la sociedad.
Esta idea ha hecho famosa su afirmación de que el fin justifica los medios.
26. 6. Revolución científica (a)
El concepto de revolución científica se ha aplicado
al período comprendido entre los siglos XVI y
XVIII. En este sentido, recoge tanto los estudios
iniciados en el Renacimiento sobre la naturaleza,
como la nueva concepción mecanicista del
universo propia de la Edad Moderna. El período se
ha estructurado en dos fases: fase geométrica
representada por Copérnico, Brahe y Kepler; y la
fase mecánica, representada por Galileo y
Newton.
Nicolás Copérnico (Torun, 1473-Frauenburg,
1543). Con él se inicia la revolución científica, que
comporta sustituir el geocentrismo por el
heliocentrismo, siguiendo la propuesta de Aristarco
de Samos. Su obra más importante es De
revolutionibus orbium celestium. Comparte
algunas afirmaciones del sistema aristotélico-
ptolemaico, como son: que el universo es finito,
que las órbitas son circulares y que la esfera más
exterior del universo es la esfera de las estrellas
fijas. Sin embargo, se opone al geocentrismo y
fundamenta su heliocentrismo en tres postulados:
1. el Sol es el centro del sistema planetario;
2. la Tierra tiene un movimiento de rotación sobre su
eje y uno de traslación alrededor del Sol;
3. los planetas se mueven en círculos concéntricos y
los más cercanos al Sol lo hacen más deprisa que
los más lejanos.
27. 6. Revolución científica (b)
Tycho Brahe (Knudstrup, 1546-Praga, 1601). Obtuvo la
protección de Federico II de Dinamarca para construir un
observatorio en la isla de Huen, llamado el Castillo de los
Cielos. No aceptó el heliocentrismo de Copérnico y
propuso un sistema intermedio en el cual la Tierra era el
centro del universo y el Sol y la Luna giraban en torno a
ella. Pero el resto de los planetas lo hacían en torno al Sol.
Su teoría no tuvo aceptación y destacó como observador.
Johannes Kepler (Weil, 1571-Regensburg, 1630). Fue
ayudante de Tycho Brahe en Praga. En su obra Misterio
cosmográfico, da una explicación matemática del universo.
Lo describe como un conjunto armónico constituido por la
relación existente entre los seis planetas y los cinco
sólidos regulares. Su aportación fundamental es la
formulación de las tres leyes del movimiento planetario,
que terminan con la concepción tradicional de las órbitas
circulares y el movimiento uniforme de los planetas. Esas
leyes son:
ley de las órbitas («todos los planetas se mueven
en órbitas elípticas con el Sol en uno de sus focos»);
ley de las áreas («el radio vector que une el planeta
con el Sol barre áreas iguales en tiempos iguales»);
ley de las revoluciones («los cuadrados de los
períodos de revolución de dos planetas cualesquiera
son proporcionales a los cubos de sus distancias
medias al Sol»).
Las dos primeras leyes las publicó en Astronomia Nova. La
tercera, en Harmonices mundi.