Francisco Ferrer y Guardia fundó la Escuela Moderna a principios del siglo XX en España, que promovía una educación laica, racionalista y emancipadora basada en la ciencia y sin prejuicios. Su escuela defendía principios como la enseñanza no autoritaria, sin castigos ni exámenes, y con participación del alumno. Desafortunadamente, su proyecto educativo innovador fue truncado por su condena injusta y posterior ejecución en 1909.