Este documento discute la influencia de factores genéticos y ambientales en el desarrollo del comportamiento antisocial. Los neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, así como las regiones del cerebro como las amígdalas y el hipotálamo, juegan un papel importante. Además, el entorno en el que crece un niño y la exposición a la violencia pueden contribuir al desarrollo de comportamientos agresivos. Finalmente, trastornos genéticos como el síndrome de Turner también se relacionan con un