Un embarazo entre los 12 y 15 años representa un reto para la salud pública y mental. Generalmente es una sorpresa no deseada ni planeada, donde un factor común es la falta de información sobre sexualidad, reproducción y salud. Un embarazo adolescente puede interrumpir el desarrollo de la madre y limitar sus opciones, además de aumentar el riesgo de complicaciones médicas para ella y su bebé.