La industrialización en América Latina se inició en la década de 1930 debido a la crisis financiera, con el objetivo de sustituir las importaciones de productos manufacturados. Durante las siguientes seis décadas, los países aplicaron políticas económicas dirigidas a reemplazar las importaciones con productos nacionales. Sin embargo, la industrialización sustitutiva tuvo un éxito limitado y se descuidaron otros sectores como la agricultura y los servicios.