Karl Marx ve al ser humano como un ser natural activo que se realiza a sí mismo modificando la naturaleza para satisfacer sus necesidades a través de un proceso dialéctico. Marx rechaza la concepción idealista del hombre de Hegel, en lugar de ello ve al hombre como un ser concreto e histórico definido por sus relaciones sociales. El hombre sólo existe en el contexto de la sociedad y el estado, y su libertad está limitada por las determinaciones históricas.