El cloroformo es un líquido incoloro y volátil que se usaba como anestésico pero fue abandonado debido a su alta toxicidad hepática y renal. Se expone a través de laboratorios, la industria química y productos de consumo, aunque su uso como sustancia aromática ha sido prohibido. La intoxicación aguda y crónica puede ocurrir por la inhalación de sus vapores, los cuales a altas concentraciones pueden causar náuseas, vómitos, pérdida de conciencia e incluso la muerte.