Este documento describe la Composición IV de Kandinsky, una pintura abstracta sin referencias a la realidad externa dominada por colores vibrantes. Kandinsky consideraba que la música era la base de la pintura abstracta y que un cuadro podía representar visualmente una composición musical, con cada color equivalente a un sonido. Se inspiró en la música, especialmente después de asistir a una representación de Wagner, para crear obras abstractas que ejercieran el mismo impacto emocional en el espectador que la música.