La administración pública en México se divide en dos categorías: la administración pública centralizada y la administración pública paraestatal. La administración pública centralizada está integrada por oficinas del gobierno federal que sirven directamente al Presidente. La administración pública paraestatal incluye organismos descentralizados, empresas estatales, fideicomisos e instituciones que realizan actividades estratégicas o de servicio público con cierta autonomía pero bajo supervisión del gobierno.