El documento discute los desafíos de enseñar literatura efectivamente en las escuelas. Argumenta que la educación y la cultura se han separado, debido en parte a políticas educativas deficientes. Algunos maestros enseñan literatura como una lista de nombres y fechas, en lugar de cultivar la imaginación de los estudiantes. Otros intentan inspirar entusiasmo, pero no pueden interpretar adecuadamente los textos literarios. La imaginación es fundamental para la literatura y para expresarse a través de las palabras, por lo que la enseñanza