El documento discute los desafíos de la gestión universitaria en el siglo 21, incluyendo la necesidad de mejorar la planificación estratégica, articular las demandas sociales con los proyectos institucionales, y abordar problemas como la deserción estudiantil y esquemas presupuestarios inadecuados. También señala la importancia de equilibrar la centralización y descentralización de la gestión para que las universidades funcionen como unidades cohesivas.