Gabriel García Márquez argumenta que Colombia necesita un sistema educativo que se adapte a los sueños y pensamientos de los niños. Describe la historia de Colombia como dañada por la herencia colonial y una educación conformista y represiva. Sin embargo, cree que los niños podrían transformar el país y convertirlo en una potencia mundial si se les da una educación basada en sus raíces y en ambientes saludables para su crecimiento.