La segunda revolución industrial involucró innovaciones tecnológicas y científicas sin precedentes entre 1850-1870, incluyendo nuevas industrias químicas, eléctricas y automotrices. Esto llevó a la industrialización de más países como Europa Occidental, Estados Unidos y Japón. Los avances en transporte como ferrocarriles integraron los mercados globales, mientras que nuevos metales como hierro, acero, aluminio y níquel impulsaron la construcción y manufactura. La industria química también se expandió para proveer