Las revoluciones de 1830 tuvieron mayor relevancia que las de 1820 y se entremezclaron reivindicaciones nacionalistas en Bélgica, Polonia, Italia y Alemania con intereses burgueses y obreros. Francia fue el epicentro nuevamente y las insurrecciones estuvieron auspiciadas por minorías agrupadas en asociaciones secretas como los masones. Carlos X restableció el absolutismo en Francia pero fue obligado a abdicar en 1830 a favor de Luis Felipe, quien instauró un régimen liberal moderado. Bélgica logró