Este documento propone una distinción tripartita entre sistema, norma y habla para describir la realidad lingüística. Se argumenta que el lenguaje no debe verse solo como un producto (sistema) o como una actividad individual (habla), sino que también involucra una norma social. El sistema se refiere a los elementos abstractos y estructurales de la lengua, la norma representa las convenciones adoptadas por una comunidad, y el habla es la expresión individual concreta.