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ACTUALIZACIONES
334 salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999
Calderón-Jaimes E
L as enfermedades de transmisión sexual (ETS) re-
presentan a un grupo de padecimientos infeccio-
sos que se transmiten predominantemente por contac-
to sexual. Algunos de éstos son considerados como de
notificación obligatoria en la mayoría de los países, y
continúan teniendo una frecuencia inaceptablemente
alta, fundamentalmente entre gente joven en edad re-
productiva y con vida sexual activa.1-9
Las ETS, y sus complicaciones, no están distribui-
das uniformemente entre la población, pues sólo algu-
nos grupos específicos son los que se encuentran en
riesgo de adquirirlas o transmitirlas; a ellos se les debe
reconocer con el fin de incluirlos en los programas de
vigilancia y control. Hay también algunos subgrupos
de individuos que sufren particularmente las com-
plicaciones; por ejemplo, las mujeres que inician su
actividad sexual a edad temprana y que tienen varias
parejas en lapsos cortos.5
La mujer embarazada es parte de un grupo espe-
cial prioritario para el control de las ETS, ya que estas
infecciones pueden llegar a alterar el curso normal del
embarazo, el parto, el puerperio y la lactancia, situa-
ción que compromete la salud del binomio madre-
hijo.10
Las ETS pueden constituirse en un evento inter-
currente adverso en el curso del embarazo. Los pa-
tógenos transmitidos sexualmente juegan un papel
importante en la etiología del embarazo ectópico, el
aborto espontáneo, los mortinatos, la prematurez, de
las infecciones congénitas, perinatales y neonatales en
el producto in utero y en el recién nacido, así como de
las infecciones puerperales maternas.1
Tratamiento y prevención de las enfermedades
de transmisión sexual
Ernesto Calderón-Jaimes, M.C., M.S.P.(1)
Los adolescentes son considerados de alto riesgo
para adquirir ETS por los motivos siguientes: desarro-
llan diversas infecciones a temprana edad; tienen rela-
ciones sexuales sin ningún medio de protección; son
biológicamente más susceptibles a la infección; tienen
mayor posibilidad de contraer infecciones con curso
clínico asintomático; son más renuentes a solicitar con-
sulta médica, ya que enfrentan múltiples obstáculos
para utilizar los servicios de atención médica y, como
agregado, reciben tratamientos empíricos sin una base
comprobatoria de la etiología; además, no son sujetos
de vigilancia epidemiológica en pareja y, finalmente,
son ellos los que sufren las complicaciones tempranas
o tardías durante su vida sexual.3
El problema de las ETS no se conoce debidamente
en México; las pocas clínicas especialmente instaladas
con ese propósito atienden a un número muy limitado
de hombres y trabajadoras sexuales, de tal manera que
la información que se desprende de su actividad no es
representativa de lo que ocurre en la población. Sin
embargo, se ha estimado que la frecuencia de ETS en
la población general fluctúa entre 0.1 y 0.5%; en cam-
bio, para la población considerada como de alto ries-
go, se calcula una frecuencia que va de 10 a 20%. La
población más afectada se encuentra entre los 18 y 24
años de edad, y la relación hombre-mujer es de entre
7 a 10 por uno.2
El propósito de este trabajo es presentar los aspec-
tos más sobresalientes y actualizados del tratamiento
y la prevención de las enfermedades adquiridas por
contacto sexual; asimismo, se describen las manifes-
taciones clínicas de las mismas, que son lo suficiente-
(1) División de Medicina Experimental, Instituto Nacional de Pediatría, México.
Solicitud de sobretiros: Dr. Ernesto Calderón Jaimes. Instituto Nacional de Pediatría.Av. Insurgentes Sur 3700,
colonia Insurgentes Cuicuilco,Apartado Postal 10154, 04531 México, D.F., México.
335salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999
Tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual ACTUALIZACIONES
mente evidentes como para motivar la consulta médi-
ca. Se tomará en cuenta que es el médico general quien
tiene el primer contacto con esos pacientes, de tal
forma, que se ofrecerán algunos recursos clínicos y de
laboratorio que permitan precisar el diagnóstico, res-
palden el o los esquemas de tratamiento y prevención
y, asimismo, faciliten el seguimiento y la vigilancia epi-
demiológica de la población potencialmente expuesta
al riesgo de contacto y transmisión.
Úlceras genitales
En general, la presencia de lesiones ulcerosas en el área
perineo-genital externa llama fuertemente la atención
de los pacientes por su localización y, obviamente, por
sus manifestaciones clínicas; cuando las lesiones se
presentan en la mucosa interna de los genitales pue-
den no ser reconocidas tempranamente. En el caso de
las mujeres, por ejemplo, el padecimiento puede tener
un curso asintomático.
Tradicionalmente las llamadas enfermedades ve-
néreas se circunscribían a la gonorrea, la sífilis y el chan-
croide; no obstante, el panorama ha cambiado debido
a que los pacientes con úlceras genitales han aumen-
tado en frecuencia. Por otro lado, puesto que la etiolo-
gía de estas lesiones se ha complicado, el diagnóstico
diferencial –con el fin de discriminarlas de las de la
sífilis, el herpes, el chancroide, el linfogranuloma, la
clamidiasis, la donovanosis, la condilomatosis y de
infecciones mixtas– ha planteado otras dificultades.11
La presencia de lesiones ulcerosas se considera
como un factor de alto riesgo para adquirir la infec-
ción por el virus de la inmunodeficiencia humana
(VIH). El médico que atiende a este tipo de pacientes
debe prescribir en la primera visita un esquema de tra-
tamiento, tomando como base la impresión diagnósti-
ca más probable, obviamente con la limitante de no
tener los resultados preliminares o definitivos de la-
boratorio.
Chancroide
El chancroide es producido por el Haemophilus ducreyi,
un bacilo gramnegativo que se observa en los frotis
con material obtenido de las úlceras como si fuera un
“cardumen”. Requiere de medios especiales para cul-
tivo, y es oxidasa y catalasa negativo. La sensibilidad
del cultivo no es mayor a 80%. Puede ser la etiología
de 15 a 25% de los pacientes con lesiones ulceradas;
uno de cada 10 pacientes con chancroide coincide con
infección por el virus de herpes o con el Treponema pa-
llidum. El reservorio parece ser la mujer que ejerce la
prostitución y, aún más, aquella que tiene lesiones con
curso asintomático. No se conoce la frecuencia de la
infección en la población general ni en la conside-
rada como de alto riesgo. Se menciona a los países en
desarrollo como aquellos en los que la población pre-
senta con más frecuencia el chancroide y, ocasional-
mente, se informa de algunos pequeños brotes en
grupos cerrados, donde existe promiscuidad y haci-
namiento.12
El criterio diagnóstico se establece con base en la
presencia de úlceras después de siete días del conta-
gio. En ninguna etapa del desarrollo de las lesiones se
observa la formación de vesicoúlceras (características
del herpes); la lesión es papular enrojecida, edemato-
sa y con dolor progresivo mientras se inicia la forma-
ción de la úlcera con bordes circinados poco limitados
y con tendencia a coalescer. En esta fase del desarrollo,
el dolor es intenso quemante y ardoroso, sobre todo
cuando la localización en el hombre se encuentra en el
frenillo, el glande, el prepucio y el surco balanoprepu-
cial. En la mujer esta signología llama la atención cuan-
do se establece en el periné, los labios y el introito; en
cambio, es menos evidente cuando es interna en vagi-
na y cérvix; se acompaña de leucorrea y en ocasiones
hay un discreto sangrado que puede manchar la ropa
interior. En la mujer la signología puede ser de tipo
urinario con disuria, urgencia y frecuencia en la mic-
ción. La frecuencia de lesiones ulcerosas y verdaderas
placas ulceradas es mayor en el chancroide que en el
herpes. Otra manifestación importante es la respuesta
regional de linfadenopatía, que puede llegar a provo-
car la formación de bubas dolorosas y fluctuantes.5,11
Es necesario descartar la sífilis en estos pacientes,
por medio del estudio en campo oscuro o por fluores-
cencia, así como mediante de pruebas serológicas.
Igualmente se debe descartar la infección por herpes
primario o recurrente; no obstante, cabe aclarar que en
este caso las pruebas son poco eficientes sobre todo
para el virus del herpes simplex 2 (VHS-2) y, además,
las lesiones vesiculares no siempre se encuentran cuan-
do el paciente va a consulta, o bien, éste no refiere su
presencia.12
El tratamiento cura la infección, resuelve los sín-
tomas clínicos y previene la transmisión. Cuando las
lesiones son varias y además profundas, dejan se-
cuelas cicatriciales importantes y evidentes. Para el
tramiento se puede seleccionar uno de entre varios
fármacos; sin embargo, en la actualidad se ha encon-
trado que con la administración de una dosis única de
1.0 g de azitromicina, vía oral, o bien, de ceftriaxona
de 250/500 mg, por vía intramuscular, se logra la cu-
ración. El paciente debe ser revisado siete días des-
pués del tratamiento; cuando éste es efectivo, a los
tres días hay un cambio favorable y muy evidente
ACTUALIZACIONES
336 salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999
Calderón-Jaimes E
en las úlceras. A las dos semanas, prácticamente, se
han resuelto las lesiones. Cuando los bubones persis-
ten con fluctuaciones, requieren ser drenados; si esto
no se realiza, la evolución se prolonga e incluso se re-
quiere aplicar un tratamiento más largo con los mis-
mos fármacos. De la misma manera se puede decir en
el caso de los pacientes que son seropositivos per-
sistentes al VIH; en ellos la evolución es mucho más
lenta, el tratamiento puede no ser efectivo, pueden co-
incidir otros patógenos e, incluso, es necesario admi-
nistrar varios esquemas de tratamiento; ello puede
hacerse con los mismos fármacos o, inclusive, agre-
gando ciprofloxacina con dosis de 500 mg, tres veces
al día, durante tres días consecutivos, o bien, inclu-
yendo eritromicina base a 500 mg, orales, cada seis ho-
ras, durante siete días consecutivos. Esta es una razón
para aconsejar a los pacientes con lesiones ulcerosas
que acepten realizarse una prueba para determinar
VIH.13
Las parejas sexuales con contactos en los 10 días
previos a la aparición de las lesiones deben recibir el
mismo tratamiento, estén o no presentes signos com-
patibles con la infección.
Infección genital por el virus del herpes
simplex
El herpes genital es una enfermedad recurrente e in-
curable, producida por dos serotipos identificados
como VHS-1 y VHS-2, aunque la gran mayoría de
las infecciones genitales primarias y recurrentes son
producidas por el VHS-2. La infección en el humano
tiene características diferentes para cada uno de los
serotipos, independiente de que las lesiones sean in-
distinguibles. La transmisión del VHS-2 es funda-
mentalmente por contacto sexual, donde una de las
parejas es portador asintomático de lesiones con poca
o nula signología, o bien, es eliminador intermitente
de partículas virales infectantes en la mucosa geni-
tal; tiene localización fundamentalmente genital, y
las recurrencias son frecuentes en más de 65% de los
pacientes.14
La prevalencia de infección estimada por la pre-
sencia de anticuerpos específicos para el VHS-2 es va-
riable. En México para la población general es menor a
30%; en cambio, para la población de alto riesgo pue-
de ser de más de 60%, cifras muy semejantes a las
observadas en otros países. En las mujeres embaraza-
das, las recurrencias son mayores, por lo que se debe
vigilar la presencia de infección primaria o recurren-
cias durante el último trimestre del embarazo o en los
inicios del trabajo de parto.15,16
Para establecer el diagnóstico es importante con-
siderar que el periodo de incubación, después del
contagio, es de 2 a 7 días cuando aparecen las típicas
lesiones vesiculares, pequeñas, límpidas y extraordi-
nariamente frágiles; se rompen rápidamente y dejan
pequeñas lesiones ulceradas que coalescen y que,
dependiendo del sitio en que aparecen, llaman la aten-
ción del paciente por el dolor lacerante. En el hombre
las lesiones se presentan en los genitales externos pe-
riuretrales, en el prepucio y el surco balanoprepucial
y, ocasionalmente, en las zonas perianales; el dolor es
ardoroso y punzante. En la mujer las lesiones son de
localización vaginal y cervical, por lo que la signolo-
gía es poco aparente; sin embargo, es posible que se
localicen en el introito y los labios, con dolor y moles-
tias semejantes a las del hombre. La mujer puede tener
descarga hialina, presencia de pequeñas zonas ulce-
radas con fondo rojizo y referir incluso la signología
urinaria. La enfermedad es autolimitada; la fase agu-
da con máxima replicación viral dura de 3 a 5 días, y el
riesgo de contagio se puede prolongar un mes o inclu-
so más. Posteriormente se establecen cursos de laten-
cia alternados con recurrencias, algunas de las cuales
vuelven a tener manifestaciones agudas semejantes a
la exposición primaria. Por lo general, no más de uno
de cada tres individuos con la infección pueden tener
la presencia documentada de lesiones vesiculares.5,14
Existe riesgo de infección perinatal, y la ruta de
transmisión es ascendente; sin embargo, la mayor fre-
cuencia de contagio del neonato es durante el paso por
el canal del parto infectado. Ahora bien, dependiendo
del momento de la infección durante el embarazo, es
posible que la infección por el VHS-2 se convierta en
causa de aborto, o bien, en infección neonatal sisté-
mica grave.16
El tratamiento de los pacientes con el primer epi-
sodio de infección por herpes incluye la administra-
ción de fármacos antivirales y una amplia explicación
de la historia natural del herpes genital, de la transmi-
sión sexual y perinatal, así como de los procedimien-
tos para reducir el riesgo de contagio y transmisión.
La etiología del primer episodio incluye en 5 a 30% al
VHS-1; las recurrencias son menos frecuentes con este
último serotipo que con el VHS-2, aunque para los pro-
pósitos del tratamiento no importa el serotipo viral.
Los regímenes recomendados para cada uno de los fár-
macos mencionados son:17
Aciclovir 400 mg, por vía oral, cada ocho horas, du-
rante 7 a 10 días consecutivos.
Aciclovir 200 mg, por vía oral, cinco veces al día, du-
rante 7 a 10 días consecutivos.
337salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999
Tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual ACTUALIZACIONES
Famciclovir 250 mg, por vía oral, cada ocho horas,
durante 7 a 10 días consecutivos.
Velaciclovir 1.0 g, por vía oral, cada 12 horas, durante
7 a 10 días.
El tramiento se debe prolongar si la cicatrización
no es completa a los 10 días de instaurado. Las dosis
más altas del aciclovir se han utilizado en la proctitis
herpética, la estomatitis y la faringitis. Durante los epi-
sodios de recurrencias se pueden utilizar los mismos
medicamentos reduciendo el tiempo de tratamiento a
cinco días y a las mismas dosis.
La administración de tratamiento supresivo dia-
rio reduce la frecuencia de las recurrencias de herpes
genital en más de 75%, sobre todo en aquellos pacien-
tes que tienen antecedentes de recurrencias frecuentes
(más de seis por año).
La enfermedad severa, con complicaciones sisté-
micas, como la neumonitis, la encefalitis o la hepatitis,
requiere administración endovenosa de los antivi-
rales; se recomienda utilizar el aciclovir a dosis de
5/10 mg/kg de peso, por vía endovenosa, cada ocho
horas, durante 5-7 días o, incluso, hasta que se tenga
la resolución clínica.1
Las parejas sexuales de individuos con anteceden-
tes de herpes genital deben tener el beneficio de ser
evaluados clínicamente y de recibir información en la
misma forma que el paciente que cursa con úlceras ge-
nitales.
El riesgo de transmitir la infección al producto es
máximo cuando la infección primaria se adquiere cer-
cana al término del embarazo (35-50%), en cambio es
menor durante la primera mitad del embarazo (3%).
Todas las embarazadas deben ser evaluadas y cuida-
dosamente examinadas durante la fase de labor del
parto, sobre la presencia de lesiones vesiculares o úl-
ceras en genitales. La presencia de herpes neonatal se
debe manejar como una verdadera urgencia, adminis-
trando aciclovir, 30-60mg/kg/día, durante 10-20 días.16
La prevención del contagio de herpes genital debe
considerar lo siguiente:
1. Todos los pacientes con herpes genital deben ser
informados con precisión de la historia natural de
la enfermedad –haciendo hincapié en el riesgo
potencial de recurrencias–, así como de la elimi-
nación periódica de partículas virales durante la
fase asintomática sin marcadores de actividad clí-
nica, lo cual representa un riesgo importante de
transmisión a la pareja sexual.
2. El paciente con herpes genital debe ser advertido
de abstenerse de la actividad sexual cuando exis-
tan lesiones activas, para lo cual debe informar a
la pareja sexual sobre la posibilidad de que am-
bos tengan la misma enfermedad. El uso del con-
dón con una pareja nueva o no infectada debe ser
obligatorio.
3. La transmisión de la enfermedad puede ocurrir
durante los episodios asintomáticos, lo cual es más
frecuente cuando el antecedente de herpes geni-
tal tiene un lapso menor a un año.
4. El riesgo perinatal de infección debe ser perfecta-
mente explicado a la pareja sexual. La mujer con
antecedentes de herpes genital debe hacerlo sa-
ber a su obstetra durante el embarazo.
Sífilis
La sífilis es una enfermedad sistémica causada por el
Treponema pallidum; se caracteriza por fases de activi-
dad y prolongados periodos de latencia, condiciones
que deben ser tomadas en cuenta para el desarrollo
y la interpretación de las pruebas de laboratorio. La
transmisión se realiza por medio de contacto directo
de las membranas mucosas o de las infecciones de la
piel con lesiones infectadas húmedas.
El paciente que tiene sífilis acude en demanda de
atención médica por signos y síntomas de infección
primaria (presencia de úlcera o chancro en el sitio de
la inoculación); infección secundaria (sífilis florida,
donde sobresale la erupción mucocutánea con lesio-
nes húmedas aparentes, y hay una respuesta sistémica
de la infección en órganos como hígado y ganglios re-
gionales), o sífilis terciaria (con compromiso crónico y
con afección cardiaca, neurológica, oftálmica, auditiva
o presencia de lesiones gomosas). La infección puede
reconocerse por la práctica de reacciones serológicas
para la sífilis durante la fase de latencia. Se considera
como sífilis latente temprana, aquella que se adquirió
dentro del año previo a la reacción. Todos los demás
casos se consideran como sífilis tardía o de duración
no conocida.18
La enfermedad es más frecuente en la población
joven y altamente promiscua, que tiene la actividad
sexual sin ninguna protección, con cambios frecuentes
de pareja, y que puede ser adicta a las drogas.18
La infección del producto in utero ocurre cuando
la madre presenta espiroquetemia recurrente periódi-
ca, y el feto se puede ver afectado dependiendo de la
fase del embarazo. El contagio al nacimiento es posi-
ble cuando el producto se expone al canal del parto
infectado.19
La población de mayor riesgo se observa
en grupos de hombres con prácticas homosexuales
y en mujeres que ejercen la prostitución.20,21
La sífilis adquirida se presenta después de un pe-
riodo de incubación promedio de tres semanas (10 a
ACTUALIZACIONES
338 salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999
Calderón-Jaimes E
90 días), se inicia con una pápula indurada en el sitio
de inoculación, que progresa rápidamente hasta for-
mar una lesión ulcerada simple, no dolorosa, húmeda,
indurada, la cual corresponde al chancro. En ocasio-
nes puede haber varias lesiones. La localización habi-
tual son los genitales, pero puede presentarse en el ano,
la boca o cualquier sitio de contacto con el treponema.
La lesión es autolimitada y cura en 3-12 semanas; deja
una cicatriz evidente y se presenta una reacción gan-
glionar evidente e indolora. Las lesiones húmedas re-
presentan la fase más infectante, ya que la secreción
que cubre las úlceras contiene una gran cantidad de
treponemas que pueden visualizarse en el microsco-
pio con campo oscuro.5,18
La sífilis secundaria o florida se presenta, en pro-
medio, ocho semanas después de la latencia. Se carac-
teriza por lesiones papulares infiltradas de aspecto
rojizo, conocidas como pénfigo palmoplantar; al pal-
parlas se pueden sentir como bolitas duras bajo la piel
infiltrada y edematosa. Las mucosas se ven compro-
metidas por lesiones papuloescamosas y foliculares, y
la evidencia más llamativa se localiza en la mucosa oral
y nasal, y en el recto.5,18
La sífilis terciaria se caracteriza por lesiones granu-
lomatosas que se pueden encontrar en cualquier órga-
no o tejido. Prácticamente son lesiones sin actividad y
obviamente sin presencia del T. pallidum.5,18
El recién nacido presenta la sífilis florida mucocu-
tánea y visceral. Puesto que la sífilis es una enferme-
dad tratable, se puede afirmar que la de tipo congénito
es producto de la falta del control prenatal durante el
embarazo.19
El diagnóstico definitivo es la observación del tre-
ponema en frotis directo del contenido de las lesiones
húmedas, observadas al microscopio con campo oscuro,
o bien, con anticuerpos fluorescentes.2
El diagnóstico presuntivo se realiza por medio de
pruebas serológicas: no treponémicas VDRL (venereal
disease research laboratory, por sus siglas en inglés) o
RPR (reaginas rápidas en plasma), treponémicas con
anticuerpos fluorescentes (FTAB-ABS) y la microaglu-
tinación con anticuerpos para T. pallidum (MHA-TP).2,21
La utilización de solamente una de estas pruebas
es insuficiente para el diagnóstico, debido a la variedad
de falsas positivas en las no treponémicas; sin embar-
go, los títulos elevados de estas pruebas, usualmente
se correlacionan con la actividad de la enfermedad. Es
conveniente realizar otras pruebas de seguimiento con
la misma técnica y, de ser posible, en el mismo labora-
torio. Eventualmente el tratamiento negativizará estas
pruebas; no obstante, en algunos pacientes, después
del tratamiento, pueden permanecer reactivas a títu-
los bajos y sin cambio por muchos años. Las pruebas
treponémicas positivas continúan así prácticamente
durante toda la vida, independiente del tratamiento.
La positividad no está relacionada con la actividad
de la enfermedad. Cuando el tratamiento se realiza
tempranamente en pacientes con sífilis primaria re-
ciente sintomática, entre 15 y 25% puede negativizar-
se después del tratamiento a los 2-3 años. Las pruebas
treponémicas no deben ser utilizadas para evaluar el
éxito o el fracaso del tratamiento.5
El tratamiento es a base de penicilina para cual-
quier estado de la enfermedad. Para el adulto con sí-
filis primaria o secundaria se utiliza la penicilina
benzatina G; 2.4 millones de unidades por vía intra-
muscular, en dosis única. En niños se administra el
mismo tipo de penicilina en única dosis de 50 000 uni-
dades por kilo de peso, intramuscular.8,22
Cuando existe alergia a la penicilina, se indica
la doxiciclina a 100 mg, por vía oral, cada 12 horas,
durante dos semanas. La sífilis latente se trata con ese
mismo tipo de penicilina, 7.2 millones de unidades,
administrada en dosis semanarias de 2.4 millones. En
niños con latencia desconocida se administran 50 000
unidades por kilo intramuscular hasta un total de 2.4
millones en aplicaciones fraccionadas cada semana.8,22
El tratamiento de la sífilis durante el embarazo
cura la enfermedad en la madre y la del producto in
utero. El fármaco de elección es también penicilina ben-
zatina en dosis semejante a la del paciente adulto.19
La sífilis congénita se considera una emergencia
por su gravedad y por las complicaciones sistémicas
que puede llegar a tener. El tratamiento es con penici-
lina cristalina acuosa G, de 100 000 a 150 000 unidades
por kilo por día y por vía intravenosa, cada 12 horas du-
rante los primeros siete días y luego cada ocho horas
hasta cubrir un total de 10 días. Como posibilidad, se
puede aplicar penicilina procaína G: 50 000 unidades
por kilo, por dosis intramuscular, diaria, durante 10
días. Es conveniente vigilar la posibilidad de compro-
miso neurológico. Las pruebas de VDRL o RPR en el
líquido cefalorraquídeo son valiosas, lo mismo que la
FTA-ABS.5,19
La transmisión del T. pallidum ocurre sólo cuando
están presentes las lesiones húmedas mucocutáneas,
que son infrecuentes después del año posterior a la
infección; sin embargo, las personas expuestas se-
xualmente a un paciente que tiene sífilis en cualquier
etapa debe ser evaluada clínica y serológicamente.
Enfermedad masculina caracterizada
por uretritis
Consiste en la inflamación de la uretra, de tal forma
que se produce una sensación ardorosa al momento
339salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999
Tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual ACTUALIZACIONES
de orinar; asimismo, hay una descarga hialina espesa
o francamente purulenta. La etiología para fines prác-
ticos se circunscribe a Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia
trachomatis. Desde el punto de vista clínico, puede tra-
tarse de uretritis gonocócica o no gonocócica; esta últi-
ma, si se descarta la posibilidad de clamidia, puede
ser ocasionada por micoplasmas genitales como el
Ureaplasma urealyticum y Myclopasma genitalium.
Uretritis gonocócica
Es el prototipo de las llamadas enfermedades venéreas.
Cabe aclarar que el humano es el único huésped de la
N. gonorrhoeae, la cual tiene un especial tropismo por
las mucosas. El hombre alcanza de 20 a 40% de riesgo
de contagio si tiene una relación sexual con una mujer
que padece gonorrea endocervical. En cambio, el ries-
go aumenta a 50%, si la mujer tiene relación con un
hombre que presenta uretritis gonocócica.23
El diagnóstico es clínico. El estudio de una mues-
tra uretral tomada con hisopo para bacterioscopía
con tinción de gram es de alto valor diagnóstico si se
demuestra la presencia de un proceso inflamatorio con
polimorfonucleares dominando el campo y diploco-
cos gramnegativos en forma de riñón o granos de café.
El gonococo es muy lábil al calor, a los cambios de tem-
peratura, a la humedad y al pH . El cultivo a partir de
secreciones genitales es la prueba deseable siempre
que sea posible, al igual que las reacciones serológi-
cas como la coaglutinación, la fluorescencia y algunas
variantes de tipo ELISA (ensayo inmunoenzimático,
por sus siglas en inglés).23,24
El tratamiento de la infección gonocócica no com-
plicada, resistente a la penicilina, se hace a base de cef-
triaxona 500 mg, en dosis única; otras opciones son la
ciprofloxacina 500 mg, por vía oral y en una sola do-
sis; la azitromicina 1.0 g, por vía oral, en dosis igual-
mente única, o la doxiciclina 100mg, cada 12 horas, por
vía oral, durante siete días.8,25,26
Se debe ofrecer atención, vigilancia y seguimien-
to a las parejas sexuales de estos pacientes, con el fin
de que reciban atención médica y tratamiento seme-
jante.
Uretritis no-gonocócica
La inflamación uretral por otros patógenos diferentes
a N. gonorrhoeae es tan sintomática e indistinguible en
su fase aguda como la gonorrea misma. La C. tracho-
matis ha sido identificada como la causa de 25 a 55%
de los casos, y le siguen los micoplasmas genitales,
Trichomonas vaginalis y Gardnerella vaginalis.27
El diagnóstico se centra fundamentalmente en
evaluar la presencia de gonorrea y clamidia; para esta
última la sospecha se tiene cuando se analiza una mues-
tra uretral y únicamente se encuentra exudado infla-
matorio sin los diplococos intra y extracelulares. Las
pruebas con anticuerpos fluorescentes y algunas va-
riantes de tipo ELISA son de gran apoyo.
Para el tratamiento de este tipo de uretritis se
indica la azitromicina 1.0 g, por vía oral, en dosis úni-
ca, o la doxiciclina 100 mg, por vía oral, cada 12 horas,
durante siete días. Como alternativas están: la eritromi-
cina base 500 mg, por vía oral, cada seis horas, durante
siete días; la ofloxacina 300 mg, cada 12 horas, du-
rante siete días.8
Los pacientes deben ser revaluados después del
tratamiento con el fin de documentar el éxito o el fra-
caso del mismo. Se les debe insistir en abstenerse de
relaciones sexuales durante los tratamientos. La pare-
ja sexual debe someterse a evaluación clínica y recibir
tratamiento.
Uretritis persistente
Ante la presencia de las mismas manifestaciones des-
pués de uno o varios tratamientos, y ante las recurren-
cias frecuentes, se requiere certificar el cumplimiento
por parte del paciente, y de las parejas sexuales poten-
ciales, de todas las medidas preventivas.
El diagnóstico debe descartar la presencia de
T.vaginalis, G. vaginalis y micoplasmas genitales. El tra-
tamiento de primera elección es a base de metronida-
zol 2.0 g, por vía oral y en dosis única, más eritromicina
base 500 mg, cada seis horas, administrada por vía oral
durante siete días. Como otra opción está el mismo
metronidazol combinado con ofloxacina de 300 mg, en
dosis única, por vía oral.27
Uretritis y mucocervicitis purulenta
Se caracteriza por inflamación de la mucosa uretral con
exudado visible, o bien, del canal endocervical, que se
encuentra edematoso y friable, y que fácilmente san-
gra con cualquier contacto. La signología en la mujer
es con pesadez pélvica, disuria, urgencia, frecuencia y
descarga vaginal y/o uretral. La búsqueda de la etio-
logía se centra fundamentalmente en descartar N. go-
norrhoeae o C. trachomatis. El frotis con tinción de gram
tiene mucho menos valor que en el hombre, por lo cual
se debe intentar recuperar en cultivo.5
El tratamiento de la uretritis en la mujer se realiza
con los mismos medicamentos que los utilizados en
el hombre. A diferencia de éste, la uretritis y la mu-
ACTUALIZACIONES
340 salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999
Calderón-Jaimes E
cocervicitis en la mujer pueden tener pocas manifes-
taciones clínicas, sobre todo cuando la descarga vagi-
nal es poco aparente y no la limita en su actividad
sexual. A menudo se asocia la presencia de sangrado,
sobre todo después de la relación sexual, motivo sufi-
ciente para demandar atención médica. Con frecuencia,
a veces más de la deseada, no es posible documentar
alguno de los patógenos considerados en las ETS, a pe-
sar de que la mucocervicitis sea muy aparente o de
que la signología urinaria ocupe una parte importante
de la queja o, incluso, a pesar de la administración va-
riada de esquemas de tratamiento. En estos casos, al
igual que en los de uretritis persistente en el hombre,
se debe valorar con cuidado el cumplimiento de las
medidas de prevención; además, es necesario valorar
la participación –si es que existe– del dispositivo in-
trauterino, de lesiones cervicales como el ectropión, del
uso de tampones o de sustancias germicidas y esper-
matocidas.1
El tratamiento debe ser administrado después de
una evaluación clínica minuciosa y de tener acceso a
los exámenes de laboratorio mencionados para des-
cartar las uretritis no gonocócicas. El tratamiento debe
enfocarse primero en gonorrea y luego en clamidia. La
ceftriaxona 500 mg, en dosis única, I.M., seguida de
metronidazol 2.0 g, en dosis también única oral, u oflo-
xacina 300 mg oral, igualmente en una sola dosis, ueden
ser útiles para ello. Se debe evaluar el resultado y, sobre
todo, vigilar el contacto con la pareja sexual, la cual debe
recibir tratamiento en la misma forma. Las infecciones
por clamidia pueden tener recurrencias después de 2 a
4 semanas de haber recibido el tratamiento; esto acon-
tece sobre todo en las adolescentes, las cuales deben
vigilarse estrechamente por las potenciales secuelas
posteriores durante el embarazo.1,8
Riesgo perinatal por patógenos
que producen uretritis o cervicitis
gonocócica o no gonocócica
La embarazada con antecedentes de ETS se debe con-
siderar como de alto riesgo desde el inicio de su emba-
razo; debe ser sometida a escrutinio de actividad y es
necesario ofrecerle el diagnóstico oportuno con base
en las pruebas de laboratorio disponibles. El riesgo
mayor se presenta durante el tercer trimestre, cuando
se puede presentar en la madre reactivación de diversos
procesos como infección urinaria o cervicovaginitis.
Esto puede ser motivo de ruptura prematura de mem-
branas, parto pretérmino, fiebre posparto, enfermedad
inflamatoria pélvica y extensión al producto.28
El recién nacido puede presentar infección de
mucosas por gonorrea (local –conjuntivitis–, o sisté-
mica), padecimiento que puede llegar a convertirse en
un problema agudo y grave. El diagnóstico se sospecha
con un frotis y se comprueba con cultivo; se pueden
utilizar las pruebas de coaglutinación o de fluorescen-
cia. El tratamiento es a base de ceftriaxona 125-250 mg,
por vía I.M., durante tres días consecutivos.10
La colonización de patógenos no gonocócicos se
produce por clamidia, en primer lugar, y por micoplas-
mas genitales y G.vaginalis, en segundo. El diagnósti-
co de clamidia en secreción conjuntival es de gran valor,
así como las pruebas fluorescentes o de ELISA. Algu-
nos niños pueden tener diseminación neumónica por
clamidia o micoplasmas, aun después del tratamiento
de la conjuntivitis. A los niños se les debe administrar
azitromicina 5-10 mg/kg por día, durante cinco días,
o eritromicina base 20-50 mg/kg, cada 12 horas, por
vía oral, durante 7 a 10 días.5,10
Tricomoniasis
Es producida por el protozoario T. vaginalis , y la
frecuencia es elevada en la población general de mu-
jeres en etapa reproductiva, con vida sexual activa;
se adquiere por contacto sexual. La leucorrea es
amarillo verdosa; la paciente presenta prurito, disu-
ria, dispareunia, eritema vaginal y lesiones hemorrá-
gicas puntiformes que dan al cuello uterino aspecto
de “frambuesa”. El diagnóstico es por medio de la ob-
servación microscópica directa de la secreción vaginal
mezclada con solución salina. El examen es positivo
cuando está presente el protozoario en forma de pera
con movimiento flagelar, además de células polimor-
fonucleares. El cultivo no es un procedimiento de ruti-
na. El tratamiento es a base de metronidazol 2.0 g orales
en dosis única, o, como alternativo, el mismo medica-
mento pero a 500 mg, cada 12 horas, por vía oral y por
siete días consecutivos. Este tratamiento mitiga la sig-
nología y conduce a una curación en el 90-95%.2,8
Infección por los virus del papiloma
humano
En los últimos años se ha demostrado la importancia
del virus del papiloma humano (VPH), que se adquie-
re por contacto sexual, así como del riesgo potencial
que tiene de funcionar como un cofactor en el cáncer
cervicouterino. Los llamados condilomas perineoge-
nitales se encuentran con cierta frecuencia en la pobla-
ción general, aunque es más común en la considerada
como de alto riesgo. El condiloma se define como una
formación acuminada o como una carnosidad suave
de aspecto como coliflor. En el hombre se localizan en
la uretra terminal, el glande, el prepucio, el surco bala-
341salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999
Tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual ACTUALIZACIONES
noprepucial, el recto y el margen anal. En la mujer se
sitúan entre los labios mayores y menores, en el peri-
né, la vagina y el cérvix. El diagnóstico es clínico, por
medio de la presencia de las lesiones que son asin-
tomáticas; en ocasiones forman placas queratósicas. En
la mujer pueden presentarse como lesiones exofíticas,
pequeñas placas o zonas ulceradas. Las lesiones en el
cérvix se ulceran con más frecuencia y sangran fácil-
mente.29
La citología con tinción de Papanicolaou identi-
fica las formaciones coilocitóticas o la franca displasia
cervical. La histoquímica y la histología de las biop-
sias comprueba las lesiones de los VPH. El tratamien-
to no cura la infección ni garantiza la eliminación viral;
lo único que se obtiene es la eliminación de las lesio-
nes exofíticas y las placas condilomatosas. La podofi-
lina al 5-10% en tintura es efectiva en lesiones no muy
extensas. Se aplica por pincelaciones, se deja unas cua-
tro horas y se lava para evitar la irritación química. Se
aplica cada semana hasta la desaparición total de las
lesiones. Cuando éstas son mayores requieren de tra-
tamiento a base de crioterapia o cirugía con láser. A las
mujeres con condilomatosis cervical se les recomienda
vigilancia estrecha por medio de citologías. No existe
tratamiento específico contra el VPH.30
Prevención de las enfermedades
de transmisión sexual
La educación sexual y la participación en el autocui-
dado de la salud sexual son procedimientos conside-
rados como altamente efectivos. La abstinencia sexual
durante la presencia de lesiones activas o durante los
lapsos de tratamiento, tanto para el paciente como para
la pareja sexual, es un procedimiento que propicia la
curación y evita la transmisión. El uso correcto del con-
dón es una alternativa igualmente confiable para evi-
tar la transmisión de estas infecciones.
Por otra parte, se hacen esfuerzos para obtener
algunas vacunas en contra de las ETS;31
sin embargo,
los trabajos de campo no permiten predecir cuándo se
tendrán disponibles vacunas eficientes, por lo menos
para la población que se encuentra en mayor riesgo de
adquirirlas.
Tres aspectos han sido cruciales para aumentar y
mantener el interés en las enfermedades adquiridas por
contacto sexual: a) la presencia del síndrome de inmu-
nodeficiencia adquirida producido por el VIH; b) la
resistencia progresivamente creciente a los antimi-
crobianos principalmente de N. gonorrhoeae, Haemoph-
ilus ducreyi y algunos otros patógenos urogenitales,
y c) la fuerte evidencia de que las ETS (ulcerativas y
no ulcerativas) condicionan cofactores críticos en la ad-
quisición y transmisión del VIH, ya que proveen de
una puerta de entrada más accesible al contacto con las
secreciones genitales y el VIH, así como el recluta-
miento de linfocitos T activados que funcionan con sus
marcadores de receptor CD4+. Esta situación ha per-
mitido a los organismos de salud internacionales en-
focar no sólo la atención sino los recursos hacia las ETS
tradicionales, teniendo como propósito reducir la mor-
bilidad a fin de incidir en la transmisión del VIH.
Entre los aspectos preventivos más rentables está
el reconocimiento temprano de la enfermedad, la uti-
lización de nuevos y más potentes antimicrobianos,
cambios positivos en la conducta para aceptar el uso
del condón y, por supuesto, el paradigma de la pre-
vención, que es la inmunización por medio de vacu-
nas, ya que ellas ofrecerían una solución eficiente y a
largo plazo para controlar las ETS.31-34
El esfuerzo tiene como eje central el diseño de in-
munógenos para estimular la inmunidad humoral y
fundamentalmente en mucosas.
Varios factores son tomados en cuenta: a) la na-
turaleza del microrganismo (su complejidad); b) la
naturaleza de la infección (aguda o crónica); c) la ha-
bilidad del organismo para desarrollar la inmunidad
natural después de la infección; d) la posibilidad de
que el microrganismo sea cultivable; e) el grado de di-
versidad antigénica; f) la posibildad de obtener mo-
delos experimentales reproducibles, y g) evitar que las
infecciones subclínicas evadan el sistema inmune.
Sífilis. El organismo se propaga en conejos, donde se
ha demostrado que la inmunidad específica es por li-
foncitos T secretores de citocinas que activan a los
macrófagos. Dos proteínas se estudian como inmunó-
genos la TpN19 y la TpN36, acopladas en el BCG como
vector. La inmunización con estos productos induce
en el conejo inmunidad mediada por células T en con-
tra de los antígenos del T. pallidum. Estos estudios son
alentadores para especular sobre su utilización en hu-
manos.31,32
Chancroide. El H. ducreyi produce una citotoxina que
es responsable de la lesión en el epitelio escamoso y
que conduce a la formación de la úIcera. La toxina
puede ser neutralizada en forma semejante a lo que
ocurre con la toxina diftérica. Se han identificado otras
proteínas incluyendo las de la membrana externa y
las de fimbrias (pilinas), el problema es su gran varia-
ción antigénica durante la infección. La inmunidad que
induce está mediada por células T y B.33,34
Gonorrea. Se han identificado varias proteínas en for-
ma semejante a lo realizado con la membrana externa
de otras bacterias gramnegativas (OPA), del lipopolisa-
cárido (LOS), porinas (Por) y pilinas (Pil). Se pretende
ACTUALIZACIONES
342 salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999
Calderón-Jaimes E
utilizar aquellos inmunógenos que no presenten gran-
des variaciones antigénicas. La proteína Por parece ser
el candidato para la vacuna que por ahora es más po-
pular.31,33
Clamidia. Es la causa más frecuente de las uretritis, cer-
vicitis y salpingitis, con repercusiones perinatales im-
portantes. Con la tecnología de la biología molecular
se han diseñado algunas proteínas interesantes; la más
actual es la proteína de la membrana externa (MOMP),
la que se ha clonado y secuenciado para identificar
varios dominios que comprenden a los diferentes se-
rovares de las clamidias, inducen inmunidad en mu-
cosas e impiden la adherencia cuando se utilizan en
animales de experimentación como ratones y monos.31
Herpes genital. Las vacunas que se han diseñado son
para prevenir la infección, reducir la transmisión a los
susceptibles y suprimir o prevenir la expresión de la
enfermedad. La vacuna no debe estar restringida sola-
mente a los grupos considerados de alto riesgo, debe
incluir a la población con recurrencias incluso del her-
pes oro-labial, y producir inmunidad de larga dura-
ción contra los VHS-1 y VHS-2. Las vacunas que se
han desarrollado incluyen las glicoproteínas super-
ficiales gB y gD como antígenos, y las más actuales uti-
lizan la tecnología de biología molecular recombinante.
La última vacuna recombinante gD2, en estudios de
casos y controles, reduce las recurrencias de la enfer-
medad. Si se demuestra su seguridad y eficacia podría
considerarse como una alternativa en función de cos-
to-beneficio, sobre todo cuando se compara con el uso
del aciclovir con los mismos propósitos.35,17
Papilomatosis genital. La infección genital es muy fre-
cuente y generalmente asintomática. El riesgo de ad-
quisición entre las parejas sexuales es muy elevado.
Por ahora el interés está relacionado con la partici-
pación de los subtipos 16, 18, 31 y 45 como cofactores
importantes en el cáncer cervicouterino.
Se plantea la necesidad de garantizar que la va-
cuna aporte inmunidad mediante varios mecanismos:
expresión de antígenos presentes en la célula; produc-
ción de inmunidad mediada por células T y B, así como
la prolongación de la inmunidad por largo tiempo. Los
avances recientes utilizan como vector al virus de la
vaccinia con las proteínas E6 y E7 del virus del papilo-
ma humano.36
Los resultados preliminares son halaga-
dores y especulan a corto plazo la obtención de un
inmunógeno de calidad y potencia óptimas.
Referencias
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la salud reproductiva. En: Ayala RA, ed. Medicina reproductiva humana.
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  • 1. ACTUALIZACIONES 334 salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999 Calderón-Jaimes E L as enfermedades de transmisión sexual (ETS) re- presentan a un grupo de padecimientos infeccio- sos que se transmiten predominantemente por contac- to sexual. Algunos de éstos son considerados como de notificación obligatoria en la mayoría de los países, y continúan teniendo una frecuencia inaceptablemente alta, fundamentalmente entre gente joven en edad re- productiva y con vida sexual activa.1-9 Las ETS, y sus complicaciones, no están distribui- das uniformemente entre la población, pues sólo algu- nos grupos específicos son los que se encuentran en riesgo de adquirirlas o transmitirlas; a ellos se les debe reconocer con el fin de incluirlos en los programas de vigilancia y control. Hay también algunos subgrupos de individuos que sufren particularmente las com- plicaciones; por ejemplo, las mujeres que inician su actividad sexual a edad temprana y que tienen varias parejas en lapsos cortos.5 La mujer embarazada es parte de un grupo espe- cial prioritario para el control de las ETS, ya que estas infecciones pueden llegar a alterar el curso normal del embarazo, el parto, el puerperio y la lactancia, situa- ción que compromete la salud del binomio madre- hijo.10 Las ETS pueden constituirse en un evento inter- currente adverso en el curso del embarazo. Los pa- tógenos transmitidos sexualmente juegan un papel importante en la etiología del embarazo ectópico, el aborto espontáneo, los mortinatos, la prematurez, de las infecciones congénitas, perinatales y neonatales en el producto in utero y en el recién nacido, así como de las infecciones puerperales maternas.1 Tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual Ernesto Calderón-Jaimes, M.C., M.S.P.(1) Los adolescentes son considerados de alto riesgo para adquirir ETS por los motivos siguientes: desarro- llan diversas infecciones a temprana edad; tienen rela- ciones sexuales sin ningún medio de protección; son biológicamente más susceptibles a la infección; tienen mayor posibilidad de contraer infecciones con curso clínico asintomático; son más renuentes a solicitar con- sulta médica, ya que enfrentan múltiples obstáculos para utilizar los servicios de atención médica y, como agregado, reciben tratamientos empíricos sin una base comprobatoria de la etiología; además, no son sujetos de vigilancia epidemiológica en pareja y, finalmente, son ellos los que sufren las complicaciones tempranas o tardías durante su vida sexual.3 El problema de las ETS no se conoce debidamente en México; las pocas clínicas especialmente instaladas con ese propósito atienden a un número muy limitado de hombres y trabajadoras sexuales, de tal manera que la información que se desprende de su actividad no es representativa de lo que ocurre en la población. Sin embargo, se ha estimado que la frecuencia de ETS en la población general fluctúa entre 0.1 y 0.5%; en cam- bio, para la población considerada como de alto ries- go, se calcula una frecuencia que va de 10 a 20%. La población más afectada se encuentra entre los 18 y 24 años de edad, y la relación hombre-mujer es de entre 7 a 10 por uno.2 El propósito de este trabajo es presentar los aspec- tos más sobresalientes y actualizados del tratamiento y la prevención de las enfermedades adquiridas por contacto sexual; asimismo, se describen las manifes- taciones clínicas de las mismas, que son lo suficiente- (1) División de Medicina Experimental, Instituto Nacional de Pediatría, México. Solicitud de sobretiros: Dr. Ernesto Calderón Jaimes. Instituto Nacional de Pediatría.Av. Insurgentes Sur 3700, colonia Insurgentes Cuicuilco,Apartado Postal 10154, 04531 México, D.F., México.
  • 2. 335salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999 Tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual ACTUALIZACIONES mente evidentes como para motivar la consulta médi- ca. Se tomará en cuenta que es el médico general quien tiene el primer contacto con esos pacientes, de tal forma, que se ofrecerán algunos recursos clínicos y de laboratorio que permitan precisar el diagnóstico, res- palden el o los esquemas de tratamiento y prevención y, asimismo, faciliten el seguimiento y la vigilancia epi- demiológica de la población potencialmente expuesta al riesgo de contacto y transmisión. Úlceras genitales En general, la presencia de lesiones ulcerosas en el área perineo-genital externa llama fuertemente la atención de los pacientes por su localización y, obviamente, por sus manifestaciones clínicas; cuando las lesiones se presentan en la mucosa interna de los genitales pue- den no ser reconocidas tempranamente. En el caso de las mujeres, por ejemplo, el padecimiento puede tener un curso asintomático. Tradicionalmente las llamadas enfermedades ve- néreas se circunscribían a la gonorrea, la sífilis y el chan- croide; no obstante, el panorama ha cambiado debido a que los pacientes con úlceras genitales han aumen- tado en frecuencia. Por otro lado, puesto que la etiolo- gía de estas lesiones se ha complicado, el diagnóstico diferencial –con el fin de discriminarlas de las de la sífilis, el herpes, el chancroide, el linfogranuloma, la clamidiasis, la donovanosis, la condilomatosis y de infecciones mixtas– ha planteado otras dificultades.11 La presencia de lesiones ulcerosas se considera como un factor de alto riesgo para adquirir la infec- ción por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). El médico que atiende a este tipo de pacientes debe prescribir en la primera visita un esquema de tra- tamiento, tomando como base la impresión diagnósti- ca más probable, obviamente con la limitante de no tener los resultados preliminares o definitivos de la- boratorio. Chancroide El chancroide es producido por el Haemophilus ducreyi, un bacilo gramnegativo que se observa en los frotis con material obtenido de las úlceras como si fuera un “cardumen”. Requiere de medios especiales para cul- tivo, y es oxidasa y catalasa negativo. La sensibilidad del cultivo no es mayor a 80%. Puede ser la etiología de 15 a 25% de los pacientes con lesiones ulceradas; uno de cada 10 pacientes con chancroide coincide con infección por el virus de herpes o con el Treponema pa- llidum. El reservorio parece ser la mujer que ejerce la prostitución y, aún más, aquella que tiene lesiones con curso asintomático. No se conoce la frecuencia de la infección en la población general ni en la conside- rada como de alto riesgo. Se menciona a los países en desarrollo como aquellos en los que la población pre- senta con más frecuencia el chancroide y, ocasional- mente, se informa de algunos pequeños brotes en grupos cerrados, donde existe promiscuidad y haci- namiento.12 El criterio diagnóstico se establece con base en la presencia de úlceras después de siete días del conta- gio. En ninguna etapa del desarrollo de las lesiones se observa la formación de vesicoúlceras (características del herpes); la lesión es papular enrojecida, edemato- sa y con dolor progresivo mientras se inicia la forma- ción de la úlcera con bordes circinados poco limitados y con tendencia a coalescer. En esta fase del desarrollo, el dolor es intenso quemante y ardoroso, sobre todo cuando la localización en el hombre se encuentra en el frenillo, el glande, el prepucio y el surco balanoprepu- cial. En la mujer esta signología llama la atención cuan- do se establece en el periné, los labios y el introito; en cambio, es menos evidente cuando es interna en vagi- na y cérvix; se acompaña de leucorrea y en ocasiones hay un discreto sangrado que puede manchar la ropa interior. En la mujer la signología puede ser de tipo urinario con disuria, urgencia y frecuencia en la mic- ción. La frecuencia de lesiones ulcerosas y verdaderas placas ulceradas es mayor en el chancroide que en el herpes. Otra manifestación importante es la respuesta regional de linfadenopatía, que puede llegar a provo- car la formación de bubas dolorosas y fluctuantes.5,11 Es necesario descartar la sífilis en estos pacientes, por medio del estudio en campo oscuro o por fluores- cencia, así como mediante de pruebas serológicas. Igualmente se debe descartar la infección por herpes primario o recurrente; no obstante, cabe aclarar que en este caso las pruebas son poco eficientes sobre todo para el virus del herpes simplex 2 (VHS-2) y, además, las lesiones vesiculares no siempre se encuentran cuan- do el paciente va a consulta, o bien, éste no refiere su presencia.12 El tratamiento cura la infección, resuelve los sín- tomas clínicos y previene la transmisión. Cuando las lesiones son varias y además profundas, dejan se- cuelas cicatriciales importantes y evidentes. Para el tramiento se puede seleccionar uno de entre varios fármacos; sin embargo, en la actualidad se ha encon- trado que con la administración de una dosis única de 1.0 g de azitromicina, vía oral, o bien, de ceftriaxona de 250/500 mg, por vía intramuscular, se logra la cu- ración. El paciente debe ser revisado siete días des- pués del tratamiento; cuando éste es efectivo, a los tres días hay un cambio favorable y muy evidente
  • 3. ACTUALIZACIONES 336 salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999 Calderón-Jaimes E en las úlceras. A las dos semanas, prácticamente, se han resuelto las lesiones. Cuando los bubones persis- ten con fluctuaciones, requieren ser drenados; si esto no se realiza, la evolución se prolonga e incluso se re- quiere aplicar un tratamiento más largo con los mis- mos fármacos. De la misma manera se puede decir en el caso de los pacientes que son seropositivos per- sistentes al VIH; en ellos la evolución es mucho más lenta, el tratamiento puede no ser efectivo, pueden co- incidir otros patógenos e, incluso, es necesario admi- nistrar varios esquemas de tratamiento; ello puede hacerse con los mismos fármacos o, inclusive, agre- gando ciprofloxacina con dosis de 500 mg, tres veces al día, durante tres días consecutivos, o bien, inclu- yendo eritromicina base a 500 mg, orales, cada seis ho- ras, durante siete días consecutivos. Esta es una razón para aconsejar a los pacientes con lesiones ulcerosas que acepten realizarse una prueba para determinar VIH.13 Las parejas sexuales con contactos en los 10 días previos a la aparición de las lesiones deben recibir el mismo tratamiento, estén o no presentes signos com- patibles con la infección. Infección genital por el virus del herpes simplex El herpes genital es una enfermedad recurrente e in- curable, producida por dos serotipos identificados como VHS-1 y VHS-2, aunque la gran mayoría de las infecciones genitales primarias y recurrentes son producidas por el VHS-2. La infección en el humano tiene características diferentes para cada uno de los serotipos, independiente de que las lesiones sean in- distinguibles. La transmisión del VHS-2 es funda- mentalmente por contacto sexual, donde una de las parejas es portador asintomático de lesiones con poca o nula signología, o bien, es eliminador intermitente de partículas virales infectantes en la mucosa geni- tal; tiene localización fundamentalmente genital, y las recurrencias son frecuentes en más de 65% de los pacientes.14 La prevalencia de infección estimada por la pre- sencia de anticuerpos específicos para el VHS-2 es va- riable. En México para la población general es menor a 30%; en cambio, para la población de alto riesgo pue- de ser de más de 60%, cifras muy semejantes a las observadas en otros países. En las mujeres embaraza- das, las recurrencias son mayores, por lo que se debe vigilar la presencia de infección primaria o recurren- cias durante el último trimestre del embarazo o en los inicios del trabajo de parto.15,16 Para establecer el diagnóstico es importante con- siderar que el periodo de incubación, después del contagio, es de 2 a 7 días cuando aparecen las típicas lesiones vesiculares, pequeñas, límpidas y extraordi- nariamente frágiles; se rompen rápidamente y dejan pequeñas lesiones ulceradas que coalescen y que, dependiendo del sitio en que aparecen, llaman la aten- ción del paciente por el dolor lacerante. En el hombre las lesiones se presentan en los genitales externos pe- riuretrales, en el prepucio y el surco balanoprepucial y, ocasionalmente, en las zonas perianales; el dolor es ardoroso y punzante. En la mujer las lesiones son de localización vaginal y cervical, por lo que la signolo- gía es poco aparente; sin embargo, es posible que se localicen en el introito y los labios, con dolor y moles- tias semejantes a las del hombre. La mujer puede tener descarga hialina, presencia de pequeñas zonas ulce- radas con fondo rojizo y referir incluso la signología urinaria. La enfermedad es autolimitada; la fase agu- da con máxima replicación viral dura de 3 a 5 días, y el riesgo de contagio se puede prolongar un mes o inclu- so más. Posteriormente se establecen cursos de laten- cia alternados con recurrencias, algunas de las cuales vuelven a tener manifestaciones agudas semejantes a la exposición primaria. Por lo general, no más de uno de cada tres individuos con la infección pueden tener la presencia documentada de lesiones vesiculares.5,14 Existe riesgo de infección perinatal, y la ruta de transmisión es ascendente; sin embargo, la mayor fre- cuencia de contagio del neonato es durante el paso por el canal del parto infectado. Ahora bien, dependiendo del momento de la infección durante el embarazo, es posible que la infección por el VHS-2 se convierta en causa de aborto, o bien, en infección neonatal sisté- mica grave.16 El tratamiento de los pacientes con el primer epi- sodio de infección por herpes incluye la administra- ción de fármacos antivirales y una amplia explicación de la historia natural del herpes genital, de la transmi- sión sexual y perinatal, así como de los procedimien- tos para reducir el riesgo de contagio y transmisión. La etiología del primer episodio incluye en 5 a 30% al VHS-1; las recurrencias son menos frecuentes con este último serotipo que con el VHS-2, aunque para los pro- pósitos del tratamiento no importa el serotipo viral. Los regímenes recomendados para cada uno de los fár- macos mencionados son:17 Aciclovir 400 mg, por vía oral, cada ocho horas, du- rante 7 a 10 días consecutivos. Aciclovir 200 mg, por vía oral, cinco veces al día, du- rante 7 a 10 días consecutivos.
  • 4. 337salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999 Tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual ACTUALIZACIONES Famciclovir 250 mg, por vía oral, cada ocho horas, durante 7 a 10 días consecutivos. Velaciclovir 1.0 g, por vía oral, cada 12 horas, durante 7 a 10 días. El tramiento se debe prolongar si la cicatrización no es completa a los 10 días de instaurado. Las dosis más altas del aciclovir se han utilizado en la proctitis herpética, la estomatitis y la faringitis. Durante los epi- sodios de recurrencias se pueden utilizar los mismos medicamentos reduciendo el tiempo de tratamiento a cinco días y a las mismas dosis. La administración de tratamiento supresivo dia- rio reduce la frecuencia de las recurrencias de herpes genital en más de 75%, sobre todo en aquellos pacien- tes que tienen antecedentes de recurrencias frecuentes (más de seis por año). La enfermedad severa, con complicaciones sisté- micas, como la neumonitis, la encefalitis o la hepatitis, requiere administración endovenosa de los antivi- rales; se recomienda utilizar el aciclovir a dosis de 5/10 mg/kg de peso, por vía endovenosa, cada ocho horas, durante 5-7 días o, incluso, hasta que se tenga la resolución clínica.1 Las parejas sexuales de individuos con anteceden- tes de herpes genital deben tener el beneficio de ser evaluados clínicamente y de recibir información en la misma forma que el paciente que cursa con úlceras ge- nitales. El riesgo de transmitir la infección al producto es máximo cuando la infección primaria se adquiere cer- cana al término del embarazo (35-50%), en cambio es menor durante la primera mitad del embarazo (3%). Todas las embarazadas deben ser evaluadas y cuida- dosamente examinadas durante la fase de labor del parto, sobre la presencia de lesiones vesiculares o úl- ceras en genitales. La presencia de herpes neonatal se debe manejar como una verdadera urgencia, adminis- trando aciclovir, 30-60mg/kg/día, durante 10-20 días.16 La prevención del contagio de herpes genital debe considerar lo siguiente: 1. Todos los pacientes con herpes genital deben ser informados con precisión de la historia natural de la enfermedad –haciendo hincapié en el riesgo potencial de recurrencias–, así como de la elimi- nación periódica de partículas virales durante la fase asintomática sin marcadores de actividad clí- nica, lo cual representa un riesgo importante de transmisión a la pareja sexual. 2. El paciente con herpes genital debe ser advertido de abstenerse de la actividad sexual cuando exis- tan lesiones activas, para lo cual debe informar a la pareja sexual sobre la posibilidad de que am- bos tengan la misma enfermedad. El uso del con- dón con una pareja nueva o no infectada debe ser obligatorio. 3. La transmisión de la enfermedad puede ocurrir durante los episodios asintomáticos, lo cual es más frecuente cuando el antecedente de herpes geni- tal tiene un lapso menor a un año. 4. El riesgo perinatal de infección debe ser perfecta- mente explicado a la pareja sexual. La mujer con antecedentes de herpes genital debe hacerlo sa- ber a su obstetra durante el embarazo. Sífilis La sífilis es una enfermedad sistémica causada por el Treponema pallidum; se caracteriza por fases de activi- dad y prolongados periodos de latencia, condiciones que deben ser tomadas en cuenta para el desarrollo y la interpretación de las pruebas de laboratorio. La transmisión se realiza por medio de contacto directo de las membranas mucosas o de las infecciones de la piel con lesiones infectadas húmedas. El paciente que tiene sífilis acude en demanda de atención médica por signos y síntomas de infección primaria (presencia de úlcera o chancro en el sitio de la inoculación); infección secundaria (sífilis florida, donde sobresale la erupción mucocutánea con lesio- nes húmedas aparentes, y hay una respuesta sistémica de la infección en órganos como hígado y ganglios re- gionales), o sífilis terciaria (con compromiso crónico y con afección cardiaca, neurológica, oftálmica, auditiva o presencia de lesiones gomosas). La infección puede reconocerse por la práctica de reacciones serológicas para la sífilis durante la fase de latencia. Se considera como sífilis latente temprana, aquella que se adquirió dentro del año previo a la reacción. Todos los demás casos se consideran como sífilis tardía o de duración no conocida.18 La enfermedad es más frecuente en la población joven y altamente promiscua, que tiene la actividad sexual sin ninguna protección, con cambios frecuentes de pareja, y que puede ser adicta a las drogas.18 La infección del producto in utero ocurre cuando la madre presenta espiroquetemia recurrente periódi- ca, y el feto se puede ver afectado dependiendo de la fase del embarazo. El contagio al nacimiento es posi- ble cuando el producto se expone al canal del parto infectado.19 La población de mayor riesgo se observa en grupos de hombres con prácticas homosexuales y en mujeres que ejercen la prostitución.20,21 La sífilis adquirida se presenta después de un pe- riodo de incubación promedio de tres semanas (10 a
  • 5. ACTUALIZACIONES 338 salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999 Calderón-Jaimes E 90 días), se inicia con una pápula indurada en el sitio de inoculación, que progresa rápidamente hasta for- mar una lesión ulcerada simple, no dolorosa, húmeda, indurada, la cual corresponde al chancro. En ocasio- nes puede haber varias lesiones. La localización habi- tual son los genitales, pero puede presentarse en el ano, la boca o cualquier sitio de contacto con el treponema. La lesión es autolimitada y cura en 3-12 semanas; deja una cicatriz evidente y se presenta una reacción gan- glionar evidente e indolora. Las lesiones húmedas re- presentan la fase más infectante, ya que la secreción que cubre las úlceras contiene una gran cantidad de treponemas que pueden visualizarse en el microsco- pio con campo oscuro.5,18 La sífilis secundaria o florida se presenta, en pro- medio, ocho semanas después de la latencia. Se carac- teriza por lesiones papulares infiltradas de aspecto rojizo, conocidas como pénfigo palmoplantar; al pal- parlas se pueden sentir como bolitas duras bajo la piel infiltrada y edematosa. Las mucosas se ven compro- metidas por lesiones papuloescamosas y foliculares, y la evidencia más llamativa se localiza en la mucosa oral y nasal, y en el recto.5,18 La sífilis terciaria se caracteriza por lesiones granu- lomatosas que se pueden encontrar en cualquier órga- no o tejido. Prácticamente son lesiones sin actividad y obviamente sin presencia del T. pallidum.5,18 El recién nacido presenta la sífilis florida mucocu- tánea y visceral. Puesto que la sífilis es una enferme- dad tratable, se puede afirmar que la de tipo congénito es producto de la falta del control prenatal durante el embarazo.19 El diagnóstico definitivo es la observación del tre- ponema en frotis directo del contenido de las lesiones húmedas, observadas al microscopio con campo oscuro, o bien, con anticuerpos fluorescentes.2 El diagnóstico presuntivo se realiza por medio de pruebas serológicas: no treponémicas VDRL (venereal disease research laboratory, por sus siglas en inglés) o RPR (reaginas rápidas en plasma), treponémicas con anticuerpos fluorescentes (FTAB-ABS) y la microaglu- tinación con anticuerpos para T. pallidum (MHA-TP).2,21 La utilización de solamente una de estas pruebas es insuficiente para el diagnóstico, debido a la variedad de falsas positivas en las no treponémicas; sin embar- go, los títulos elevados de estas pruebas, usualmente se correlacionan con la actividad de la enfermedad. Es conveniente realizar otras pruebas de seguimiento con la misma técnica y, de ser posible, en el mismo labora- torio. Eventualmente el tratamiento negativizará estas pruebas; no obstante, en algunos pacientes, después del tratamiento, pueden permanecer reactivas a títu- los bajos y sin cambio por muchos años. Las pruebas treponémicas positivas continúan así prácticamente durante toda la vida, independiente del tratamiento. La positividad no está relacionada con la actividad de la enfermedad. Cuando el tratamiento se realiza tempranamente en pacientes con sífilis primaria re- ciente sintomática, entre 15 y 25% puede negativizar- se después del tratamiento a los 2-3 años. Las pruebas treponémicas no deben ser utilizadas para evaluar el éxito o el fracaso del tratamiento.5 El tratamiento es a base de penicilina para cual- quier estado de la enfermedad. Para el adulto con sí- filis primaria o secundaria se utiliza la penicilina benzatina G; 2.4 millones de unidades por vía intra- muscular, en dosis única. En niños se administra el mismo tipo de penicilina en única dosis de 50 000 uni- dades por kilo de peso, intramuscular.8,22 Cuando existe alergia a la penicilina, se indica la doxiciclina a 100 mg, por vía oral, cada 12 horas, durante dos semanas. La sífilis latente se trata con ese mismo tipo de penicilina, 7.2 millones de unidades, administrada en dosis semanarias de 2.4 millones. En niños con latencia desconocida se administran 50 000 unidades por kilo intramuscular hasta un total de 2.4 millones en aplicaciones fraccionadas cada semana.8,22 El tratamiento de la sífilis durante el embarazo cura la enfermedad en la madre y la del producto in utero. El fármaco de elección es también penicilina ben- zatina en dosis semejante a la del paciente adulto.19 La sífilis congénita se considera una emergencia por su gravedad y por las complicaciones sistémicas que puede llegar a tener. El tratamiento es con penici- lina cristalina acuosa G, de 100 000 a 150 000 unidades por kilo por día y por vía intravenosa, cada 12 horas du- rante los primeros siete días y luego cada ocho horas hasta cubrir un total de 10 días. Como posibilidad, se puede aplicar penicilina procaína G: 50 000 unidades por kilo, por dosis intramuscular, diaria, durante 10 días. Es conveniente vigilar la posibilidad de compro- miso neurológico. Las pruebas de VDRL o RPR en el líquido cefalorraquídeo son valiosas, lo mismo que la FTA-ABS.5,19 La transmisión del T. pallidum ocurre sólo cuando están presentes las lesiones húmedas mucocutáneas, que son infrecuentes después del año posterior a la infección; sin embargo, las personas expuestas se- xualmente a un paciente que tiene sífilis en cualquier etapa debe ser evaluada clínica y serológicamente. Enfermedad masculina caracterizada por uretritis Consiste en la inflamación de la uretra, de tal forma que se produce una sensación ardorosa al momento
  • 6. 339salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999 Tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual ACTUALIZACIONES de orinar; asimismo, hay una descarga hialina espesa o francamente purulenta. La etiología para fines prác- ticos se circunscribe a Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis. Desde el punto de vista clínico, puede tra- tarse de uretritis gonocócica o no gonocócica; esta últi- ma, si se descarta la posibilidad de clamidia, puede ser ocasionada por micoplasmas genitales como el Ureaplasma urealyticum y Myclopasma genitalium. Uretritis gonocócica Es el prototipo de las llamadas enfermedades venéreas. Cabe aclarar que el humano es el único huésped de la N. gonorrhoeae, la cual tiene un especial tropismo por las mucosas. El hombre alcanza de 20 a 40% de riesgo de contagio si tiene una relación sexual con una mujer que padece gonorrea endocervical. En cambio, el ries- go aumenta a 50%, si la mujer tiene relación con un hombre que presenta uretritis gonocócica.23 El diagnóstico es clínico. El estudio de una mues- tra uretral tomada con hisopo para bacterioscopía con tinción de gram es de alto valor diagnóstico si se demuestra la presencia de un proceso inflamatorio con polimorfonucleares dominando el campo y diploco- cos gramnegativos en forma de riñón o granos de café. El gonococo es muy lábil al calor, a los cambios de tem- peratura, a la humedad y al pH . El cultivo a partir de secreciones genitales es la prueba deseable siempre que sea posible, al igual que las reacciones serológi- cas como la coaglutinación, la fluorescencia y algunas variantes de tipo ELISA (ensayo inmunoenzimático, por sus siglas en inglés).23,24 El tratamiento de la infección gonocócica no com- plicada, resistente a la penicilina, se hace a base de cef- triaxona 500 mg, en dosis única; otras opciones son la ciprofloxacina 500 mg, por vía oral y en una sola do- sis; la azitromicina 1.0 g, por vía oral, en dosis igual- mente única, o la doxiciclina 100mg, cada 12 horas, por vía oral, durante siete días.8,25,26 Se debe ofrecer atención, vigilancia y seguimien- to a las parejas sexuales de estos pacientes, con el fin de que reciban atención médica y tratamiento seme- jante. Uretritis no-gonocócica La inflamación uretral por otros patógenos diferentes a N. gonorrhoeae es tan sintomática e indistinguible en su fase aguda como la gonorrea misma. La C. tracho- matis ha sido identificada como la causa de 25 a 55% de los casos, y le siguen los micoplasmas genitales, Trichomonas vaginalis y Gardnerella vaginalis.27 El diagnóstico se centra fundamentalmente en evaluar la presencia de gonorrea y clamidia; para esta última la sospecha se tiene cuando se analiza una mues- tra uretral y únicamente se encuentra exudado infla- matorio sin los diplococos intra y extracelulares. Las pruebas con anticuerpos fluorescentes y algunas va- riantes de tipo ELISA son de gran apoyo. Para el tratamiento de este tipo de uretritis se indica la azitromicina 1.0 g, por vía oral, en dosis úni- ca, o la doxiciclina 100 mg, por vía oral, cada 12 horas, durante siete días. Como alternativas están: la eritromi- cina base 500 mg, por vía oral, cada seis horas, durante siete días; la ofloxacina 300 mg, cada 12 horas, du- rante siete días.8 Los pacientes deben ser revaluados después del tratamiento con el fin de documentar el éxito o el fra- caso del mismo. Se les debe insistir en abstenerse de relaciones sexuales durante los tratamientos. La pare- ja sexual debe someterse a evaluación clínica y recibir tratamiento. Uretritis persistente Ante la presencia de las mismas manifestaciones des- pués de uno o varios tratamientos, y ante las recurren- cias frecuentes, se requiere certificar el cumplimiento por parte del paciente, y de las parejas sexuales poten- ciales, de todas las medidas preventivas. El diagnóstico debe descartar la presencia de T.vaginalis, G. vaginalis y micoplasmas genitales. El tra- tamiento de primera elección es a base de metronida- zol 2.0 g, por vía oral y en dosis única, más eritromicina base 500 mg, cada seis horas, administrada por vía oral durante siete días. Como otra opción está el mismo metronidazol combinado con ofloxacina de 300 mg, en dosis única, por vía oral.27 Uretritis y mucocervicitis purulenta Se caracteriza por inflamación de la mucosa uretral con exudado visible, o bien, del canal endocervical, que se encuentra edematoso y friable, y que fácilmente san- gra con cualquier contacto. La signología en la mujer es con pesadez pélvica, disuria, urgencia, frecuencia y descarga vaginal y/o uretral. La búsqueda de la etio- logía se centra fundamentalmente en descartar N. go- norrhoeae o C. trachomatis. El frotis con tinción de gram tiene mucho menos valor que en el hombre, por lo cual se debe intentar recuperar en cultivo.5 El tratamiento de la uretritis en la mujer se realiza con los mismos medicamentos que los utilizados en el hombre. A diferencia de éste, la uretritis y la mu-
  • 7. ACTUALIZACIONES 340 salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999 Calderón-Jaimes E cocervicitis en la mujer pueden tener pocas manifes- taciones clínicas, sobre todo cuando la descarga vagi- nal es poco aparente y no la limita en su actividad sexual. A menudo se asocia la presencia de sangrado, sobre todo después de la relación sexual, motivo sufi- ciente para demandar atención médica. Con frecuencia, a veces más de la deseada, no es posible documentar alguno de los patógenos considerados en las ETS, a pe- sar de que la mucocervicitis sea muy aparente o de que la signología urinaria ocupe una parte importante de la queja o, incluso, a pesar de la administración va- riada de esquemas de tratamiento. En estos casos, al igual que en los de uretritis persistente en el hombre, se debe valorar con cuidado el cumplimiento de las medidas de prevención; además, es necesario valorar la participación –si es que existe– del dispositivo in- trauterino, de lesiones cervicales como el ectropión, del uso de tampones o de sustancias germicidas y esper- matocidas.1 El tratamiento debe ser administrado después de una evaluación clínica minuciosa y de tener acceso a los exámenes de laboratorio mencionados para des- cartar las uretritis no gonocócicas. El tratamiento debe enfocarse primero en gonorrea y luego en clamidia. La ceftriaxona 500 mg, en dosis única, I.M., seguida de metronidazol 2.0 g, en dosis también única oral, u oflo- xacina 300 mg oral, igualmente en una sola dosis, ueden ser útiles para ello. Se debe evaluar el resultado y, sobre todo, vigilar el contacto con la pareja sexual, la cual debe recibir tratamiento en la misma forma. Las infecciones por clamidia pueden tener recurrencias después de 2 a 4 semanas de haber recibido el tratamiento; esto acon- tece sobre todo en las adolescentes, las cuales deben vigilarse estrechamente por las potenciales secuelas posteriores durante el embarazo.1,8 Riesgo perinatal por patógenos que producen uretritis o cervicitis gonocócica o no gonocócica La embarazada con antecedentes de ETS se debe con- siderar como de alto riesgo desde el inicio de su emba- razo; debe ser sometida a escrutinio de actividad y es necesario ofrecerle el diagnóstico oportuno con base en las pruebas de laboratorio disponibles. El riesgo mayor se presenta durante el tercer trimestre, cuando se puede presentar en la madre reactivación de diversos procesos como infección urinaria o cervicovaginitis. Esto puede ser motivo de ruptura prematura de mem- branas, parto pretérmino, fiebre posparto, enfermedad inflamatoria pélvica y extensión al producto.28 El recién nacido puede presentar infección de mucosas por gonorrea (local –conjuntivitis–, o sisté- mica), padecimiento que puede llegar a convertirse en un problema agudo y grave. El diagnóstico se sospecha con un frotis y se comprueba con cultivo; se pueden utilizar las pruebas de coaglutinación o de fluorescen- cia. El tratamiento es a base de ceftriaxona 125-250 mg, por vía I.M., durante tres días consecutivos.10 La colonización de patógenos no gonocócicos se produce por clamidia, en primer lugar, y por micoplas- mas genitales y G.vaginalis, en segundo. El diagnósti- co de clamidia en secreción conjuntival es de gran valor, así como las pruebas fluorescentes o de ELISA. Algu- nos niños pueden tener diseminación neumónica por clamidia o micoplasmas, aun después del tratamiento de la conjuntivitis. A los niños se les debe administrar azitromicina 5-10 mg/kg por día, durante cinco días, o eritromicina base 20-50 mg/kg, cada 12 horas, por vía oral, durante 7 a 10 días.5,10 Tricomoniasis Es producida por el protozoario T. vaginalis , y la frecuencia es elevada en la población general de mu- jeres en etapa reproductiva, con vida sexual activa; se adquiere por contacto sexual. La leucorrea es amarillo verdosa; la paciente presenta prurito, disu- ria, dispareunia, eritema vaginal y lesiones hemorrá- gicas puntiformes que dan al cuello uterino aspecto de “frambuesa”. El diagnóstico es por medio de la ob- servación microscópica directa de la secreción vaginal mezclada con solución salina. El examen es positivo cuando está presente el protozoario en forma de pera con movimiento flagelar, además de células polimor- fonucleares. El cultivo no es un procedimiento de ruti- na. El tratamiento es a base de metronidazol 2.0 g orales en dosis única, o, como alternativo, el mismo medica- mento pero a 500 mg, cada 12 horas, por vía oral y por siete días consecutivos. Este tratamiento mitiga la sig- nología y conduce a una curación en el 90-95%.2,8 Infección por los virus del papiloma humano En los últimos años se ha demostrado la importancia del virus del papiloma humano (VPH), que se adquie- re por contacto sexual, así como del riesgo potencial que tiene de funcionar como un cofactor en el cáncer cervicouterino. Los llamados condilomas perineoge- nitales se encuentran con cierta frecuencia en la pobla- ción general, aunque es más común en la considerada como de alto riesgo. El condiloma se define como una formación acuminada o como una carnosidad suave de aspecto como coliflor. En el hombre se localizan en la uretra terminal, el glande, el prepucio, el surco bala-
  • 8. 341salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999 Tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual ACTUALIZACIONES noprepucial, el recto y el margen anal. En la mujer se sitúan entre los labios mayores y menores, en el peri- né, la vagina y el cérvix. El diagnóstico es clínico, por medio de la presencia de las lesiones que son asin- tomáticas; en ocasiones forman placas queratósicas. En la mujer pueden presentarse como lesiones exofíticas, pequeñas placas o zonas ulceradas. Las lesiones en el cérvix se ulceran con más frecuencia y sangran fácil- mente.29 La citología con tinción de Papanicolaou identi- fica las formaciones coilocitóticas o la franca displasia cervical. La histoquímica y la histología de las biop- sias comprueba las lesiones de los VPH. El tratamien- to no cura la infección ni garantiza la eliminación viral; lo único que se obtiene es la eliminación de las lesio- nes exofíticas y las placas condilomatosas. La podofi- lina al 5-10% en tintura es efectiva en lesiones no muy extensas. Se aplica por pincelaciones, se deja unas cua- tro horas y se lava para evitar la irritación química. Se aplica cada semana hasta la desaparición total de las lesiones. Cuando éstas son mayores requieren de tra- tamiento a base de crioterapia o cirugía con láser. A las mujeres con condilomatosis cervical se les recomienda vigilancia estrecha por medio de citologías. No existe tratamiento específico contra el VPH.30 Prevención de las enfermedades de transmisión sexual La educación sexual y la participación en el autocui- dado de la salud sexual son procedimientos conside- rados como altamente efectivos. La abstinencia sexual durante la presencia de lesiones activas o durante los lapsos de tratamiento, tanto para el paciente como para la pareja sexual, es un procedimiento que propicia la curación y evita la transmisión. El uso correcto del con- dón es una alternativa igualmente confiable para evi- tar la transmisión de estas infecciones. Por otra parte, se hacen esfuerzos para obtener algunas vacunas en contra de las ETS;31 sin embargo, los trabajos de campo no permiten predecir cuándo se tendrán disponibles vacunas eficientes, por lo menos para la población que se encuentra en mayor riesgo de adquirirlas. Tres aspectos han sido cruciales para aumentar y mantener el interés en las enfermedades adquiridas por contacto sexual: a) la presencia del síndrome de inmu- nodeficiencia adquirida producido por el VIH; b) la resistencia progresivamente creciente a los antimi- crobianos principalmente de N. gonorrhoeae, Haemoph- ilus ducreyi y algunos otros patógenos urogenitales, y c) la fuerte evidencia de que las ETS (ulcerativas y no ulcerativas) condicionan cofactores críticos en la ad- quisición y transmisión del VIH, ya que proveen de una puerta de entrada más accesible al contacto con las secreciones genitales y el VIH, así como el recluta- miento de linfocitos T activados que funcionan con sus marcadores de receptor CD4+. Esta situación ha per- mitido a los organismos de salud internacionales en- focar no sólo la atención sino los recursos hacia las ETS tradicionales, teniendo como propósito reducir la mor- bilidad a fin de incidir en la transmisión del VIH. Entre los aspectos preventivos más rentables está el reconocimiento temprano de la enfermedad, la uti- lización de nuevos y más potentes antimicrobianos, cambios positivos en la conducta para aceptar el uso del condón y, por supuesto, el paradigma de la pre- vención, que es la inmunización por medio de vacu- nas, ya que ellas ofrecerían una solución eficiente y a largo plazo para controlar las ETS.31-34 El esfuerzo tiene como eje central el diseño de in- munógenos para estimular la inmunidad humoral y fundamentalmente en mucosas. Varios factores son tomados en cuenta: a) la na- turaleza del microrganismo (su complejidad); b) la naturaleza de la infección (aguda o crónica); c) la ha- bilidad del organismo para desarrollar la inmunidad natural después de la infección; d) la posibilidad de que el microrganismo sea cultivable; e) el grado de di- versidad antigénica; f) la posibildad de obtener mo- delos experimentales reproducibles, y g) evitar que las infecciones subclínicas evadan el sistema inmune. Sífilis. El organismo se propaga en conejos, donde se ha demostrado que la inmunidad específica es por li- foncitos T secretores de citocinas que activan a los macrófagos. Dos proteínas se estudian como inmunó- genos la TpN19 y la TpN36, acopladas en el BCG como vector. La inmunización con estos productos induce en el conejo inmunidad mediada por células T en con- tra de los antígenos del T. pallidum. Estos estudios son alentadores para especular sobre su utilización en hu- manos.31,32 Chancroide. El H. ducreyi produce una citotoxina que es responsable de la lesión en el epitelio escamoso y que conduce a la formación de la úIcera. La toxina puede ser neutralizada en forma semejante a lo que ocurre con la toxina diftérica. Se han identificado otras proteínas incluyendo las de la membrana externa y las de fimbrias (pilinas), el problema es su gran varia- ción antigénica durante la infección. La inmunidad que induce está mediada por células T y B.33,34 Gonorrea. Se han identificado varias proteínas en for- ma semejante a lo realizado con la membrana externa de otras bacterias gramnegativas (OPA), del lipopolisa- cárido (LOS), porinas (Por) y pilinas (Pil). Se pretende
  • 9. ACTUALIZACIONES 342 salud pública de méxico / vol.41, no.4, julio-agosto de 1999 Calderón-Jaimes E utilizar aquellos inmunógenos que no presenten gran- des variaciones antigénicas. La proteína Por parece ser el candidato para la vacuna que por ahora es más po- pular.31,33 Clamidia. Es la causa más frecuente de las uretritis, cer- vicitis y salpingitis, con repercusiones perinatales im- portantes. Con la tecnología de la biología molecular se han diseñado algunas proteínas interesantes; la más actual es la proteína de la membrana externa (MOMP), la que se ha clonado y secuenciado para identificar varios dominios que comprenden a los diferentes se- rovares de las clamidias, inducen inmunidad en mu- cosas e impiden la adherencia cuando se utilizan en animales de experimentación como ratones y monos.31 Herpes genital. Las vacunas que se han diseñado son para prevenir la infección, reducir la transmisión a los susceptibles y suprimir o prevenir la expresión de la enfermedad. La vacuna no debe estar restringida sola- mente a los grupos considerados de alto riesgo, debe incluir a la población con recurrencias incluso del her- pes oro-labial, y producir inmunidad de larga dura- ción contra los VHS-1 y VHS-2. Las vacunas que se han desarrollado incluyen las glicoproteínas super- ficiales gB y gD como antígenos, y las más actuales uti- lizan la tecnología de biología molecular recombinante. La última vacuna recombinante gD2, en estudios de casos y controles, reduce las recurrencias de la enfer- medad. Si se demuestra su seguridad y eficacia podría considerarse como una alternativa en función de cos- to-beneficio, sobre todo cuando se compara con el uso del aciclovir con los mismos propósitos.35,17 Papilomatosis genital. La infección genital es muy fre- cuente y generalmente asintomática. El riesgo de ad- quisición entre las parejas sexuales es muy elevado. Por ahora el interés está relacionado con la partici- pación de los subtipos 16, 18, 31 y 45 como cofactores importantes en el cáncer cervicouterino. Se plantea la necesidad de garantizar que la va- cuna aporte inmunidad mediante varios mecanismos: expresión de antígenos presentes en la célula; produc- ción de inmunidad mediada por células T y B, así como la prolongación de la inmunidad por largo tiempo. Los avances recientes utilizan como vector al virus de la vaccinia con las proteínas E6 y E7 del virus del papilo- ma humano.36 Los resultados preliminares son halaga- dores y especulan a corto plazo la obtención de un inmunógeno de calidad y potencia óptimas. Referencias 1.Calderón JE.Impacto de las enfermedades transmitidas sexualmente en la salud reproductiva. En: Ayala RA, ed. Medicina reproductiva humana. México, D.F.: Grupo Azabache, 1996:584-597. 2. Conde-González C. Enfermedades de transmisión sexual. PAC Infecto- 1 (monografía). México, D.F.: Intersistemas, 1999. 3. 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