1. Cuaresma 2016
“Misericordia quiero y no sacrificios”
(Mt 9,13)
Me ponía a pensar, hoy en día, tenemos tanto material para reflexionar sobre el año de la
misericordia, mensajes de la vida consagrada y visita del papa a México pues tal vez estas
letras salgan de más, pero me dirijo a cada una de mis hermanas con el corazón de Madre
que ustedes mismas me han dado, aprovechar este año de Misericordia que el Papa
Francisco ofrece a la Iglesia y a cada una hermana I.C.A.S. para ganar las indulgencias en el
lugar que nos encontremos, con la puerta abierta para que nuestro Padre Dios entre a
nuestro corazón para desapegarnos de nuestro yo, de los apegos humanos y a las cosas,
para barrer, sacudir, enderezar lo que esta torcido a sanar las heridas de nuestra niñez, el
pecado de omisión y falta de caridad, porque en el trascurso de nuestra vida lo hemos
visto como costumbre y se han hecho hábitos negativos que afectan y opacan el Don de la
vocación y de la consagración como respuesta al carisma congregacional.
También es bueno recordar las obras de misericordia, corporales y espirituales… (MV 15)
Será un modo para despertar nuestro compromiso de vida Cristiana y hacer un examen
de conciencia que nos lleve a vivir la libertad y alegría en el servicio del amor al Padre.
Cuaresma es pues tiempo de ponernos las pilas, para no malgastar la gracia salvadora que
el Señor no deja de derramar sobre nosotras. Es la hora favorable para sintonizar con la
dinámica de reconciliación y de vida que nos lleva hacia la Pascua, la de cada año y la
definitiva.
Es tiempo de ponernos en camino nuevamente en sentido de penitencia en los
compromisos de vida Cristiana, El Evangelio nos recuerda tres prácticas plenamente
vigentes, no antiguas, menos han pasado de moda: limosna, oración y ayuno. Tres
ejercicios muy saludables para renovar y sanar la relación con Dios con los demás y con sí
misma. Sí hermanas en este tiempo del año Santo, podremos realizar la experiencia de
abrir el corazón como dice el Papa Francisco a no caer en la indiferencia que humilla, en la
habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en cinismo que
destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos
hermanos y hermanas privados de la dignidad”. (M.V. 15)
Hay actos de piedad que nos ayudan a reflexionar a dejarnos llevar de la mano de Dios
como son: Viacrucis personales y comunitarios, el silencio, las obras de misericordia y
sobre todo la lectura, donde Dios nos Habla con ternura, los momentos de adoración ante
Jesús el amigo y confidente, los sacramentos: Eucaristía es el medio eficaz para vivir la
comunión con Cristo quien es fuente y alimento. La reconciliación para experimentar la
2. misericordia de Dios que nos ama aún en medio de toda debilidad y nos reconcilia con la
Iglesia y con nuestros hermanos. (Art. 41)
En este proceso de conversión, contamos con el amparo amoroso de la Santísima Virgen
María ejemplo sublime de perfecta consagración al Padre, ella como modelo de virtudes,
le rendimos un culto especial con el rezo diario del Santo Rosario y nos consagramos a
su Inmaculado corazón. (Art 50)
Que nuestros trabajos de cada día que se nos han encomendado tengan la espiritualidad
de vivir las obras de misericordia y vernos como hermanas no como vecinas o cuñadas,
que nuestras palabras tengas, palabras de la experiencia de ser hija de Dios. Que se sienta
la alegría de “Amar a la Iglesia hasta morir por ella” NPF. Sí y recordando que si tu y yo
crecemos como personas en lo humano y en lo espiritual crecerá la Iglesia NPF.
Que María y el Señor San José que celebramos en este tiempo de cuaresma, nos ayuden a
ser humildes y obedientes en nuestra Vida consagrada.
ATENTAMENTE.
M. Verónica Domínguez Márquez
SUPERIORA GENERAL I.C.A.S.