1. SIMPOSIO INTERNACIONAL
DE PEDAGOGIA, CURRÍCULO Y DIDÁCTICA EN EL CONTEXTO DE LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN
DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
Barranquilla agosto 28, 29 y 30 de 2008
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Conferencia: METODOLOGÍA CUALITATIVA EN LA INVESTIGACIÓN
EDUCACIONAL
Miguel Martínez Miguélez
Universidad Simón Bolívar – Caracas, Venezuela)
A lo largo del siglo XX y especialmente en su segunda parte, hemos vivido
una crisis de nuestro modo de pensar, de nuestro modo de razonar y de
nuestro modo de valorar. Esta situación ha generado un conflicto en las
mismas bases de las reglas de la lógica en uso, es decir, del paradigma
epistemológico, sustento de la ciencia y del conocimiento en general.
La vida humana actual se ha hecho cada vez más compleja, ya sea en el
ámbito personal como en la vertiente colectiva: familiar, social, institucional,
laboral y empresarial. De aquí, que los investigadores que han querido
estudiarla y comprenderla a fondo, y para descifrar esa intrincada
complejidad, han tenido que idear y construir métodos y técnicas capaces de
entenderla, como son los métodos hermenéuticos, los fenomenológicos y los
etnográficos, y, en general, los Métodos Sistémico-Cualitativos. Estas
estrategias e instrumentos de investigación se fundamentan en un concepto
del conocimiento y de la ciencia que exige un cambio epistemológico, pues
siguen procesos mentales muy novedosos de la capacidad humana que la
Neurociencia actual considera muy alejados de las ideas clásicas
respectivas, y los ubica a lo largo de una amplia gama que involucra la
ciencia y el arte.
Tanto los físicos como los biólogos y, sobre todo, los investigadores de las
Ciencias Humanas más actualizados, tratan de revisar, hoy día, los
fundamentos epistemológicos de la ciencia clásica y el concepto mismo de
“conocimiento” y buscan métodos y técnicas más adecuados y cónsonos con
el alto nivel de complejidad de las realidades con que interactuamos, en las
cuales se dan docenas y hasta centenares de variables antecedentes,
concomitantes e intervinientes, todo lo cual exige un paradigma
epistemológico de naturaleza sistémica compleja. Esta situación ha borrado
los linderos entre los procesos netamente científicos y los artísticos, pues se
integran en una misma realidad dialéctica o dialógica.
El Dr. Miguel Martínez es profesor (Jubilado) de la Universidad Simón Bolívar (Caracas),
dicta cursos en el Doctorado de Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela y
en el Doctorado en Desarrollo Sostenible de la USB, y es responsable de la Línea de
Investigación "Epistemología y Metodología Cualitativa".
E-mail: miguelm@usb.ve. Web: http://miguelmartinezm.atspace.com
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Durante los últimos 20 años, la Unesco, como Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, viene insistiendo en una
serie de ideas de máxima relevancia. Esta Organización nos pide una seria
reflexión sobre los fundamentos de la ciencia, y nos aconseja realizar una
revisión de sus bases, de sus marcos conceptuales, teorías y métodos.
Aunque esa tarea ha sido siempre la principal de la Filosofía, en nuestros
tiempos comenzó, en forma amplia, continua, sistemática y consistente, a
mediados del siglo XX. Efectivamente, hasta la década de los años 50, el
principio básico de la ciencia era el principio de reducción, el cual hacía
consistir el conocimiento del todo en el conocimiento de sus partes, partes
que consideraba aisladamente.
Hoy, en cambio, sabemos que no podemos buscarle soluciones únicamente
económicas a los problemas económicos, ni soluciones únicamente políticas
a los problemas políticos, ni soluciones únicamente sociales a los problemas
sociales, ni soluciones únicamente educacionales a los problemas de la
educación. En todos los campos se constata que la mayoría de los
problemas no pueden resolverse al nivel en que vienen planteados, que su
naturaleza forma como un rizoma complejo de muy variadas interacciones.
Debemos, por consiguiente, repensar la ciencia. Nuestro aparato conceptual
clásico –que creíamos riguroso, por su "objetividad", determinismo, lógica
formal y verificación– resulta corto, insuficiente e inadecuado para simbolizar
o modelar realidades que se nos han ido imponiendo, ya sea en el mundo
subatómico de la física y en el funcionamiento de nuestro cerebro, como en
el de las ciencias de la vida, de la salud y, en general, de las ciencias
sociales. Para representarlas adecuadamente necesitamos conceptos muy
distintos de los tradicionales y mucho más interrelacionados, capaces de
darnos explicaciones globales y unificadas.
Es de esperar que este nuevo modo de pensar, este nuevo paradigma –que
está emergiendo y se impone en las diferentes disciplinas– sea el que nos
permita superar el "realismo ingenuo", salir de la asfixia reduccionista y entrar
en la lógica de una coherencia integral, sistémica y ecológica, es decir, entrar
en una ciencia más universal e integradora, en una ciencia verdaderamente
inter- y trans-disciplinaria. Para ello, necesitamos una mayor sinergia entre la
Ciencia, el Arte y la Ética.
Ante esta situación, en los últimos 25 ó 30 años, ha ido naciendo una gran
diversidad de métodos, estrategias, procedimientos, técnicas e instrumentos,
sobre todo en las Ciencias Humanas, para abordar y enfrentar esta compleja
realidad. Estos procesos metodológicos se conocen hoy día con el nombre
general de Metodologías Cualitativas, y han sido divulgados en un alto
número de publicaciones, que van desde unos 450 libros hasta más de 4000
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publicaciones parciales (capítulos de libros y artículos de revistas). Estas
orientaciones metodológicas tratan de ser sensibles a la complejidad de las
realidades de la vida moderna y, al mismo tiempo, estar dotadas de
procedimientos rigurosos, sistemáticos y críticos, es decir, poseer una alta
respetabilidad científica y una gran pertinencia epistémica y metodológica.
Por ello, nuestro objetivo fundamental será clarificar e ilustrar que el
problema reside en el concepto restrictivo de “cientificidad” adoptado,
especialmente en las ciencias humanas, que mutila la legitimidad y derecho a
existir de una gran riqueza de la dotación más típicamente humana, como los
procesos que se asientan en el uso de la libertad y de la creatividad. Esta
gran riqueza de dotación exige en el investigador, por un lado, una gran
sensibilidad en cuanto al uso de métodos, técnicas, estrategias y
procedimientos para poder captarla, y, por el otro, un gran rigor,
sistematicidad y criticidad, como criterios básicos de la cientificidad requerida
por los niveles académicos.
Según la Neurociencia actual, nuestro sistema cognoscitivo y el afectivo no
son dos sistemas totalmente separados, sino que forman un solo sistema, la
estructura cognitivo-emotiva; por ello, es muy comprensible que se unan lo
lógico y lo estético para darnos una vivencia total de la realidad
experienciada.
En fin de cuentas, eso es lo que somos también cada uno de nosotros
mismos: un “todo físico-químico-biológico-psicológico-social-cultural-
espiritual” que funciona maravillosamente y que constituye nuestra vida y
nuestro ser. Por esto, el ser humano es la estructura dinámica o sistema
integrado más complejo de todo cuanto existe en el universo. Y cualquier
área que nosotros cultivemos y los objetivos de toda nuestra Educación
debieran tener en cuenta y ser respaldada por un paradigma educacional que
las integre a todas.
La naturaleza es un todo polisistémico que se rebela cuando es reducido a
sus elementos. Y se rebela, precisamente, porque, así, reducido, pierde las
cualidades emergentes del “todo” y la acción de éstas sobre cada una de las
partes.
Si el conocimiento se entiende como articulación de toda una estructura
epistémica, nadie ni nada podrá ser eximido –llámese investigación,
programa, profesor o alumno–, de afrontar los arduos problemas que presen-
ta la epistemología crítica y la educación actual. Lo contrario sería convertir a
nuestros alumnos en simples autómatas que hablan de memoria y repiten
ideas y teorías o aplican métodos y técnicas entontecedores y hasta
cretinizantes, con los cuales ciertamente colapsarán y por los cuales podrían
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ser arrastrados hacia el vacío cuando una vuelta de la historia, como la que
hemos presenciado no hace mucho en los países de la Europa Oriental,
mueva los fundamentos epistémicos de todo el edificio. La UNESCO lleva
varios años alertando sobre esto y solicitando que se revisen los planes de
estudio de todas las carreras.
De aquí, que la una Investigación Educacional Actualizada tendrá por
finalidad describir las etapas y procesos que permitirán la emergencia de la
posible estructura teórica, “implícita” en el material recopilado en las
observaciones de campo, entrevistas, grabaciones, filmaciones, etcétera. El
proceso completo implica la categorización, la estructuración propiamente
dicha, la contrastación y la teorización de ese material, procesos que
describimos ampliamente en varias publicaciones nuestras. Al reflexionar y
concentrarse en la información, en esa contemplación, irán apareciendo en
nuestra mente las categorías o las expresiones que mejor las describen y las
propiedades o atributos más adecuados para especificarlos y, poco a poco,
también la estructura teórica que los integra en un todo coherente y lógico.
De esa investigación educacional actualizada epistemológica y
metodológicamente, irán apareciendo las características de la Nueva
Educación. Entre ellas, las características de:
Los nuevos Profesores,
Los nuevos Alumnos,
Los principios básicos para aumentar el aprendizaje.
La nueva Docencia Universitaria
La nueva Orientación Vocacional, y
El nuevo Asesoramiento Psicológico, entre otros.