1. NEUROAPRENDIZAJE
El neuroaprendizaje es una disciplina que combina la psicología, la pedagogía y
la neurociencia para explicar cómo funciona el cerebro en los procesos de aprendizaje.
(Hervás, n.d.)
El aprendizaje es la capacidad que tiene nuestro cerebro de adaptación a los
requerimientos ambientales y a los cambios. Nuestro cerebro se desarrolla desde que
nacemos hasta que morimos, en todas las etapas de nuestra vida es posible modificarlo y
cambiarlo, las experiencias de la vida le van moldeando, pero el momento de mayor
plasticidad y donde se producen los mayores y más rápidos cambios es en la infancia.
Las experiencias que vivimos en nuestra niñez tienen un impacto decisivo en la
“arquitectura” de nuestro cerebro. El cerebro de un niño/a de 3 años es dos veces más
activo que el cerebro de un adulto con una elevada actividad intelectual. Por eso es
fundamental ayudar a los niños/as en su desarrollo cerebral para que optimicen todas
sus posibilidades a través del juego y del respeto a su identidad.
La maduración neurológica es diferente en cada niño/a, hay que respetar sus
ritmos de maduración para ayudarles a desarrollarse y crecer con seguridad en sí
mismos.
En la edad adulta nuestro cerebro también cambia, tal y como lo usemos así se
irá configurando; En el caso de las personas de más edad se puede retrasar el
envejecimiento del cerebro manteniéndolo activo.
A través del neuroaprendizaje se puede optimizar el funcionamiento del cerebro
para potenciar los procesos que intervienen en el aprendizaje: atención, memoria,
lenguaje, lectura, escritura, razonamiento y emociones. (Hervás E. B., n.d.)
APORTACIONES DEL NEUROAPRENDIZAJE Y LA
NEUROEDUCACION
Las investigaciones sobre el funcionamiento de la mente en los procesos de
aprendizaje nos demuestran lo siguiente.
2. El aprendizaje va acompañado primero de una maduración de las
estructuras mentales que lo sustentan. Por eso debemos respetar los
ritmos de desarrollo.
El aprendizaje consiste en el establecimiento de redes neuronales, para
que se produzca un aprendizaje tenemos que crear la red pertinente. La
manera de crear esa red es utilizando el mismo camino hasta asentarlo.
Para ello debemos relacionar contenidos, reforzar conocimientos, llegar a
las mismas conclusiones (usando los mismos caminos neuronales),
utilizando diferentes alternativas de pensamiento.
Las emociones positivas potencian el aprendizaje y la motivación.
Cuando una persona tiene emociones positivas relacionadas con algo que
hace, tenderá a repetir eso para tener de nuevo las sensaciones positivas.
Para que se produzca el aprendizaje, es fundamental que estén cubiertas
otras necesidades básicas. Si un niño o niña tiene hambre o sueño, o tiene
un problema con otros niños o niñas, tendrá más dificultades para
aprender, ya que su mente, sus pensamientos irán destinados a satisfacer
esas necesidades previas.
Para aprender tienen que querer aprender. Para que la mente aprenda,
hace falta cierta voluntad hacía esa tarea mental. Y para ello debemos
despertar su interés, su curiosidad y sus ganas de aprender. (Pedagoga,
2016)
La Neuropsicología, así como ocurrió con la psicología científica, tiene su origen en los
trabajos médicos de los siglos XIX y XX. La especialidad médica neurológica es una de
las disciplinas que más ha contribuido al desarrollo autónomo de la neuropsicología,
dado que a partir de la observación de las distintas patologías causadas por daño
cerebral se empezó a comprender mucho mejor la conducta humana.
Según Arthur Benton en 1971 en su libro Introducción a la Neuropsicología sistematiza
su contenido como “neurología de la conducta”. La neuropsicología se sitúa en el cruce
que componen las neurociencias (estudio del sistema nervioso desde un enfoque
multidisciplinar) por un lado y la Psicología por el otro; es un enfoque modélico que
intenta explicar la base material y funcional sobre los que se asientan los fenómenos
“normales” y patológicos de la mente humana. Esta disciplina, en plena construcción,
sugiere una forma de intersección entre las neurociencias y las ciencias de la educación;
en la actualidad esta relación se encuentra en sus comienzos. Algunas de las
investigaciones más promisorias de la Neuroeducación se están realizando en el área de
los trastornos específicos del aprendizaje, ejemplo, discalculia, dislexia, disgrafía,
trastornos específicos del desarrollo del lenguaje (TEDL) entre otros; así también como
3. el estudio del cerebro del niño inherente a la emoción, placer y experimento que forman
parte del neuroaprendizaje. El actual sistema educativo es anacrónico, escolástico y
retrógrado Los niños se aburren, se enseña de la misma manera desde hace 200 años.
Según Prensky y Robinson expertos en educación e inventores de modelos
neurocognitivos que establecen cambios en los patrones conductuales de los estudiantes
que genere un nuevo modelo de aprehensión del saber. El colegio seguía el mismo
patrón: niños que aprendían de memoria los conocimientos para luego repetirlos como
loros. “Necesitamos maestros que preparen a los niños para afrontar los nuevos retos.
Ellos son capaces de transformar el cerebro de los alumnos, tanto física como
químicamente, de la misma manera que un escultor con su cincel es capaz de crear una
figura tan bella. El neuroeducador Francisco Mora expone que los docentes , de acuerdo
con la neuroeducación, deberían comenzar a aprovechar todo lo que se conoce del
funcionamiento del cerebro humano para enseñar mejor. Y eso no engloba solo
matemáticas, lengua o literatura. “Muchas veces formamos a las personas para que sean
grandes profesionales, pero nos olvidamos de que antes tienen que ser personas. Y eso
también quiere decir aprender a disfrutar de su tiempo libre”, considera David Bueno.
Sabemos que no hay cerebro cognitivo que no haya sido fi ltrado por el cerebro
emocional. Por tanto, insiste Mora, hay que buscar el signifi cado emocional de lo que
se enseña, para que el alumno piense: Siga contándome eso, profesor, que me interesa
mucho. “Los profesores tienen que ser la joya de la corona de un país, porque sobre sus
espaldas recae una enorme responsabilidad. Tienen que estar muy formados y conseguir
que los niños se sientan realmente entusiasmados por lo que aprenden. Porque esa es la
base para crear no solo ciudadanos cultos, sino también honestos y libres”. La
neuroeducación aconseja que durante los primeros años de vida los infantes estén en
contacto con la naturaleza, fuente inagotable de estímulos, pues a esas edades es cuando
se construyen los perceptos, las formas, los colores, el movimiento, la profundidad, con
los que luego se tejerán los conceptos. “Para construir buenas ideas hay que tener
buenos perceptos. Son los átomos del conocimiento, del pensamiento. No podemos
entender la educación si no tenemos en cuenta cómo funciona el cerebro. La
neuroeducación es mirar la evolución biológica y aprender de ella para aplicarla a
nuestros procesos educativos”. En los actuales programas de educación, la forma en que
se intenta enseñar a los adolescentes está totalmente en contra de los códigos del
cerebro. A esta edad comienza la enseñanza de materias como Biología, Química,
Física, que deben aprender de manera racional. Sin embargo, el cerebro de los
adolescentes es plenamente emocional. “Desde un punto de vista evolutivo tiene sentido
porque en esta época de la vida, los chicos buscan sus propios límites e intentan
superarlos. Forma parte de una estrategia de supervivencia de la propia especie”
Neuroaprendizaje Sus Bases
El neuroaprendizaje se basa en atender dos factores clave en el aprendizaje:
El aprendizaje consciente (explícito)
El aprendizaje Meta consciente (implícito).
4. El Aprendizaje Explícito: El aprendizaje explícito al ser consciente y
voluntario es una decisión individual. En este sentido, para que el proceso de
aprendizaje tenga éxito es requisito fundamental un óptimo nivel de motivación y
compromiso de los que participan. Para eso es necesario implementar una metodología
que dé protagonismo al que aprende, es decir, que lo coloque en el centro del proceso.
El Aprendizaje Implícito: El aprendizaje implícito se manifiesta cuando
desarrollamos distintas actividades sin tener conciencia de haberlas aprendido.
Este aprendizaje se va incorporando mediante un proceso de experiencia y
retroalimentación durante el cual generamos una especie de competencia no consciente.
(Bor, 2017)