La neuroeducación es una interdisciplina o transdisciplina que integra las ciencias de la educación con las neurociencias. Los especialistas en neuroeducación consideran que falta mucho camino por recorrer antes de establecer puentes sólidos entre las ciencias que integran la neuroeducación. Para ello es necesario una búsqueda rigurosa de confirmación experimental previa a la construcción de modelos referidos a la neuroeducación.
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Neuroeducación
1. NEUROEDUCACIÓN
Fuentes:
Battro A. M. (2000). Half a brain is enough. The story of Nico. Cambridge: Cambridge
University Press.
Battro, A. (2006). Las neurociencias y su impacto en la educación. Recuperado el 7 de Julio
de 2016, en http://live.v1.udesa.edu.ar/files/escedu/actualización-docente/Batro.pdf
Colón, L. (2003). El cerebro que aprende. San Juan, Puerto Rico: Reprografía.
Puebla, R. y Talma, M. (2011). Educación y neurociencias: La conexión que hace falta.
Estudios pedagógicos, Vol.37, Nº 2, p.379-388.
Schlindwein-Zanini, R. y Schlemper Junior, B. (2013) Neuroethics and neuroscience.
Contextos Clínicos, Vol. 6, p. 58-61.
Desarrollo:
“El gran tema en toda nuestra educación es convertir al sistema nervioso en nuestro aliado y
no en nuestro enemigo” (William James: The principles of psychology, 1890)
La neuroeducación es una interdisciplina o transdisciplina que integra las ciencias de la
educación con las neurociencias. Algunos autores la consideran una interdisciplina debido a
que se trata de la intersección de diversas disciplinas relacionadas con el aprendizaje y la
enseñanza en todas sus formas. Por otra parte, otros autores entienden que es una
transdisciplina porque el resultado es una nueva integración original de disciplinas en una
nueva categoría conceptual y práctica. La neuroeducación está dirigida a todos los docentes
de los diferentes niveles de enseñanza (inicial, primaria, secundaria, y universitaria), como así
también a todos los profesionales de ciencias afines a la educación.
Los especialistas en neuroeducación consideran que falta mucho camino por recorrer antes de
establecer puentes sólidos entre las ciencias que integran la neuroeducación. Para ello es
necesario una búsqueda rigurosa de confirmación experimental previa a la construcción de
modelos referidos a la neuroeducación. El objetivo es introducir una nueva forma de encarar
la educación con el auxilio de las ciencias del cerebro y de la mente. Esto requiere la
formación de “neuroeducadores” lo que implica la creación de una nueva profesión y un
nuevo tipo de expertos. Un neuroeducador es un profesional entrenado desde una perspectiva
interdisciplinar o transdisciplinar capaz de hacer puente entre conocimientos de cómo
funciona el cerebro y la educación.
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2. Las investigaciones neurocognitivas relacionadas a la educación se realizan en hospitales y
laboratorios experimentales, pero los especialistas en neuroeducación aspiran a estudiar en el
aula los procesos neurocognitivos de enseñanza y aprendizaje durante la interacción entre
docentes y alumnos, lo cual no es sencillo debido a razones tanto de carácter técnico como
cultural. Por otra parte, cabe señalar que no hay estudios con imágenes funcionales del
cerebro de los docentes y esto implica una asimetría de las investigaciones actuales. Pero, las
tecnologías de imágenes cerebrales se irán perfeccionando y simplificando y tendrán mayor
resolución espacial y temporal que las actuales. Además, se reducirán sus costos y serán
portátiles, lo cual permitirá contar con imágenes cerebrales de docentes y alumnos en
interacción. Estas intervenciones deberán respetar los valores propios de la cultura y los
principios universales de la ética. Para ello, será necesario crear comités de neuroética en las
escuelas, que tendrán la misma función de los comités de bioética en los hospitales. Es decir,
es importante tener en cuenta la ética de los métodos neurológicos que se aplican a la
enseñanza y el aprendizaje. Algunos de estos métodos podrían vulnerar determinados
principios como, por ejemplo, la intimidad. En este sentido, la neuroética se convierte en un
tema de reflexión y debate en distintos países.
El mayor desafío de la neuroeducación es la integración de las muy variadas disciplinas,
prácticas y tecnologías que deben incorporarse a este nuevo campo de estudio y de acción. Un
paso relevante lo han dado distintas universidades en el mundo que ofrecen cursos de
postgrado en ciencias neurocognitivas y educación. Por ejemplo, desde el año 2002 la Escuela
de Educación de la Universidad de Harvard ofrece un curso anual sobre mente, cerebro y
educación. Otras universidades como, por ejemplo, el Centro de Neurociencias en Educación
de Cambridge desarrollan programas similares. Esta es una tendencia que se ha extendido en
diversos países.
En cuanto a la evolución de la neuroeducación, podemos citar a Gerhard Preiss −profesor de
didáctica de la Universidad de Friburgo (Suiza)− quien en 1988 propuso introducir una
asignatura a la que denominó neurodidáctica, fundada en la investigación del cerebro y en la
pedagogía. En este sentido, consideraba que tanto la pedagogía como la didáctica deberían
otorgar mayor importancia, entre otras cosas, al hecho de que el aprendizaje se lleva a cabo a
través de procesos cerebrales. Entonces, es preciso describir de una manera clara y específica
las funciones neurocognitivas propias de la enseñanza y el aprendizaje.
Como señalamos anteriormente, en la actualidad se cuentan, entre otros recursos tecnológicos,
con equipos de alta complejidad de imágenes funcionales del cerebro y simuladores
computacionales que permiten realizar investigaciones en neuroeducación. Uno de los
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3. desafíos que presentan estos estudios es extender la neuroeducación más allá de los estudios
habituales de la patología del aprendizaje. En este sentido, la neuroeducación está estudiando
diversos temas de importancia educativa como, por ejemplo, investigar bajo que situaciones
se puede optimizar el aprendizaje humano. Por ejemplo, se ha comprobado que repetir datos
hasta memorizarlos no es el mejor camino para el aprendizaje de los alumnos. Por el
contrario, estudios científicos demuestran que la emoción, el deporte, la sorpresa y la
experimentación son algunos de los componentes necesarios para adquirir conocimientos.
Además, como resultado de estos estudios se ha comprobado que el juego es vital para
estimular partes del cerebro involucradas en el aprendizaje. Por ejemplo, si pudiéramos
observar una clase de literatura en una escuela primaria finlandesa, podríamos pensar que los
niños están en el recreo.
En la actualidad, uno de los hechos más importantes a destacar es que los educadores y los
investigadores de neurociencias han comenzado a conocerse mejor, a trabajar juntos y a
enriquecerse mutuamente. La investigación en este campo apenas ha comenzado, sin embargo
promete resultados que, seguramente, transformarán muchas ideas y prácticas educativas.
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