San Agustín elaboró el primer esbozo del pensamiento cristiano en el siglo II d.C. con la finalidad de enseñar y defender la doctrina cristiana frente a errores como el maniqueísmo. Utilizó la filosofía griega, especialmente la de Platón, para explicar las respuestas a dichos errores. San Agustín creía que la verdad conduce a la felicidad y que el alma alcanza la verdad suprema, que es Dios, a través de tres grados de conocimiento: sensible, racional y contemplativo.