San Agustín vivió a comienzos del siglo II d.C. cuando la filosofía entró en contacto con el cristianismo, creando una rica síntesis cultural. Escribió para enseñar y defender a la Iglesia de errores doctrinales como el Maniqueísmo, Donatismo y Pelagianismo. Determinó tres niveles de entendimiento - sensaciones, conocimiento racional y sabiduría - y que hay grados de conocimiento pero que solo a través de la iluminación de Dios se puede conocer la verdad eterna.