3. La muerte súbita cardíaca se define como la que
ocurre de modo inesperado, dentro de la primera
hora del comienzo de los síntomas, en pacientes
cuya situación previa no hacía previsible un
desenlace fatal.
Muerte súbita y paro cardiorrespiratorio (PCR)
suelen usarse como sinónimos. Ambos son
conceptos de límites arbitrariamente establecidos
en torno a un mismo fenómeno.
El concepto de muerte súbita tiene un enfoque
fundamentalmente epidemiológico, y el de PCR es
de orientación clínica.
4. Paro Cardiaco: Interrupción repentina de la
función mecánica del corazón que puede ser
reversible si se emprende de inmediato una
intervención, pero que culminara en la muerte
en caso de no realizarla.
El consenso internacional sobre paro cardíaco,
conocido como «estilo Utstein», define el paro
como el cese de la actividad mecánica
cardíaca, confirmado por la ausencia de
conciencia, pulso detectable y respiración (o
respiración agónica entrecortada.
5. Elementos de comprobación: Rara vez hay
reversión espontanea; la posibilidad de
obtener buenos resultados con la
intervención depende del mecanismo del
paro, el entorno clínico y la recuperación
inmediata de la circulación.
9. El síntoma más significativo es el síncope o
pérdida brusca de conciencia, que ocurre por la
caída de la presión arterial cuando el corazón
deja de latir. En algunos casos, la persona
puede sentir un mareo inmediatamente antes
de desmayarse.
La respiración también puede detenerse al
mismo tiempo que hay un fallo de los órganos
por falta de riego sanguíneo.
10. Para detectar arritmias latentes se hacen estudios
electrofisiológico (EEF). Para ello, se introduce un electrodo
hasta el ventrículo derecho del corazón. Este permite registrar
el electrocardiograma para estudiar el patrón. También se
pueden estimular los puntos de la aurícula derecha donde hay
demasiados estímulos eléctricos o zonas con un ritmo irregular
(arritmogénicas) con mayor frecuencia capaces de desembocar
en el paro. Si se producen estas alteraciones al estimularse, se
“secciona” eléctricamente y se comprueba que no hay
respuesta después del tratamiento.
También se utiliza el ecocardiograma y la resonancia magnética
(RM) del corazón para comprobar el funcionalismo cardíaco. En
algunos casos, se realiza una ventriculografía isotópica
(MUGA), que permite comprobar la eficacia de la contracción y
la motilidad de las paredes del corazón.
11. Tratamiento del paro cardíaco
El único tratamiento para el paro cardíaco es el
desfibrilador, un aparato que aplica descargas
eléctricas al corazón para revertir la arritmia y
recuperar el ritmo cardíaco normal.
Hay desfibriladores semiautomáticos
externos disponibles en lugares públicos (hoteles,
aeropuertos, centros comerciales). Si conoces el
procedimiento de la reanimación cardiopulmonar
(RCP) puedes hacerla hasta que llegue la
ambulancia o asistencia médica.
12. Las personas que ya han sufrido un paro cardíaco tienen
más riesgo de padecer otro. Es importante que estos
pacientes estén bajo supervisión médica. Las personas
que sufren arritmias graves son tratadas con
medicamentos antiarrítmicos o un desfibrilador automático
implantable (DAI). Este dispositivo, parecido a un
marcapasos, administra una descarga eléctrica para
detener las arritmias que puedan producir un paro
cardíaco súbito.
En algunos casos es la primera manifestación de un
proceso isquémico (enfermedad coronaria) y se realiza
una angioplastia o baipás coronario para tratar la
enfermedad coronaria y mejorar el riego sanguíneo,
evitando que el paciente tenga nuevos episodios.