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Las amígdalas, primera línea de defensa
1. INTRODUCCIÓN
Las amígdalas también llamadas tonsilas, corresponden a la región del mismo
nombre y son extensiones de tejido linfoide que están situadas entre las regiones bucal y
faríngea. Se denomina “amígdala” a cualquier órgano constituido por un retículo de tejido
linfático y epitelial, que contiene folículos linfáticos. Constituyen el anillo linfático de
Waldeyer, donde los linfocitos entran rápidamente en contacto con los diferentes
gérmenes patógenos que hayan podido penetrar tanto por la nariz como por la boca.
Las más importantes, las amígdalas palatinas, las cuales mencionaremos en el
texto, están situadas entre los pilares del velo del paladar. También poseemos otros tipos
de amígdalas, por ejemplo la amígdala faríngea (o amígdala de Luschka) situada en el
techo de la faringe o su parte nasal; la amígdala tubárica (o amígdala de Gerlach) situada
rodeando el extremo faríngeo de la Trompa de Eustaquio; y la amígdala lingual, conjunto
de tejido linfoide situado en la base de la lengua.
Una de sus principales funciones es de proteger a nuestro organismo frente a las
infecciones causadas por virus y bacterias que entran por vía aérea. De hecho, todas
poseen una ubicación estratégica, convirtiéndose así en el primer grupo de defensa contra
todos aquellos gérmenes que hayamos ingerido o inhalado.
Las amígdalas forman parte de nuestro sistema inmunológico, siendo capaces de
filtrar gérmenes que tratan de invadir nuestro organismo, y ayudando a su vez
al desarrollo de anticuerpos útiles contra los gérmenes.
2. REGIÓN TONSILAR
La región tonsilar es ocupada por la tonsila o la amígdala, por lo que algunos autores la
llaman región de la amígdala o amigdalina.
1. Situación y limites.- par y simétrica, la región tonsilar está situada entre las
regiones bucal y faríngea, por atrás y en las partes laterales de la cavidad bucal,
inmediatamente por dentro de la región cigomática y del espacio maxilofaríngeo,
por delante de la región de la región de la faringe, por debajo de la región palatina
y por encima de la región lingual. Proyectada sobre la piel de la cara, corresponde
al ángulo de la mandíbula.
Limita con la base de la lengua y el borde libre del velo del paladar, el orificio que
con el nombre de istmo de las fauces hace comunicar la boca con la faringe.
Comprendida entre los pilares anterior y posterior del velo del paladar, la región
tonsilar se extiende, por arriba, hasta los bordes laterales de este velo
musculomembranoso; por abajo, corresponde al borde de la lengua y a la pared
lateral de la faringe.
2. Forma y exploración.- profundamente situada en el límite de las dos cavidades
bucal y faríngea, la región tonsilar no es visible al exterior, estando separada de
los tegumentos por formaciones numerosas y de un espesor considerable. Para
verla y explorarla bien, es necesario abrir ampliamente la boca y deprimir la base
de la lengua por medio de un depresor. Se percibe entonces, a los lados del istmo
de las fauces, una depresión profunda, de forma triangular, con el vértice superior
y la base inferior y en la cual sobresale más o menos la amígdala: la fosa o cavidad
amigdalina. De este modo, la cavidad y su contenido son fáciles de inspeccionar
y de palpar; es también posible, con un dedo introducido en la boca y un dedo de
la otra mano hundido por detrás del ángulo de la mandíbula, en el espacio
maxilofaríngeo, prender la amígdala correspondiente y explorarla por completo.
3. Compartimiento o fosa amigdalina.- en razón de su forma triangular, la celda o
fosa amigdalina ofrece a nuestra consideración: 1) una pared anterior; 2) una pared
posterior; 3) una pared externa o fondo; 4) un vértice; 5) una base.
3. 1) Pared anterior: la pared anterior de la celda amigdalina está formada por el
pilar anterior del velo del paladar.
Este pilar anterior se desprende de la cara anterior del velo del paladar, a un
centímetro por encima de su borde libre y a cada lado de la fosa de la úvula.
De allí se dirige primeramente hacia afuera, siguiendo luego por debajo y
adelante, para terminar en la base de la lengua, inmediatamente por detrás de
la extremidad anterior de la V lingual.
La mucosa que cubre este pilar se prolonga a veces, hacia atrás y abajo, en un
repliegue triangular de vértice superior, que cubre una parte más o menos
grande la amígdala. Roy ha visto este repliegue formar, con la cara interna de
la amígdala, una especie de bolsa de 1 a 2 cm de profundidad, que se abría en
la fosita supraamigdalina. El pilar anterior encierra en su espesor el pequeño
músculo glosoestafilino, extendido desde la cara inferior del velo del paladar
a la base de la lengua. Con el pilar del otro lado forma un gran arco, cuya
concavidad mira hacia abajo. Al orificio circunscrito por este arco y por la
base de la lengua es al que más especialmente se da el nombre de istmo de las
fauces.
2) Pared posterior.- la pared posterior está formada por el pilar posterior del velo
del paladar. Este pilar posterior, que, como es sabido, no es más que el borde
libre del velo del paladar, se desprende de la base de la úvula y se dirige
oblicuamente hacia abajo, afuera y atrás, para terminar a los lados de la
faringe.
Como la pared anterior, la pared posterior contiene en su espesor un músculo,
el músculo faringoestafilino. Este último, constituido por tres fascículos que
nacen de la cara posterior del velo, de la aponeurosis palatina y de la
extremidad inferior del rodete cartilaginoso de la trompa, se introduce en el
pilar posterior del velo y gana con él la pared lateral de la faringe, donde
termina de la manera siguiente: sus fascículos internos se entrecruzan en la
línea media con los homólogos del lado opuesto; sus fascículos medios se
insertan en la aponeurosis de la faringe ; sus fascículos externos se fijan en el
borde posterior del cartílago tiroides.
La pared posterior de la cavidad amigdalina rebasa por dentro a la pared
anterior, de tal manera que, mirando la boca abierta de un sujeto, se advierten
4. de ordinario con la mayor facilidad las dos partes de la cavidad, así la anterior
como la posterior.
Las paredes posteriores de las dos cavidades amigdalinas, reunidas una a otra,
circunscriben también un orificio cuya forma y dimensiones varían,
naturalmente, según que el músculo faringoestafilino esté en estado de reposo
o de contracción. Este orificio hace comunicar la faringe bucal con la faringe
nasal o cavidad posterior de las fosas nasales: por oposición al istmo de las
fauces, podría llamarse istmo nasofaríngeo.
3) Pared externa.- la pared externa o fondo de la cavidad amigdalina está
formada por diferentes planos que constituyen la pared lateral de la faringe.
Estos planos, en número de tres, son: a) por dentro, el músculo amigdalogloso
(falta con frecuencia); b) en la parte media, la aponeurosis faríngea; c) por
fuera, el constrictor superior de la faringe.
4) Vértice.- el vértice de la cavidad amigdalina, situado hacia arriba, está
constituido por el ángulo de separación de los dos pilares del velo del paladar.
5) Base.- La base ocupa la parte más inferior de la celda; se continúa sin línea de
demarcación con el canal glosofaríngeo y la pared lateral de la faringe.
5. 4. Amígdala.- La amígdala está contenida en la celda amigdalina, pero sin ocuparla
por completo, ya que en el vértice de la cavidad existe un pequeño espacio libre,
comprendido entre el ángulo se separación de los dos pilares y el polo superior de
la amígdala. Este espacio libre se conoce con el nombre de fosita supraamigdalina.
A. Configuración exterior: La tonsila
tiene forma de un ovoide aplastado o,
si se quiere, de una gruesa almendra
que estuviera aplicada por una de sus
caras sobre el fondo de la fosa
precipitada y cuyo eje mayor fuese
ligeramente oblicuo de arriba abajo y
de delante atrás. Su superficie
presenta gran número de orificios
que conducen a cavidades anfractuosas, las criptas amigdalinas. Rosada y
mamelonada en estado normal, la amígdala en estado patológico puede estar
roja (amigdalitis), ulcerada (chancros, cáncer, tuberculosis, angina de
Vincent) o cubierta de falsas membranas (difteria, angina de Vincent).
B. Dimensiones: Las dimensiones de la amígdala, fuera de toda influencia
patológica, varían mucho según los sujetos, encontrándose todas las
gradaciones entre la amígdala rudimentaria (atrofia de la amígdala), simple
placa apenas saliente sobre la pared faríngea, y esas amígdalas voluminosas
que rebasan los pilares, avanzando más o menos hacia el plano medio
(hipertrofia de la amígdala), siendo a veces causa de trastornos considerables
de la fonación y de la respiración.
6. En estado de desarrollo ordinario, la amígdala mide de 20 a 25 mm de altura
por 15 mm de anchura y 10 mm de espesor.
Prácticamente es necesario tener en cuenta tres tipos de hipertrofia tonsilar,
que son: 1.- Amígdala engastada, que queda incluida en su cavidad y no puede
ser extirpada por medio del amigdalotomo sin lesionar los pilares, siendo
forzoso entonces desmenuzarla y extirparla con piezas especiales, tales como
pinzas de Ruault; 2.- Amígdala pediculada, que sobresale mucho fuera de la
cavidad y es fácil de extirpar con cualquier instrumento; 3.- Amígdala caída.-
que sale igualmente fuera de su cavidad, pero que se esconde detrás de la base
de la lengua y así puede pasar inadvertida, por lo menos en la mayor parte de
su superficie.
C. Relaciones: se consideran en la amígdala dos caras, interna y externa; dos
bordes; dos extremidades o polos.
a) Cara interna.- la cara interna, libre de la cavidad bucofaríngea, está
cubierta en toda su extensión por la mucosa faríngea. Es la que se percibe
primeramente cuando se examina la región y es donde están excavados los
orificios de las criptas amigdalinas.
b) Cara externa.- La cara externa, llamada también hilio, se aplica
directamente sobre la pared lateral de la faringe, es decir, sobre la
aponeurosis faríngea tapizada por fuera por el constrictor superior. Está
separada de ella tan sólo por una delgada capa celulosa que atraviesan los
vasos y nervios destinados a la glándula. En esta capa es donde, según la
7. mayoría de los autores, se desarrollan los abscesos o flemones
periamigdalinos. Su continuidad con la capa submucosa de las regiones
vecinas y particularmente con la del velo del paladar, y hacia abajo con la
de la base de la lengua y la de la epiglotis, nos explica el edema de la úvula
y de los repliegues epiglóticos que se observa a veces durante el curso
evolutivo de tales flemones.
Por medio de la pared de la faringe, la amígdala corresponde a la parte
anterior del espacio maxilofaríngeo, porción de este espacio que
describiremos más adelante con el nombre de segmento anterior o
preestiloideo. Las relaciones que presenta en el contenido del espacio
maxilofaríngeo varían, según que se las considere en sus tercios anteriores
o en su tercio posterior. En sus dos tercios anteriores, aproximadamente,
la cara externa de la amígdala está en relación con el tejido adiposo
interpuesto entre el pterigoideo interno y la pared faríngea. En este tejido
grasoso se hallan, a nivel del ángulo anteroinferior de la celda amigdalina,
la extremidad posterior de la glándula submaxilar y el nervio lingual. En
su tercio posterior corresponde sucesivamente, yendo de delante atrás: 1.
Al músculo estilogloso, cuya cara externa está cruzada por los vasos
palatinos ascendentes; 2. Por debajo y detrás del estilogloso, en un plano
más alejado por lo tanto al músculo estilohioideo, a la carótida externa,
que discurre verticalmente por el intersticio que separa el estilohioideo del
estilogloso, al nervio glosofaríngeo y, por último, a la facial. Importa notar
que esta arteria, antes de desaparecer, describe una curva cuya convexidad
a menudo llega a ponerse en contacto con el ángulo posteroinferior de la
celda amigdalina.
La cara externa de la amígdala está en relación con la parte posterior
(segmento posterior o retroestioideo) del espacio maxilofaríngeo y en
particular con la carótida interna que discurre por él junto con la yugular
interna y el neumogástrico. De ninguna manera. Si hacemos pasar un eje
ideal transversal x-y por la parte media de la amígdala, este eje encuentra
la parte anterior estrecha del espacio, el pterigoideo interno, y por último,
la rama del maxilar en la unión de sus tres cuartos anteriores con su cuarto
posterior. Por detrás de este eje se encuentran una buena mitad del
pterigoideo interno, los músculos estiloideos, y tan sólo más allá de estos
8. músculos es donde se ve el paquete vascular, la carótida interna por dentro
y la yugular por fuera. De modo que la carótida interna se encuentra
situada, no ya directamente por fuera de la amígdala, sino por fuera y atrás.
Un intervalo de 17 mm según Rieffel, y que varía de 20 a 25 mm según
Testut, separa ordinariamente el vaso de la glándula.
Estas últimas relaciones de la amígdala nos muestran cómo es posible
alcanzar la glándula y extirparla (en caso de cáncer, por ejemplo) sin hacer
la carótida interna: basta escindir las partes blandas situadas por detrás del
ángulo de la mandíbula y penetrar en la parte anterior del espacio
maxilofaríngeo, pasando por delante de los músculos estiloideos y del
vientre posterior del digástrico. Sin embargo, la resección de la rama
ascendente del maxilar proporciona un acceso al espacio maxilofaríngeo
mucho más considerable que la simple incisión de las partes blandas,
siendo conveniente utilizarla cuando el tumos por el cual se interviene
presenta cierto volumen.
Estas relaciones nos muestran también que, a menos de anomalías (una de
las carótidas puede, en ciertos casos, llegar a ponerse en contacto con la
faringe precisamente a nivel de la amígdala), no debe temerse lesionar los
vasos en la operación de la amigdalotomía. La hemorragia abundante que
se vio en algunas veces a consecuencia de esta operación provenía
probablemente, no de la carótida, sino más bien de una de las tres arterias
siguientes: de una arteria tonsilar , más desarrollada quizá por el hecho de
la inflamación de la región se sabe , en efecto , que se recomienda no
operar durante o poco tiempo después de un brote inflamatorio , porque
en este momento los vasos son más voluminosos que normalmente; de la
palatina ascendente , que , en algunos casos, discurre por encima del
constrictor ; de la facial , que con frecuencia envía una de sus
flexuosidades hasta el extremo inferior de la amígdala . Cualquiera que
sea su origen, estas hemorragias pueden volverse rápidamente mortales.
Finalmente, las relaciones íntimas de la glándula con el espacio
maxilofaríngeo nos explican por qué los flemones periamigdalinos
anterosuperiores (los más frecuentes entre los abscesos periamigdalinos)
invaden a menudo la parte anterior o preestiloidea de aquel espacio. Tales
flemones pueden ser fácilmente abiertos por la cavidad bucal mediante
9. una incisión practica de delante atrás, a 1 o 2 centímetros por fuera del
borde libre del pilar anterior y a nivel de su tercio superior, o también
gracias a una incisión trazada en el punto medio de una línea que una la
base de la úvula con la muela de juicio superior del lado correspondiente
al flemón. Cualquiera que sea su sitio elegido, la incisión debe penetrar a
una profundidad de 2 o 3 cm. Añadamos al propio tiempo que la
intervención debe ser precoz, pues de lo contrario el pus podría
difundirse hacia la parte posterior del espacio maxilofaríngeo y hasta,
como se ha observado en algunos casos, ulcerar los grandes vasos.
c) Bordes.- Los bordes anterior y posterior de la amígdala están en contacto
con los pilares correspondientes del velo del paladar, no hallándose
separados, en estado normal más que por el surco, más o menos profundo
que forma la mucosa al pasar del pilar al borde de la glándula.
Consecutivamente a amigdalitis repetidas. Los pilares se adhieren parcial
o totalmente a la amígdala (amígdala engarzada) y los surcos desaparecen
más o menos por completo: a nivel de los puntos en que estos surcos
persisten, se forman entonces pequeñas cavidades, que pueden ser asiento
de supuraciones enquistadas (flemones periamigdalinos anteriores o
posteriores). La adherencia de los pilares a la amígdala hace difícil la
enucleación de la tonsila y, por consiguiente, su acción con el
amigdalotomo, a menos que tales adherencias puedan ser destruidas
introduciendo entre los pilares y la glándula un gancho de decisión. Los
pilares están en gran parte constituidos por fascículos musculares que
del velo del paladar van a la lengua, faringe y laringe, la cual nos explica
el obstáculo considerable que para la deglución y fonación experimentan
los enfermos atacados de amigdalitis o de periamigdalitis.
d) Polo superior.- el polo superior de la tonsila no llega hasta el vértice de
la cavidad amigdalina , lo cual como ya hemos hecho resaltar antes , está
separado por la fosita supraamigdalina , esta fosita , pues cuyo fondo está
casi siempre invadido por tejido adenoideo (se encuentran en ella con
bastante frecuencia dos o tres criptas), es tan variable en sus dimensiones
como la tonsila misma, se continua normalmente con los surcos
precitados, que separan los pilares de los bordes correspondientes de las
glándula. Por lo común se abre ampliamente en la faringe , pero a veces
10. sucede que su orificio se oblitera en parte, bien sea que la inflamación
haya producido la soldadura del borde de los dos pilares que por su
separación la constituyen, bien que la mucosa, al dirigirse del pilar
anterior hacia el posterior, forme un repliegue de borde inferior cóncavo
que desciende como una cortina sobre el polo superior de la amígdala ,
cubriéndola más o menos. En todos estos casos la extremidad superior de
la tonsila esta introducida en una cavidad, de una profundidad a menudo
mayor de un centímetro y cuya abertura esta algunas veces reducida a
dos o tres agujeros interrumpidos por bridas . Esta disposición favorece
la retención , en la fosita supraamigdalina, de los productos secretados por
la extremidad superior de la glándula, aclarándose así, por consiguiente,
la patogenia de ciertos flemones periamigdalinos, cuyo sitio de elección
se encuentra a nivel del ángulo superoanterior de la región tonsilar; explica
también las recidivas tan frecuentes de la afección y por qué se ha
aconsejado, para acabar con ellas, destruir el polo superior de la amígdala:
finalmente, permite comprender la eficacia del tratamiento, tan sencillo
como innocuo, que consiste en abrir estos abscesos introduciendo en las
fositas unas pinzas hemostáticas, cerradas, que se abren luego al mismo
tiempo que se retiran.
e) Polo inferior.- el polo inferior de la amígdala mira hacia la base de la
lengua, de la que está separado por un intervalo de 5 a 6 mm. Este intervalo
está lleno de glándulas foliculares que manifiestamente unen a la tonsila a
las glándulas foliculares de la lengua (amígdala lingual).
11. D. Estructura anatómica: Si se practica
en la amígdala un corte transversal
perpendicular a su superficie se nota
primero la existencia de las criptas
amigdalinas, señaladas anteriormente,
que en forma de divertículos o de
hendiduras parten de la cara interna
del órgano y se extienden más o menos lejos en dirección a su cara interna.
Estos divertículos, estrechos e irregulares, terminan siempre en una o varias
extremidades cerradas en fondo de saco; a su inflamación, agravada a menudo
por la retención de tapones epidérmicos, se le da el nombre de amigdalitis
lagunar. Se nota luego que, del lado de la pared faríngea, la glándula está
limitada por una capsula fibrosa que resulta de la condensación, a su nivel, del
tejido celular submucoso y que emite una serie de tabiques verticales que
penetran en el espesor del órgano y dividen la amígdala en cierto número de
lóbulos. Cada lóbulo se compone de un divertículo o cripta, cuya pared
presenta dos capas: 1. capa superficial, epitelial, continuación de la capa
epitelial de la mucosa bucofaríngea; 2. Una capa profunda, formada por tejido
reticulado y folículos cerrados.
Anatómicamente puede decirse que la amígdala no es más que una porción de
la mucosa bucofaríngea que se hubiera plegado sobre si misma (de aquí la
formación de las criptas precitadas) y cuya capa profunda o dermis se hubiese
transformado en órgano linfoide. Con el nombre de amígdala palatina, que se
le da algunas veces, forma parte del conjunto de formaciones adenoideas,
amígdala tubárica, amígdala lingual y amígdala faríngea, que están colocadas
a la entrada de la faringe. Contribuye a formar, con estas últimas y con los
folículos aislados que las unen entre sí, el ancho anillo de tejido linfático que
rodea los orificios nasal y bucal del conducto faríngeo y que es llamado el
anillo linfático por WALDEYER. Conocemos el importante papel que estas
formaciones linfoideas desempeñan en la defensa del organismo, absorbiendo
y destruyendo los gérmenes que pululan en las cavidades nasal y bucal. Esta
lucha contra los agentes patógenos que de continuo asaltan el organismo se
traduce por una inflamación más o menos viva de la amígdala y de las demás
formaciones linfoideas de la faringe (amigdalitis, angina). Si la defensa es
12. eficaz, la angina constituye toda la enfermedad y la afección queda localizada;
si la defensa es insuficiente, la angina constituye solo el primer estadio de la
infección, que se generaliza a pesar de todo, como ocurre en las fiebres
eruptivas, en la gripe y en el reumatismo, afecciones a las que, como es sabido,
precede frecuentemente una angina.
5. Vasos y nervios.- Las arterias de la amígdala (arterias tonsilares), casi siempre
múltiples, provienen de la lingual, de la faríngea inferior y de las dos palatinas,
superior e inferior. Penetran en la glándula por su cara externa, a nivel de la
capsula externa. Las venas forman, en la cara externa de la tonsila, un pequeño
plexo, el plexo tonsilar, que es una dependencia del plexo venoso faríngeo. Los
linfáticos, van a parar a los ganglios submaxilares, sobre todo a los que están cerca
del ángulo del maxilar inferior ; de aquí el abultamiento de estos ganglios en las
lesiones inflamatorias, o de otras clase, de la amígdala. Los nervios provienen de
un plexo que se encuentra situado sobre la cara externo de la glándula y en cuya
constitución participan a la vez el lingual y el glosofaríngeo.
6. Vías de acceso.- La amígdala puede ser abordada: 1. por la cavidad bucal; 2. por
la parte anterior del espacio maxilofaríngeo, que se descubre por medio de una
incisión practicada sobre el borde anterior del esternocleidomastoideo, detrás del
13. ángulo de la mandíbula o, mejor por una resección de la rama del maxilar inferior.
La vía de acceso por la cavidad bucal (vía natural) no es aplicable más que a las
afecciones benignas de la glándula. Cuando se trata de una lesión maligna
(cáncer), es necesario utilizar la segunda vía de acceso (vía artificial), la cual
proporciona un espacio lo bastante ancho para que el cirujano pueda operar
cómodamente; recordaremos que, pasando entre los músculos estiloideos y el
vientre posterior del digástrico, por una parte, y el pterigoideo interno, por otra,
se evita el paquete vasculonervioso del cuello.
ENFERMEDADES DE LA REGIÓN TONSILAR
AMIGDALITIS
La amigdalitis es una enfermedad frecuente sobre todo en la edad pediátrica que debe ser
atendida adecuadamente, pues puede traer consecuencias en el desarrollo del niño
dependiendo de su cronicidad. Esta enfermedad puede ser provocada por una bacteria o
por un virus, y puede afectar a las amígdalas faríngeas, palatinas o ambas al mismo
tiempo. Se incluye amigdalitis aguda, faringoamigdalitis, faringoamigdalitis
estreptocócica, faringitis y adenoamigdalitis. Esta patología puede ser aguda o crónica y
es más frecuente en invierno.
14. Amigdalitis Aguda
Es una infección fundamentalmente de etiología viral, constituye el 70% de los casos
presentados con un cuadro clínico caracterizado por: escurrimiento nasal, dolor de
garganta, pérdida del apetito, letargia y malestar general.
Los hallazgos físicos son: Amígdalas o faringe inflamada, amígdalas con exudado
purulento.
Cuando se trata de una etiología bacteriana, el estreptococo beta hemolítico del grupo A
se encuentra en aproximadamente el 30% de las faringoamigdalitis agudas. El cuadro
clínico presenta los síntomas de fiebre, dolor abdominal, vómitos, odinofagia, disfagia,
ausencia escurrimiento nasal, salpullido, adenopatía submaxilar, lengua blanquecina,
garganta irritada, amígdalas con exudado purulento, dolor de cabeza y muscular
Amigdalitis Crónica
Se define como el paciente que ha presentado:
- 7 episodios de amigdalitis en un año
- 5 episodios de amigdalitis por año en 2 años consecutivos
- 3 episodios de amigdalitis por año durante 3 años consecutivos.
Los episodios deben haber sido evaluados por un médico y deben cumplir con las
siguientes condiciones: fiebre mayor a 38ºC, exudado amigdalino, cultivo o test rápido
positivo para estreptococo beta hemolítico A o en su defecto test rápido positivo.
Diagnóstico:
Se realiza a través de los antecedentes del
paciente, exploración física y por medio de
auxiliares diagnóstico tales como el exudo
faríngeo, el test rápido para estreptococo beta
hemolítico grupo A. Los rayos x, y la
nasofibroscopía se usan para valorar la
cantidad de tejido adenoideo presente.
15. Tratamiento:
Para los cuadros agudos de amigdalitis se recomienda el
tratamiento médico antimicrobiano, siendo el de elección los
betalactámicos. Por supuesto acompañados de tratamiento
sintomático como antipiréticos, antiinflamatorios y
antihistamínicos. El tratamiento quirúrgico de la amigdalitis
crónica tiene indicaciones específicas dependiendo de la
frecuencia de los cuadros, de la sintomatología acompañante y de la repercusión
psicológica, social y familiar de la enfermedad.
Complicaciones:
Existen complicaciones sistémicas en relación con la presencia del estreptococo beta
hemolítico grupo A como fiebre reumática, complicaciones renales como la
glomerulonefritis aguda estreptocócica y en casos más graves la Corea de Sydenham.
También complicaciones que afectan el desarrollo como talla baja y alteración del
crecimiento craneofacial. Finalmente las complicaciones que afectan la calidad de vida
del paciente por la constante asistencia al médico y afección en el desarrollo social del
niño.
CÁNCER DE AMÍGDALAS
El cáncer de amígdalas también puede ser denominado como la condición de cáncer de
garganta. Clínicamente, se conoce como el cáncer de orofaringe. Según los informes, en
caso del estadounidense, hay cerca de 8.000 personas que sufren de cáncer de amígdalas.
Los hombres sufren más de esta enfermedad que las mujeres. El factor que está asociado
con esto podría ser el uso intensivo de bebidas alcohólicas y el tabaquismo.
16. Síntomas:
La naturaleza de los síntomas dependerá de la etapa del cáncer. A pesar que los síntomas
en sí no serán diferentes, la intensidad de ellos puede ser variada. Los síntomas pueden
ser:
Estos pueden incluir un dolor persistente en la garganta, presencia de sangre en la
saliva, pérdida del gusto, dificultad para masticar, el dolor mandibular, dificultad
al hablar y mal aliento.
Los síntomas no simplemente se limitan a la boca. Pueden presentarse en forma
de problemas en el área del cuello también. Por ejemplo, algunas personas pueden
presentar hinchazón en el cuello, o pueden sentir que se forman grumos en la zona.
El dolor de cuello puede ser una ocurrencia común también.
A medida que el cáncer se produce en la región de la garganta, es obvio que los
síntomas afectaran la garganta también. Esa es la razón por lo que la mayoría de
las personas experimentan dolor de garganta y las úlceras que no cicatrizan.
Dificultad para tragar los alimentos también puede ocurrir.
La mayoría de las enfermedades de la garganta se sabe que afectan el oído
también. Así que otros síntomas que pueden indicar cáncer de amígdalas pueden
incluir dificultad para la audición, acúfenos (sensación de zumbido en los oídos),
fuerte dolor de oídos, etc.
Tratamiento:
Hay una gran cantidad de factores que influyen en la naturaleza o el curso del tratamiento.
Estos incluyen la ubicación del cáncer de amígdalas, los tipos de células afectadas, la
etapa de la condición y el estado general de salud de la persona en cuestión. Teniendo
todos estos factores en mente, los médicos recomiendan:
La terapia de radiación (hace uso de partículas de alta energía para destruir las
células cancerosas, por lo general si es un cáncer en fase inicial)
Cirugía (que podría implicar la eliminación de los ganglios linfáticos cancerosos,
deshacerse de la totalidad o una parte de la garganta o la laringe)
Quimioterapia
17. Clasificación:
1) Tumores primarios: Si bien todos los tipos de tejidos que conforman la amígdala
pueden dar origen a lesiones tumorales malignas, su componente epitelial, linfoide y
mesenquimático dan origen a la gran mayoría de ellas.
- Componente epitelial: da origen a los carcinomas espinocelulares/ escamosos/
epidermoides/ pavimentosos/ malpighianos y epiteliomas, términos que hacen
referencia al mismo tipo de tumor.
- Componente linfoide: da origen a los linfomas Hodgkin y no Hodgkin.
- Componente mesenquimático: da origen a los sarcomas.
2) Tumores secundarios: Las amígdalas palatinas han sido un sitio metastásico para casi
todos los tipos de tumores.
Carcinoma epidermoide.- Reportes
previos han dividido arbitrariamente al
carcinoma epidermoide de la pared
lateral de la orofaringe dentro de dos
entidades clínicas separadas, “las
lesiones del arco palatino” y “las lesiones de la fosa amigdalina”. Cuando estas
lesiones avanzan comprometen las estructuras contiguas del paladar blando, la
base de la lengua, la pared lateral faríngea, el trígono retromolar y cuando avanzan
aún más, comprometen la mucosa bucal, el paladar duro, los músculos
pterigoideos, la nasofaringe y la mandíbula. Por lo tanto la división arbitraria
mencionada anteriormente, no encuentra una justificación razonable hoy en día.
El carcinoma epidermoide es el tumor maligno más común de la amígdala palatina
como así también de la orofaringe. Constituye de un 85% a un 95% de todos los
procesos cancerosos de las amígdalas. Aparece especialmente entre los 50 y los
70 años, mayormente hombres, tratándose casi siempre de alcohólicos crónicos
y/o grandes fumadores. Los carcinomas epidermoides ulcerativos e infiltrantes y
vegetantes aparecen con mayor frecuencia en la fosa amigdalina y se asocian con
un comportamiento más agresivo, un índice mayor de metástasis y peor
pronóstico.
18. Linfoma no Hodgkin.- Los linfomas
malignos son la neoplasia más frecuente en los
pacientes con edades comprendidas entre 20 y
40 años. Además, constituyen la cuarta causa
de muerte por cáncer en relación con el número
de personas que fallecen cada año. Dado el
aumento en la incidencia de SIDA, el número
de casos de linfoma no Hodgkin ha empezado a aumentar de forma ostensible.
Los factores asociados con el aumento en el riesgo de linfoma incluyen a
enfermedades de inmunodeficiencia hereditaria y adquirida, a enfermedades
autoinmunes, a exposición a fármacos y otras sustancias químicas y a asociación
viral. Los pacientes suelen debutar con una linfadenopatía periférica persistente e
indolora. La afectación del anillo de Waldeyer y de los ganglios mesentéricos es
más sugestiva de linfoma no Hodgkin que de enfermedad de Hodgkin. No suelen
presentar síntomas B. Los linfomas originados en el anillo de Waldeyer nacen con
mayor frecuencia en la amígdala palatina y lingual, y se deben sospechar
firmemente ante la presencia de una hipertrofia unilateral de la amígdala, en
particular si se asocia con adenopatías cervicales grandes.
La mayoría de los casos son de células B con origen en las células foliculares, con
un patrón de crecimiento difuso de células grandes o pequeñas. En el 40% de los
casos hay evidencia de enfermedad afuera de la orofaringe, principalmente en los
ganglios linfáticos cervicales y en el tracto gastrointestinal.
Linfoma de Hodgkin.- La curva de edad e incidencia es en los adultos jóvenes
de 15 a 35 años, y un segundo pico después de los 50 años de edad. Al igual que
en los linfomas no Hodgkin, existe un aumento en el riesgo de enfermedad de
Hodgkin en los pacientes con inmunodeficiencias (hereditarias y adquiridas) y
enfermedades autoinmunes. Es más frecuente en varones y suele presentarse
como un proceso localizado que se disemina a estructuras linfoides contiguas. La
mayoría de los pacientes presentan adenopatías en cuello o zona supraclavicular,
de consistencia firme y no dolorosa. El 60% de los pacientes debutan con
adenopatías mediastínicas detectadas por primera vez mediante una radiografía de
tórax. El paciente puede presentar pérdida de peso, fiebre y sudoración nocturna
(los denominados síntomas B).
19. La pérdida de peso es superior al 10% en 6 meses o menos.
Otros síntomas frecuentes son astenia, adinamia, prurito, erupción cutánea,
obstrucción de la vena cava superior y compresión súbita de la médula espinal.
ANGINA DE VINCENT
También llamada Infección de Vincent o de
Plaut-Vincent, Gingivostomastitis
ulceronecrótica, Gingivitis ulcerosa necrosante
aguda (GUNA), o como “boca de trinchera”.
Recibió esta última denominación por
encontrársela comúnmente, en los soldados de la
Primer guerra mundial. Se presenta como una
ulceración pseudomembranosa que afecta al
margen de las encías, la mucosa oral, las
amígdalas, y pueden llegar a provocar absceso
periamigdalino.
Los principales organismos causantes de la angina de Vincent incluyen bacterias
anaerobias como Bacteroides y Fusobacterium, así como las espiroquetas (Borrelia y
Treponema). La infección se implanta por razón de una sobrepoblación de
microorganismos debido a una variedad de razones, incluyendo una mala higiene, dieta,
estilo de vida, el tabaquismo y otras infecciones pre-existentes. La enfermedad es más
frecuente en la población joven.
Se observa en individuos con mala higiene bucal, stress, que absorbieron metales pesados
(especialmente bismuto y mercurio), malnutrición severa, discrasias sanguíneas,
enfermedades debilitantes como leucemias, trastornos inmunitarios principalmente con
deficiencia en la función fagocítica de los neutrófilos, asociada usualmente al alcohol, y
al hábito intenso de tabaco. También puede aparecer como una complicación de un
traumatismo o una infección complicada por herpes simple.
20. Síntomas:
Puede ir acompañado de malestar y fiebre ligera. Los síntomas principales son encías
agudamente dolorosas y hemorrágicas, salivación, halitosis, lesiones ulcerosas con
exudado purulento. Las ulceraciones tienen un aspecto característico como “cortada”,
sangran con solo leve presión o irritación y abundan sobre todo en las encías marginales,
y las papilas interdentales. Se presenta odinofagia. Las lesiones en mucosas son más raras,
pero pueden aparecer en formas de ulceraciones más difusas, cubiertas con una
pseudomembrana que se desprende con facilidad. Más rara vez hay lesiones en las
amígdalas, faringe, los bronquios, el recto o la vagina. Con frecuencia hay fiebre y
linfadenopatía regional.
Diagnóstico:
Se logra rápidamente por la observación de un extendido de material tomado de las
lesiones ulcerosas teñido con Giemsa o Gram. En el preparado de observan bacilos finos
de extremos afilados. Este es uno de los muy pocos casos donde se puede hacer
diagnóstico por observación directa de un preparado teñido con Gram, lo que justifica
realizar microscopia cuando se sospecha angina de Vincent. El cultivo para anaerobios
no resulta útil. Cuando afecta a la faringe se plantea el diagnóstico diferencial con difteria,
faringitis estreptocócica o estafilocócica, o estomatitis herpética.
Tratamiento:
Con el desbridamiento y el lavado a base de agua oxigenada diluida, se obtiene un alivio
en 24 horas, además puede utilizarse antibióticos en trastornos extremadamente agudos,
como la asociación amoxicilina-ácido clavulánico o clindamicina por vía oral. Hay que
tener presente que el trastorno puede reaparecer.