Venecia y el norte de Italia se caracterizaron por el uso vibrante del color en el Renacimiento temprano. Pintores como Giovanni Bellini introdujeron nuevos conceptos de riqueza y densidad del color, mientras que Giorgione y Tiziano se destacaron por darle vida cotidiana a las figuras bíblicas a través del color. Tiziano se destacó particularmente en el retrato y uso del color, al igual que Correggio quien inventó un estilo ilusionista para decorar cúpulas.