Este documento argumenta que la responsabilidad se puede enseñar a los niños y jóvenes, especialmente entre los 12 años. Propone que los maestros y padres deben dar oportunidades a los estudiantes para que aprendan a ser responsables a través de tareas pequeñas, elogiar su esfuerzo y permitirles cometer errores. También enfatiza que el ejemplo de los adultos es fundamental para enseñar la responsabilidad.