La respuesta inflamatoria sistémica se activa en respuesta a infecciones, trauma o hipoxia. Moléculas como alarminas y patrones moleculares asociados a daño alertan al sistema inmune de la presencia de una amenaza e inician una cascada de mediadores de inflamación que incluyen citoquinas, quimiocinas, el sistema del complemento y eicosanoides. Esta respuesta busca eliminar la amenaza pero puede volverse excesiva y causar daño a los órganos, llevando a disfunción multiorgánica.