1. Tercer Misterio de Gozo
El Nacimiento
Cumpliendo con el censo ordenado por el emperador romano César
Augusto, José y María, de la casa real de David, van a Belén para hacerse
empadronar, y allí, en un pobre pesebre, nace el Mesías.
El nacimiento de Jesús en Belén es una escena refulgente de gozo, en la estrella de David (cf. Núm 24:17; Apc 22:16), reconocen a Jesús como el
que los ángeles y los pastores nos anuncian «una gran alegría» (Lc 2:10). Rey de las naciones (cf. Núm 24:17-19) y Mesías de Israel, el Hijo de Dios
Es la «Buena Noticia» del nacimiento del Salvador del mundo: Dios se y Salvador del mundo, y le ofrecen regalos llenos de significado: oro,
ha hecho carne por nosotros: «¡Niño pequeño, Dios eterno!» (Kontakion porque es Rey; incienso, porque es Dios; y mirra, que se utilizaba para
de Romano el Melodista). embalsamar los cuerpos de los difuntos, para señalar que es un hombre
mortal. En la Epifanía, o «manifestación al mundo», también nosotros
Ocho días después de su nacimiento, el Niño es circuncidado por su nos incorporamos «a la familia de los patriarcas» (S. León Magno, serm.23)
padre adoptivo, José, según lo disponía la Ley de Moisés (cf. Lc 2:21). y adquirimos la «dignidad israelítica» (Misal Romano, Vigilia pascual).
El rito de la circuncisión incorpora públicamente a Jesús al pueblo de
la Alianza y lo compromete a obedecer su Ley (cf. Gal 4:4). Como todo Meditando este misterio del Rosario, Cristo Niño «toma forma» en
varón primogénito, Jesús queda consagrado para rendir culto al Dios nosotros (Gal 4:19), enseñándonos a ser humildes y a hacernos pequeños
de Israel. Él participará fielmente toda su vida de ese culto y lo llevará como niños en relación a Dios, que es la condición para entrar en el
a su perfección en el culto de la Nueva Alianza. Nosotros, también, Reino (cf. Mt 18:3-4) y transformarnos en verdaderos hijos del Padre:
formamos parte del pueblo de Dios y somos consagrados al culto de «¡Oh admirable intercambio! El Creador del género humano, tomando
la Iglesia como sacerdotes y reyes por el Bautismo, que es nuestra cuerpo y alma, nace de una virgen, y hecho hombre sin concurso de
«circuncisión en Cristo» (Col 2:11-13). varón, nos da parte en su divinidad» (Liturgia de las Horas, Antífona de la
Octava de la Navidad).
Tiempo después, llegan unos «magos» desde Oriente «para rendir
homenaje al rey de los judíos» (Mt 2:1-2). Estos sabios representan a (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 526; Juan Pablo II, Rosarium
las religiones paganas y son primicias de todos los pueblos que Dios Virginis Mariæ, §20)
ha preparado para acoger la «Buena Noticia». Guiados por la luz de
2. Fruto que pedimos en este misterio:
LA POBREZA DE ESPÍRITU
Ya conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo Le llegó a María el tiempo de ser madre y dio a luz a su Hijo:
que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.
Bienaventurados los pobres de espíritu, (Lucas 2:6-7)
porque de ellos es el Reino de los Cielos. Dios te salve, María…
(2 Corintios 8:8-9; Mateo 5:3)
Padre nuestro… El buey conoce a su amo y el asno, el pesebre de su dueño;
¡pero mi pueblo no me reconoce!
Subió José a Belén de Judea, la ciudad de David, (Isa 1:3)
por ser él de la casa y familia de David. Dios te salve, María…
(Lucas 2:4)
Dios te salve, María… Al llegar la plenitud de los tiempos,
Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer,
Suscitaré para David un Brote justo para que reine sobre Israel: para hacernos sus hijos adoptivos.
y se lo llamará con este nombre: el Señor es nuestra justicia. (Gálatas 4:4-5)
(Jeremías 23:5-6) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
María atesoraba todas estas cosas
Y tú, pequeña Belén Efratá, de ti me nacerá el Mesías: y las meditaba en su corazón.
sus orígenes se remontan a los tiempos antiguos, (Lucas 2:19)
desde los días de la eternidad. Dios te salve, María…
(Miqueas 5:1; Mateo 2:6)
Dios te salve, María… ¡ Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra, paz a los hombres amados por Él!
El cetro real no se apartará de la tribu de Judá (Lucas 2:14)
hasta que llegue Aquel a quien los pueblos deben obediencia. Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
(Génesis 49:10)
Dios te salve, María…
Él edificará una casa para mi Nombre,
y Yo afianzaré para siempre el trono de su realeza.
(2 Samuel 7:13)
Dios te salve, María…