Este documento discute el uso y circulación desorganizada de psicofármacos. Señala que un alto porcentaje de personas usan estos medicamentos sin receta médica y que los profesionales y pacientes no lo consideran un problema. También describe cómo la efedrina circula ilegalmente y se mueve a través de redes extendidas. Plantea la necesidad de redistribuir la capacidad de comunicación entre los diferentes actores involucrados con los psicofármacos.