La deforestación sin reforestación causa daño al hábitat y pérdida de biodiversidad, conduciendo a la erosión del suelo y degradación de la tierra. La deforestación se ha incrementado en los últimos tres siglos a una tasa promedio de seis millones de hectáreas por año, ocurriendo principalmente en América Latina, África Occidental y partes de Asia. Los bosques se han explotado históricamente para madera, cultivos y ganadería.