2. Una sociedad en constante transformación exige replantear las condiciones en que se
promueven aprendizajes desde una profunda comprensión del escenario social.
Enseñar y aprender, en tanto prácticas sociales, deben contemplar los modos de
construir conocimiento en la cultura digital. Si bien este escenario ofrece nuevas
herramientas que presuponen oportunidades para potenciar los procesos de
enseñanza y de aprendizaje, la incorporación de recursos tecnológicos en el ámbito
educativo continúa siendo un tema de discusión.
Algunos estudios abordan la problemática de la incorporación de las tecnologías
digitales en la enseñanza desde una visión educativa general, o a partir de análisis
realizados desde el ámbito informático-multimedial, enunciando finalmente
conclusiones que no contribuyen a su inserción en prácticas contextualizadas de
enseñanza.
Los intentos de innovación aislados, o la aplicación de recursos concebidos priorizando
lo tecnológico, no constituyen esfuerzos válidos cuando se asume que la mediación de
las tecnologías debe subordinarse a lo pedagógico y curricular.
3. Las tecnologías, como formas culturales, atraviesan e interpelan nuestras prácticas
sociales. Sin embargo, como advierte Ferreiro (2004), no porque las nuevas tecnologías
sean extremadamente poderosas, todo se reduce a circular sobre ellas sin pensar
adecuadamente cómo abordar los contenidos.
Si bien el uso de las tecnologías conlleva un fuerte factor de motivación, esto no puede
ir en desmedro de la perspectiva pedagógica y disciplinar. Las experiencias de
implementaciones áulicas deben atender la relación entre el conocimiento a construir,
la gestión de la clase, las condiciones didácticas, etc.
Enseñar no es transmitir, sino crear situaciones colaborativas para que el alumno
construya conocimientos. El aprendizaje se nutre de intercambios sociales, pero
siempre resulta una experiencia única y subjetiva, que requiere una posición activa y
afectiva del alumno frente a lo que está aprendiendo.
4. Los nuevos escenarios que emergen en la era digital generan un terreno fértil para el
trabajo colectivo en otros formatos y ponen a disposición herramientas tecnológicas
para la enseñanza que habilitan el desarrollo de nuevos recursos.
Para Area Moreira (2014), la impronta instructiva distingue un medio de enseñanza de
cualquier otro medio. Decir que los medios son parte constitutiva de los procesos de
enseñanza, significa reconocer que éstos dialogan directamente con el alumno. Por lo
tanto, en la elaboración de materiales y en la definición de su estrategia de uso, se los
debe poner en interacción con los componentes curriculares: objetivos, contenidos,
estrategias, actividades y evaluación. El diseño del material también es parte del
contenido (Schwartzman y Odetti, 2011), por lo que, diseñar adecuadamente
actividades mediadas por tecnología implica una intersección de enfoques: el
tecnológico, el pedagógico y el curricular.
5. En el campo de la Matemática, las TIC se constituyen en agentes didácticos capaces de
generar en las aulas escenas imposibles mediante los recursos tradicionales, como lápiz
y papel.
Las tecnologías habilitan la posibilidad de interactuar con los objetos matemáticos y de
observar en modo dinámico los cambios que se producen y los aspectos invariantes.
Esta manipulación de objetos es un aspecto esencial del proceso de comprensión y,
junto con el diseño de situaciones de aprendizaje, pueden permitir al estudiante una
experiencia matemática verdaderamente innovadora (Villella, 2017).
Las herramientas informáticas pueden imprimir ciertas características y restricciones a
los objetos matemáticos que median, generando entornos de aprendizaje que operan
modificaciones en las tareas matemáticas y en las técnicas que posibilitan las
resoluciones por parte de los estudiantes.
6. En el marco de un proyecto piloto del Centro de Política Educativa de esta universidad,
12 comisiones por cuatrimestre de la materia Matemática Inicial han utilizado en los
últimos dos años un aula extendida virtual en la plataforma Moodle. Ahora, la
totalidad de las comisiones de Matemática Inicial dispondrá de sus respectivas aulas
extendidas virtuales (aproximadamente 85 comisiones por cuatrimestre).
El aula extendida consiste en un espacio virtual que sirve de apoyo sostenido a las
clases presenciales y que establece una continuidad pedagógica con el aula física. En
dicha plataforma se ponen a disposición de los estudiantes materiales en distintos
formatos, actividades adicionales, diversos foros de intercambio y un servicio de
mensajería. Los recursos virtuales pueden ser usados en distintos momentos del
proceso: en el contexto de la clase presencial; fuera del ámbito de la clase (en forma
individual o grupal por parte de los estudiantes); en forma mixta (con uso inicial en la
clase para continuar fuera de la misma o viceversa).
En el proyectos de aulas extendidas virtuales de la UNAJ se apuesta a la utilización de
la tecnología con sentido crítico para propiciar mejores contextos de aprendizaje y para
disponer de más y mejores herramientas para la inclusión y la calidad educativa.