Este documento discute la tolerancia a la frustración en árbitros de fútbol y ofrece consejos para manejar situaciones frustrantes. Explica que los árbitros naturalmente se sienten contentos o tristes dependiendo de su desempeño, pero deben continuar con sus rutinas. Cuando un árbitro tiene varias malas actuaciones seguidas, se recomienda analizar los errores para mejorar, mantener una actitud positiva y buscar ayuda si es necesario. Para sesiones de entrenamiento privadas, no debe haber crítica de
3. • El ser humano es, por naturaleza, un organismo
que busca lo mejor para sí. Dentro de esta lógica
es absolutamente comprensible que cuando un
árbitro tenga una buena actuación esté muy
contento y que cuando no, sienta pena.
4. • Aquello es normal, pero lo importante es que a pesar
de las buenas o malas actuaciones, el arbitro logre
seguir adelante con su rutina, es decir, que vuelva a
su casa, que reflexione y luego vaya a entrenar y
preparar su próximo partido.
5. • Lo difícil, ciertamente, es aquella situación en la cual
un arbitro tiene una mala actuación, luego sigue con
otra caída y así puede sumar dos, tres o cuatro más.
Lo mismo ocurre con los entrenamientos, pues a veces
se siente que no se ha entrenado bien y eso se puede
repetir en varios días. La pregunta, entonces, es
¿Qué hacer cuando pasa esto?.
6. • En términos técnicos, esto se llama “tolerancia a la
frustración”, que podría ser expresado como la
capacidad de enfrentar situaciones adversas y
altamente frustrantes, pero luego ser capaz de
asumirlas y resolverlas. Parece fácil, pero no lo es.
7. Habrá que distinguir tres situaciones.
• La primera, dentro del marco de un partido
• La segunda, tratándose de las sesiones privadas de
entrenamiento.
• La tercera, las agresiones físicas.
8. Dentro del marco de un partido.
• Reflexionar sobre el partido que se acaba de dirigir. ¿Qué
hice mal?, ¿qué hice bien?, Este tipo de preguntas analíticas
o reflexivas ayudarán para que la persona no sólo entienda
por qué hizo bien o mal las cosas, sino que también para
generar el hábito de sublimar la sensación de tristeza o
frustración hacia algo positivo, que en este caso es el análisis
y estudio de una situación.
• En base lo anteriormente dicho, sería bueno que el jugador
se ponga como meta mejorar aquellos aspectos en los cuales
falló.
• Algo esencial es desarrollar la autocrítica, pero mesurada y
sin llegar a convertirse en un despiadado crítico personal.
9. Dentro del marco de un partido.
• Actitud positiva: incluso en los peores momentos ver si se
puede rescatar algo. Tal vez tuve un mal día y punto. La idea
es pensar en frío y no tomar decisiones en caliente.
• Entender que el arbitraje, al igual que la vida, es un proceso
y que si hago bien las cosas, tarde o temprano llegarán los
resultados.
• Por último, si nada de esto (u otros sistemas) sirve para
enfrentar de mejor forma el problema, pedir ayuda a
un psicólogo especialista en deportes.
10. Tratándose de las sesiones privadas de
entrenamiento.
• No a la critica destructiva: No estoy actuando mal por falta de
condiciones, sino que, seguramente, por miedo, ansiedad o
angustia.
• Nunca darse por vencido: el contexto podrá ser muy hostil y las
dificultades podrán ser variadas, pero si hay convicción,
entonces no hay que descansar hasta obtener el resultado
deseado. Si creo en mí, tengo que seguir esforzándome. Por algo
antes llegué tan arriba.
11. Tratándose de las sesiones privadas de
entrenamiento.
• Asumir que hay que empezar de cero: hay que entender
que aunque sea duro, es necesario retroceder y volver a
caminar por el mismo sendero que se recorrió hace dos,
tres, cuatro, cinco o más años. Borrón y cuenta nueva.
• Tener paciencia y no desesperarse: hay que esperar el
tiempo necesario para conseguir las metas. Sí, tengo
ganas de retomar luego la senda victoriosa, pero si me
apuro y me pongo ansioso quizás no lo logre. Por eso, lo
mejor es ser paciente y estar tranquilo.
12. Agresiones físicas.
• Resignificar es una tarea esencial cuando topamos algo
cuyas partes nos son veladas, como las razones de un agresor
o agresora. Las motivaciones de una persona con esas
características y actos nos conminan a ser más responsables
de nosotros mismos y buscar ayuda si es el caso sentir que se
necesita apoyo.
• Enfrentar la agresión comienza con enfrentarnos a nosotros
y arrancarnos el papel de víctimas para así poder acceder a
nuestra dignidad y amor propios.