texto argumentativo, ejemplos y ejercicios prácticos
Trabajo semana 3,comunicacion . grupo 1
1. 1
Departamentode Humanidades
FACULTAD DE INGENIERÍA
Carrera de Ingeniería Industrial
TEMA
NIVELES DE COMPRENSION LECTORA
CURSO:
COMUNICACIÓN III
SEMANA N° 3
Autores:
GRUPO N° 1
ITEM APELLIDOS Y NOMBRES CODIGO
01 Ahuanari Gil, Rosanita. N00269841
02 Cusquisibán Yupanqui, Anita. N00225846
03 Marín Vásquez, Emilio Óscar Olegario. N00027529
04 Romero Huamán, William. N00299684
05 Tafur Aparicio, Bryan. N00229555
DOCENTE
ALVARO DOMINGO ACEVEDO ZARATE
Cajamarca - Perú
2021
COMUNICACIÓN 3
GUÍA 3
2. 2
Departamentode Humanidades
Estrategias para el desarrollo de la inferencia referencial y contextual en la comprensión de textos
continuos y discontinuos
LOGRO:
Forme equipos de trabajo.
1. Lee con atención el siguiente texto, luego resuelve las actividades propuestas utilizando la
estrategía de inferencia referencial.
Corrupción, ¿después de ti no hay nada?
Por Gabriela Wiener
21 de julio de 2019 LIMA
Los peruanos vivimos atrapados en una de esas series de televisión de jueces y abogados que no se acaban
nunca. Desde que comenzaran en el Perú los juicios de Odebrecht —el caso de corrupción más grande de
América Latina—, la opinión pública se organiza alrededor de las nuevas noticias sobre los flamantes
imputados, las sentencias y los pedidos de extradición. Todos los presidentes que gobernaron mi país
desde 1990 hasta 2018 están en la cárcel (Alberto Fujimori), en arresto domiciliario (Pedro Pablo
Kuczynski), a punto de ser detenidos (Ollanta Humala) o ya detenidos, como Alejandro Toledo
(CATAFORA) hace unos días en Estados Unidos.
Nunca una cuenta de Twitter tan aburrida como la del Poder Judicial fue tan seguida y retuiteada como
hoy. Los programas de televisión a veces se parecen más a una clase de derecho constitucional y penal.
Quienes hablan de la judicialización de la política peruana no mienten, el problema es que se trata de una
frase que suele estar en boca de los propios investigados, lo que podría considerarse un intento de
obstrucción de la justicia. Para complicarlo aún más, quienes deberían dirimir sobre esto, es decir, algunos
jueces y fiscales, también están entre los sospechosos. Tampoco nos libramos del absurdo diario de
encontrar una comisión parlamentaria anticorrupción presidida por un presunto corrupto.
“¡Hasta dónde vamos a llegar con esto de la justicia!”, veo a menudo en las redes sociales repletas de bots
de cada bando, una frase que se parece mucho a aquella de los homófobos: “¡Hasta dónde vamos a llegar
con tanta igualdad!”. Los que trabajan con las fake news son capaces de convertir la sola idea de justicia
en un valor negativo cuando les conviene.
En este contexto, la ilusión de pasar página parece lejana en el Perú y pocos se atreven a imaginar cuál
será el nuevo horizonte tras la lucha anticorrupción, esa especie de periodo franco del que algún día
deberíamos salir. Pero ¿realmente se sale? Que la empresa Odebrecht admitiera haber pagado 800
millones de dólares en sobornos a gobiernos de distintos países deja un escenario moralmente devastador
para el Perú y para todo el continente. ¿Qué viene después de la corrupción?
En una reflexión seria sobre un ideal estado de poscorrupción, no podemos pasar por alto la
responsabilidad de la sociedad civil en estos ciclos de impunidad. Que un mismo político investigado
durante años por actos ilícitos sea reelegido una y otra vez significa que en la base de la corrupción
Al término de la sesión, el estudiante resuelve ejercicios a partir de la lectura de diversos textos, utilizando la
estrategia de tipo referencialy contextual, demostrando coherencia, adecuada capacidad de análisis y claridad en
sus ideas.
3. 3
Departamentode Humanidades
generalizada hay una idiosincrasia de la pasividad social y la connivencia con el delito que no estamos
haciendo lo suficiente por erradicar.
Desde que la constructora brasileña decidió dar los nombres de las autoridades que abrieron las puertas
(ANAFORA) del dinero público a las inversiones a cambio de coimas, conceptos como “lavado de
activos”, “empresas off shore” o “pitufeos” son ya parte del habla coloquial de los peruanos. Buena parte
de los ciudadanos comunes, acostumbrados a una justicia que les era tan ajena como la física cuántica,
ahora saben muy bien la diferencia entre una prisión preventiva y una suspendida. Saben que hay que
colocar la palabra “presunto” delante de casi todo. Hasta sobrevuela entre la gente una especie de orgullo
nacional por la célebre cacería de expresidentes que trasciende nuestras fronteras.
Pero eso es solo una media verdad: el sistema de justicia peruano es precario. No puede ser más simbólico
que Pedro Chávarry, vinculado con casos de corrupción y una organización criminal conocida como los
Cuellos Blancos del Puerto, sea nada menos que el actual fiscal supremo del Ministerio Público. La justicia
la imparten los injustos.
Que otro expresidente, Alan García, se suicidara al dispararse en la sien cuando iba a ser detenido por
indicios de colusión fue un desenlace inesperado la última temporada de la saga Lava Jato peruano.
Algunos comentaron que podría causar un “efecto llamada”, como en China, donde en los últimos
años algunos dirigentes políticos se han suicidado para evitar procesos de corrupción. Porque en los
juicios de Odebrecht cabe de todo, hasta paridad de género y todas las ideologías: entre rejas está una
política de izquierda —la exalcaldesa de Lima, Susana Villarán— y Keiko Fujimori, la lideresa de la
oposición fujimorista, a las que se les podrían sumar en cualquier momento dos ex primeras damas, Nadine
Heredia, esposa de Humala, y Eliane Karp, esposa de Toledo.
En este sainete jurídico, un puñado de fiscales porfiadamente perseguidores se han convertido para la
ciudadanía en adalides de la justicia. Su labor, con todas sus virtudes y defectos, es la revancha soñada
del pueblo contra los políticos indecentes. Pero también son el blanco de furibundos ataques. La mafia se
organiza y hace campañas para conseguir que la gente piense que los malos son los fiscales que investigan.
Y a veces lo consiguen. El quiebre de la confianza es generalizado porque todos se victimizan: ahora
mismo en el Perú hay más “perseguidos políticos” que en Caracas o Managua.
Los gobiernos dejaron hace tiempo de representar a sus ciudadanos para buscar el beneficio personal. Pero
parte de las instituciones, partidos políticos y medios de comunicación próximos al poder también han
hecho lo posible por apañar y custodiar el modelo económico de liberalismo a ultranza a toda costa,
aunque quienes operaban desde lo político en ese sistema ya estuvieran nadando desde hace tiempo en
dinero sucio.
En ese sentirnos defraudados debería haber, sin embargo, espacio también para revisarnos, para
preguntarnos por qué la Corte Suprema ha ocupado el lugar protagónico que debería ocupar un gran
movimiento social, la calle, la protesta, la acción civil u otras alternativas de cambio político. El proceso
de regeneración que todos deseamos pasa necesariamente por combatir el relato que defiende el statu quo:
la corrupción ha sido además de una forma consentida de poder político, la enfermedad crónica de las
jóvenes viejas democracias latinoamericanas, que a falta de cura solo encuentran paliativos.
Por eso, quizá después de la lucha anticorrupción solo haya más y más lucha contra la corrupción, pero
también la urgencia de enfrentarla de otras maneras, organizadamente y sin depender de las tremendas
cortes. Porque el otro lado de la corrupción siempre será la pérdida de derechos sociales, la precarización
y la miseria de los que menos tienen. Las lecciones que dejan un presidente o dos o tres / en la cárcel,
deberían ser el revulsivo que necesitamos para convertir nuestra rabia en acción.
Recuperadode https://www.nytimes.com/es/2019/07/21/espanol/opinion/peru-corrupcion-alejandro-
toledo.html
4. 4
Departamentode Humanidades
a. Selecciona 5 palabras que hagan referencia a otras ya mencionadas (anáforas), 5 que hagan referencia
a palabras que se mencionarán más adelante (catáforas) y 5 casos de supresión de elementos por estar
sobreentendidos (elipsis).
Palabras mencionadas Referentes
Quienes hablan de la judicialización de la
política peruana no mienten
Los programas de televisión
, ahora saben muy bien la diferencia entre
una prisión preventiva y una suspendida
Los ciudadanos
Saben que hay que colocar la palabra
“presunto” delante de casi todo
Los ciudadanos
Pero también son el blanco de furibundos
ataques
Los fiscales
Algunos comentaron que podría causar
un “efecto llamada”, como en China
Ciudadanos, medios periodísticos
Referentes Palabras mencionadas
flamantes imputados, las sentencias y los
pedidos de extradición
están en la cárcel (Alberto Fujimori), en
arresto domiciliario (Pedro Pablo
Kuczynski), a punto de ser detenidos
(Ollanta Humala) o ya detenidos
Porque en los juicios de Odebrecht cabe
de todo, hasta paridad de género y todas
las ideologías
entre rejas está una política de izquierda
—la exalcaldesa de Lima, Susana
Villarán— y Keiko Fujimori, la lideresa de
la oposición fujimorista, a las que se les
podrían sumar en cualquier momento dos
ex primeras damas, Nadine Heredia,
esposa de Humala, y Eliane Karp, esposa
de Toledo
Casos de elipsis-subraya el elemento sobreentendido
La mafia se organiza y hace campañas para conseguir que la gente piense que los
malos son los fiscales que investigan. Y a veces lo consiguen
El quiebre de la confianza es generalizado porque todos se victimizan: ahora mismo en
el Perú hay más “perseguidos políticos” que en Caracas o Managua
En relación a:
autoridades que abrieron las puertas del dinero público a las inversiones a cambio de
coimas
b. Identifica 5 conectores y explica la función que cumplen dentro del texto.
5. 5
Departamentode Humanidades
Conector Función que cumple
Es decir
Ejemplificación y explicación
Por eso
consecuencia
Sin embargo Oposicióno contraste
Pero, también Noción de agregar una idea
Porque
Causalidad
c. Elabora un listado de las ideas principales del texto, teniendo en cuenta la progresión temática.
Progresión temática
Los peruanos vivimos atrapados en una de esas series de televisión de jueces y
abogados que no se acaban nunca.
Quienes hablan de la judicialización de la política peruana no mienten.
La ilusión de pasar página parece lejana en el Perú y pocos se atreven a imaginar cuál
será el nuevo horizonte tras la lucha anticorrupción, esa especie de periodo franco del
que algún día deberíamos salir.
En una reflexión seria sobre un ideal estado de pos-corrupción, no podemos pasar por
alto la responsabilidad de la sociedad civil en estos ciclos de impunidad.
El sistema de justicia peruano es precario.
La justicia la imparten los injustos.
Los gobiernos dejaron hace tiempo de representar a sus ciudadanos para buscar el
beneficio personal.
Debería haber, sin embargo, espacio también para revisarnos, para preguntarnos por
qué la Corte Suprema ha ocupado el lugar protagónico que debería ocupar un gran
movimiento social, la calle, la protesta, la acción civil u otras alternativas de cambio
político.
Quizá después de la lucha anticorrupción solo haya más y más lucha contra la
corrupción, pero también la urgencia de enfrentarla de otras maneras, organizadamente
y sin depender de las tremendas cortes.
6. 6
Departamentode Humanidades
2. lee los textos y contesta las preguntas aplicando las estrategias de la inferencia contextual.
Texto 1
“Yo siento que no importa qué reformas ni leyes se hagan porque los conductores y peatones ya estamos
contaminados y cada día nos volvemos más salvajes. Nos hemos convertido en zombies, acostumbrados
a comernos entre nosotros: a meter el carro, a tocar el claxon sin control, a insultar, a no respetar a
nadie. En buen cristiano: a hacer lo que nos da la gana”.
Recuperado de https://elcomercio.pe/viu/cultura-combi-420292
¿Sobre qué trata el texto”
El texto trata tanto de los conductores y peatones quienes no se respetan entre sí.
¿A que hace referencia la siguiente expresión, teniendo en cuenta el contexto en el que se presenta
y cuál es el significado literal? “Nos hemos convertido en zombies, acostumbrados a comernos entre
nosotros”
La expresión hace referencia a la conducta de conductores y peatones.
El sentido literal de la expresión es: somos personas que actuamos sin pensar, hemos olvidado
los valores hacia los demás.