El Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848 puso fin a la guerra entre México y Estados Unidos, obligando a México a ceder más de la mitad de su territorio a Estados Unidos. Esto incluyó California, Arizona, Nuevo México, Texas y partes de otros estados. Aunque el tratado garantizó los derechos de propiedad de los residentes mexicanos, muchos sufrieron discriminación y perdieron sus tierras debido al fraude. El tratado benefició principalmente a Estados Unidos al permitirle expandir su territorio.