El documento describe cómo el tremendismo literario se ha filtrado en la sociedad dominicana, especialmente entre los jóvenes. El tremendismo se caracteriza por la exageración y la desmesura. Los medios de comunicación muestran diariamente a jóvenes tremendistas con talentos actorales impresionantes, lo que influye en más jóvenes. Además, la sociedad dominicana requiere cambios para regular la lamentable situación y evitar que los jóvenes se inclinen cada vez más hacia el "dinero fácil".

1. Tremendismo en Jóvenes de Republica Dominicana
De la famosa novela La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela
destilamos un estilo literario que se ha colado en nuestro sociedad Dominicana,
el tremendismo literario es una forma particular de describir la realidad bajo la
óptica de la exageración, utilizada a veces para crear en terceros la idea de que
una tragedia es inminente, con el fin oculto de inducir a una determinada
decisión, actualmente nuestra sociedad está plagada de personajes
tremendistas que dejan un dechado para una legión de jóvenes con deseo de
superación corrompidos.
Las notas comunes de cualquier comportamiento tremendista constituyen
formas diversas de la exageración, de la desmesura, del desborde, del
desequilibrio anímico, es decir, son notas de excepcionalidad. Tal y como se
caracterizan los medios de comunicación de nuestros país. La televisión muestra
a diario a jóvenes tremendistas con unos talentos actorales impresionantes.
Imagínese entonces cuánto más abundantes serán los tremendistas de las
universidades, de la calles de nuestras barrios carentes de guía moral aparte de
los medios masivos. Así, el tremendista, o tremendón, al momento de evaluar
una situación inesperada por lo general pierde la calma y exagera las reales y/o
potenciales consecuencias de los factores que examina. Los tremendistas
quieren influir en sus espectadores no delicada ni sutilmente, sino
carismáticamente, por eso añaden a su comportamiento formas aparatosas y
ostentosas de moverse, de mirar, de gesticular, de hablar.
A la sociedad dominicana poco o nada le interesa que los políticos debatan ante
ella sus problemas personales, ni mucho menos, que se estén sacando los
trapitos al sol, como si se tratara de individuos de baja monta que animados. La
lamentable situación requiere cambio y regulación, y podemos conseguir eso
cambiando la caligrafía que se le crea a un sociedad joven cada vez más
inclinada al “Dinero Facil”.
Frank Portorreal 16 – 0281