La decidida predisposición al cambio, se ha convertido en una competencia indispensable, más en la actualidad, en la que difícilmente pueda garantizarse una zona de confort indefinida. Pero, el cambio y su exigencia, provocan desorientación y emociones negativas: se cambian las prioridades, nuevas demandas que desconfiguran lo que las personas creían que era su trabajo, las reglas y su organización. Cada vez más personas comienzan a sentirse superadas por la incertidumbre. Por ello, se necesita un nuevo paradigma en el que la gestión de las emociones empresariales, la clave del cambio, sea la clave del éxito empresarial. Así pues, en este proceso en el que será clave liderar buscando el compromiso de las personas, cobran especial protagonismo los principios que servirán de criterio para la toma de decisiones y actuarán como guía de comportamiento. Los valores de referencia también tiene el cartel de “se traspasa”: o han sido cuestionados por las nuevas generaciones, o han sido causa de nuestra difícil coyuntura ¿Qué valores deberán adoptar las organizaciones para ganar fieles devotos entre sus grupos de interés? ¿Cuáles serán los impulsores que garantizarán al individuo su diferenciación y empleabilidad? Estos fueron los temas de debate para el afterwork que APD, en colaboración con Lee Hecth Harrison celebró en Zaragoza el pasado 3 de julio 2013.