Este documento describe varios bares y restaurantes históricos de Rosario, Argentina. Se mencionan lugares como "La Capital", "Granja Royal", "Bar Bahía", "Bar Amambay", "Bar Natalie", "Los Colonos", "Bar Pepito", "La Buena Medida", "El Ancla", "Bar Pravia", "El Internacional", "Bar Blanco", "Bar Cachito", "El Morocho del Abasto", "Bar el Piave", "La Gloria", y "La Capilla", destacando características de cada uno y la importancia cultural y social que tuv
1. VIÑETAS ARGENTINAS BARES ROSARINOS 2
Comenzamos el itinerario desde el viejo bar “La Capital”, boliche que funcionaba al ritmo del diario
pero también de los turnos de los portuarios. Me tocó trabajar en el puerto. De planillero, no de
estibador. ¡No se confunda! A la salida o entre turnos, ¡a “La Capital”!. Un café con leche y un Carlitos
y por un rato meta “pecosear” (pecosos: dados de Generala). Seguimos con otro look, al menos más
sano. Bah, no sé. Granja Royal, por calle San Martín y el Bar Bahía por Santa Fe, fueron pioneros de lo
que luego se impuso como moda con las “lecherías”, que han vuelto a desaparecer. En esa línea, un
poco más tarde, el Bar Amambay, por calle Entre Ríos frente a Plaza Sarmiento y a pasos del último
“Robel y siempre Robel”. De muy buena mercadería y de la misma gente de otro gran bar, Natalie por
calle Rioja. Descendientes de los dueños del famosísimo y con mucha historia de la región “Los
Colonos” de San Luis y Entre Ríos en cruz con la plaza. En aquellos, los primeros, estaba el yogurt la
Martona en un envase de vidrio petiso y ancho, panqueques con dulce de leche, arroz con leche con
canela, malteada, natilla y supo debutar en Rosario el famoso Ice Cream (Crema Helada): crema batida
y fría, jarabe a elección (frutilla era el más vistoso) y soda, y se tomaba con pajita. Vamos para el lado
del río. ¿Alguien lo recordará?, Bar Pepito, por calle Córdoba frente al Monumento y ya en la bajada.
Bar chico, siete u ocho mesas, donde hacían unas cazuelas muy sabrosas. Allí con amigos y compañeros
nos veíamos para charlar y a veces, para intentar escribir. No he claudicado, sigo probando. En la zona
el ya mítico “La Buena Medida” y bastante antes (en el tiempo) el bar “El Ancla” con unas poderosas
picadas sobre papel de estraza para “después” del cine Bristol o el Belgrano. El Bar Pravia, lindo
bodegón viejo (hoy reciclado) de Buenos Aires y San Juan. “El Internacional” de Alem y Tres de
Febrero, de un gallego obviamente republicano. Subiendo por Alem y ya en Pellegrini el “Bar Blanco”,
de los hermanos Blanco, un clásico, más del verano, con sus sándwiches de miga y los “lisos” rosarinos.
El Splendid por Pellegrini y el histórico e inmortalizado “Bar Cachito” de Pellegrini y Maipú. Allí se
comieron por primera vez los “Carlitos”, invento rosarino y de este bar ya hace muchos años
desaparecido. En un raid “cervecero” y a patacón por cuadra por calle Pellegrini, en un tórrido primero
de febrero, me le “declaré” a mi mujer, que estaba totalmente sorprendida. ¡Pero que mejor, en estos
casos, que un ataque por sorpresa! Ya vamos a los barrios, que también homenajean la gastronomía y la
tertulia como corresponde. El “Morocho del Abasto” del barrio la Florida, Ricardo Núñez y Boulevard
Rondeau, que se recuerda “floridamente” como diría el Padre Rogelio Baruffaldi en su poema. Supo ser
un boliche más grande que ahora y con mucha vida de barrio, escolazo, fútbol y política. Con el peludo
Córdoba, de la farmacia de la esquina, entre otros. ¡Que lindo boliche, cuantas historias! Como “Bar el
Piave”, de Diana y Lucero, en plena “isleta” y frente a la “mandarina”. Pero no avancemos tanto en esa
dirección, porque pronto van “viñetas” barriales. Empalme Graneros con el club “La Gloria”, centro de
reunión obligada para todo y que está allí desde siempre y unas cuantas inundaciones en el lomo. En
Avellaneda y Mendoza el bar “La Capilla”, que como su nombre lo indica queda enfrente de San
Francisco Solano. Un clásico de la zona oeste con billares y todo. Como el Saigo de Corrientes y
Pellegrini (ya relatado en otra “Viñeta) eran bares “turfísticos”. No nos vamos a olvidar de las
maravillosas pizzerías rosarinas y restaurantes, fondas y comederos en general incluido el comedor
estudiantil. Tampoco de los bares de club que tienen la connotación más saludable del deporte. También
algún carrito choripanero y restaurantes escondidos y exclusivos. Rosario rinde culto a la gastronomía
en todas sus formas, porque el rosarino, como todos los argentinos pero más, busca, requiere de la
tertulia como parte de su vida. ¡EXITOS PARA TODOS Y ADELANTE CON LOS FAROLES!