PLAN LECTOR QUINTO 2023 educación primaria de menores Quinto grado
pena de muerte
1.
2. PENA DE MUERTE
Amnistía Internacional sostiene que la pena de
muerte constituye una violación de derechos
humanos y, en particular, del derecho a la vida y
del derecho a no sufrir tortura ni tratos o penas
crueles, inhumanos y degradantes. Estos dos
derechos están consagrados en la Declaración
Universal de Derechos Humanos, adoptada en
1948 por las Naciones Unidas.
Algunos países ejecutan a personas que
tenían menos de 18 años en el momento de
cometerse el delito; otros aplican la pena capital
a personas con discapacidades psíquicas e
intelectuales; y otros la aplican en el contexto de
juicios sin las debidas garantías, vulnerando
claramente las normas y el derecho
internacional. Así, la gente pasa años condenada
a muerte, sin saber cuándo le llegará el
momento o si podrá volver a ver a su familia.
Amnistía Internacional registró al menos 2.052
condenas a muerte en 56 países en 2021, lo que
supuso un incremento del 39% con respecto a
las 1.477 de 2020. Se tenía constancia de que al
finalizar 2021 había en todo el mundo al menos
28.670 personas condenadas a muerte.
En 2021, Amnistía Internacional registró al
menos 579 ejecuciones repartidas en 18 países,
lo que supuso un incremento del 20% con
respecto al año 2020, en el que se registraron al
menos 483 ejecuciones. Se trata de la segunda
cifra más baja de ejecuciones registradas por
Amnistía Internacional desde al menos 2010.
Las autoridades de algunos países, como Irán y
Sudán, usan la pena de muerte para castigar a
opositores políticos.
3. • Amnistía Internacional sigue trabajando para poner fin a las ejecuciones y en favor de la abolición de la
pena de muerte en todo el mundo y en toda circunstancia. La organización considera que la pena de muerte
es un castigo inhumano e innecesario, que supone una violación de dos derechos humanos fundamentales:
el derecho a la vida y el derecho de toda persona a no ser sometida a penas crueles, inhumanas o
degradantes.
• La pena de muerte es discriminatoria y a menudo se utiliza de forma desproporcionada contra las personas
económicamente desfavorecidas, las minorías y los miembros de comunidades raciales, étnicas o religiosas.
• La pena de muerte se impone y se lleva a cabo arbitrariamente. El intento de los Estados de escoger los
delitos "más abyectos" y a los "peores" delincuentes de entre los miles de asesinatos perpetrados cada año
es fuente irremediable de fallos inevitables. Mientras la justicia humana siga sin ser infalible, nunca podrá
eliminarse el riesgo de ejecutar a una persona inocente.
• La pena de muerte no es disuasoria. Ninguno de los estudios realizados ha podido nunca encontrar pruebas
convincentes que demuestren que la pena capital tiene un mayor poder disuasorio frente al crimen que otros
castigos. Tampoco el estudio acerca de la relación entre la pena de muerte y los índices de homicidios,
elaborado para la ONU en 1988 y actualizado en el año 2002.
EN CONTRA
6. • Parece que la horca no era desconocida por los persas, pues en el libro de la Biblia de Ester,
Azuero condenó a morir al soberbio Amán en una horca o cruz de cincuenta codos de
elevación, que este malvado tenía preparada para Mardoqueo.
• Cuando los antiguos decidían ahorcarse vemos que preferían hacerlo de una higuera u otro
árbol cualquiera. La historia de Grecia nos dice que habiendo resuelto el filósofo ateniense
Timón arrancar una higuera que le incomodaba en su jardín y de la que varios se habían ya
ahorcado, hizo anunciar a son de trompeta que si alguno deseaba ahorcarse de ella se diese
prisa en hacerlo porque pensaba cortarla cuanto antes.
• Los romanos usaban algunas veces el castigo de la horca pero de un modo diferente a
nosotros. Desnudaban al reo y, atadas las manos atrás, le metían el cuello dentro de un palo
ahorquillado y, suspendido de este modo, le azotaban con varas hasta que moría. Otras
veces se contentaban con meter al cuello del reo una especie de horquilla triangular a
manera de yugo atándole las manos en el mismo, y de este modo exponerlo a la vergüenza
pública, paseándolo por las calles, por el campamento, etc. En este caso, dicho castigo no
era de muerte.